El Cuarto de Atrás de Carmen Martín Gaite: Un Viaje a la Memoria y la Imaginación

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Carmen Martín Gaite: Vida y Obra

Carmen Martín Gaite nació en Salamanca en 1925 en el seno de una familia culta y liberal. A lo largo de su vida, veraneó en Galicia y en 1948 se trasladó a Madrid para realizar su doctorado. Estos espacios van a aparecer en su célebre obra El cuarto de atrás. Durante su estancia en Madrid, conoció a varios escritores, entre los que se encuentra Rafael Sánchez Ferlosio. Allí ganó el Premio Café Gijón de relato corto con El balneario. La década de los años 50 fue intensa para la autora: sufrió la pérdida de un hijo, pero también nació su hija y se le concedió el Premio Nadal en 1957 con su obra Entre visillos. Con la publicación de El cuarto de atrás, obra que abrió un nuevo ciclo narrativo, ganó por primera vez una mujer el Premio Nacional de Literatura. En la última década del siglo, apareció una obra ingeniosa sobre la revisión de un cuento clásico, Caperucita en Manhattan, y años después publicó Nubosidad variable, La reina de las nieves e Irse de casa. Víctima de una enfermedad, falleció el 23 de julio de 2000 en la ciudad de Madrid. Tras su muerte, apareció una novela inconclusa: Los parentescos.

Etapas Literarias de Carmen Martín Gaite

Martín Gaite tiene la voluntad de establecer un diálogo con la realidad. La mayor parte de su producción literaria gira en torno a preocupaciones como la rutina, la incomunicación, la soledad, el recuerdo o la construcción de relaciones personales.

  • Primera etapa (hasta 1970): Se trata de una etapa realista donde muestra el contexto circundante a través de un narrador testigo que lo ve todo. El lector debe ser quien realice una conclusión a partir de la descripción del ambiente de pobreza, vacío y esterilidad de la sociedad contemporánea. Destacan obras como El balneario, Entre visillos o Ritmo Lento.
  • Segunda etapa (1970-1990): La autora recurre a la memoria personal e histórica para revisar el pasado. Tras un silencio de once años, publica El cuarto de atrás, donde se plantea la necesidad de reivindicar la importancia del lenguaje como medio de comunicación que salva al individuo de su propio aislamiento.
  • Tercera etapa (a partir de 1990): Esta etapa es la más productiva de su trayectoria literaria. Pasa del cuento maravilloso con Caperucita en Manhattan hasta la escritura del yo poético con Lo raro es vivir o Irse de casa.

El Género de El Cuarto de Atrás

El cuarto de atrás es una obra difícil de clasificar. Presenta rasgos de diferentes tipologías narrativas y textuales:

  • Inicialmente, el libro funciona como una novela de memorias en la cual la autora rememora hechos autobiográficos de su pasado y proyecta un trasfondo social, cultural y político. Se trata de un libro de memorias en el que predomina la visión subjetiva de su vida personal y sentimental relacionada con acontecimientos históricos.
  • En su desarrollo, la novela se mezcla de un testimonio personal con la fábula fantástica enmarcada en una noche de insomnio en la que se reviven recuerdos y sensaciones. Realidad y ficción cruzan sus fronteras dentro de esta obra.
  • A lo largo de esta obra se van introduciendo relatos de misterio: la premonición del grabado, la presencia de la cucaracha, la llamada telefónica de la mujer despechada y la inclemencia meteorológica de la noche.
  • En ocasiones, sus reflexiones pertenecen al ensayo. Aparece una reflexión sobre el oficio de escribir.
  • Al final, la obra resulta una metanovela (reflexión constante sobre la propia escritura). Además, esta obra nos recuerda a la inspiración de referencias literarias de autores como Machado, Cervantes, Lewis Carroll y Kafka.

El Título: El Cuarto de Atrás

El cuarto de atrás, en su origen, es un espacio físico. Se trata de la habitación de juegos de la niñez de la autora donde no había ninguna regla. Allí se podía gritar, cambiar los muebles o saltar encima del sofá porque nada estaba prohibido. Ese espacio lúdico desaparece durante la guerra. Este cuarto supone el paraíso para ella y un refugio donde se encuentra la pérdida de la infancia y donde se puede aislar de la realidad. A lo largo de la obra, podemos reconocer hasta cuatro lugares distintos asociados a ese cuarto:

  • El dormitorio: En esta cama va a intentar conciliar el sueño a lo largo de la novela. Pertenece al apartamento madrileño, espacio privado al que no podrá acceder el visitante vestido de negro. Está desordenado.
  • El cuarto de juegos: Lo compartía con su hermana en la casa familiar de Salamanca. Fue el espacio de libertad y de imaginación.
  • El cuarto de la casa: Hace referencia a donde vivieron sus padres (Cáceres). La habitación simboliza el legado transmitido por su madre. La autora nunca entró en él. Comparte con su cuarto de juegos un mismo mueble: un viejo aparador.
  • El espacio interior: Evoca a su infancia y a su juventud. Representa el refugio ante la vida.

Estructura de la Obra

Es posible distinguir dos tipos de estructuras en la obra: interna y externa.

  • La estructura interna es circular, aunque presenta un final abierto. Al inicio del primer capítulo se empieza con puntos suspensivos, adelantando al lector la omisión de una información anterior. Solo al final, donde se vuelve a repetir el fragmento, conocemos dicha información, por eso es circular. Es preciso advertir al lector que el principio y el final no coinciden por completo. El final abierto genera una técnica narrativa que, junto con la que se da a lo largo de toda la obra, hace que sea ingeniosa, donde se entablan conversaciones que siguen un orden temporal lineal, pero que presenta rupturas temporales con los recuerdos.
  • En relación a la estructura externa, la obra presenta siete capítulos divididos en tres partes:
    • Preámbulo: Capítulo I
    • Cuerpo central: Capítulos II – VI
    • Epílogo: Capítulo VII

Temas Principales en El Cuarto de Atrás

  • Imaginario femenino: Cambia con el curso del tiempo. La madre de la autora sufre las consecuencias educativas de su época y se esfuerza para que su hija no padezca las mismas limitaciones que ella: leer, jugar a juegos de chicos, estudiar una carrera… Durante el franquismo, se implanta un modelo educativo femenino y se adjudica a la mujer un rol necesario para mantener el orden tradicional. La hija de la protagonista simboliza el nuevo tiempo y vive plenamente su libertad (se observa que vuelve de fiesta a las cinco de la mañana).
  • Búsqueda del paraíso de la infancia perdida: La escritura de esta obra responde al deseo de vencer el paso del tiempo y reconocer a la niña que un día fue para comprobar que algo de aquel ser aún permanece en su cuerpo de adulta (reminiscencia a la infancia): “revivo el antiguo placer por habitar pasadizos, recodos y desvanes…”.
  • Deseo de libertad: Coincide con su rebeldía en cuanto a las órdenes de la época y las leyes del hogar. Tiene afán por descubrir la independencia y la propia emancipación, por eso se revela contra el modelo de mujer perfecta ama de casa.
  • La pobreza y la precariedad de la posguerra: La escasez de estímulos intelectuales y libertades individuales se reflejan muy bien en esta obra junto con el hambre y la miseria.
  • El final del franquismo y el inicio de un nuevo tiempo: La presencia de Franco había regido la mayor parte de la vida de la autora y de sus generaciones. Desde los comienzos del régimen, se difundía la propaganda de la Guerra Civil, donde predominaba el triunfo y el entusiasmo por la victoria de la guerra, que se manifestaban en las escuelas y en los medios de comunicación. En 1975 muere el dictador y la autora experimenta una libertad que previamente le había sido privada.

Símbolos en El Cuarto de Atrás

  • Espejo: Es el punto de fuga a partir del cual la mirada de la autora (narradora-protagonista) recupera imágenes del pasado. Dichas imágenes devuelven a nuestra protagonista las personas que han ido apareciendo en los diferentes momentos de su vida y los lugares que ha habitado. El cristal del espejo es un elemento en el cual se cruzan tres partes: la historia, la realidad y la ficción.
  • El aparador: De todas las pertenencias, el aparador de madera de castaño era una herencia de su familia materna que simboliza el hecho de vencer al paso del tiempo debido a lo bien cuidado que estaba. Este mueble es el testigo callado que ha sobrevivido a varias generaciones y que ha conocido distintos domicilios.
  • Cajita dorada: Si el espejo es la puerta al pasado, la cajita dorada es el combustible que pone en marcha la maquinaria del tiempo. Sus propiedades son beneficiosas para la memoria y provoca que las imágenes del pasado tengan un papel nostálgico.
  • La cortina roja: Su principal función es la de acotar el espacio de la obra donde sucede la ficción. A modo de telón, establece los márgenes de una escena en la que tiene lugar la representación del diálogo con el hombre de negro. La cortina proporciona también protección y su tela preserva el espacio reservado del cuarto de atrás.
  • El teléfono: Tiene como función marcar la transición entre la realidad y la ficción.
  • La cucaracha: Es la concreción del miedo. Se trata de un miedo personal. Aparece por el pasillo, donde se representa el temor de lo desconocido y el obstáculo que hay que superar para dejar atrás la realidad.
  • El sombrero negro: Quien lo deja sobre unos folios escritos que van aumentando progresivamente a medida que avanza la obra. Es evidente su relación con el poder de creación, que confiere a su dueño un elemento mágico donde puede sacar cualquier cosa de su sombrero (la magia).
  • La cesta de la costura: Es un baúl de los recuerdos y en su interior están los materiales con los que trabaja la escritora: vivencias del pasado, recuerdos y sueños. Los hilos establecen una conexión con el pasado y para ella escribir es como coser, se trata de ir entrelazando los hilos hasta crear una trama perfecta.
  • El escondite inglés: Hace referencia al paso del tiempo en la obra. La protagonista siente cómo de manera tramposa el tiempo pasa. Si echamos la mirada al pasado, somos capaces de ver imágenes detrás de nosotros cuyo orden a veces resulta inseparable.
  • Las piedrecitas blancas: Señalan el camino de ida y vuelta en la obra. El invitado le propone que se olvide de las piedrecitas y que se dé a la fuga y se pierda en el laberinto de la memoria.

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