Cuantos capítulos tiene el amor en los tiempos del colera

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ESTRUCTURA Y CONTENIDO NARRATIVO EN

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA

1. Aspectos constructivos: estructura narrativa, narrador, punto de vista, espacio y tiempo

2. Contenido narrativo: argumento y temas

-El amor en los tiempos del cólera es una novela de amor de Gabriel García Márquez, premio Nobel de literatura en 1982, publicada en 1985. La trama se desarrolla en una ciudad colonial cuyo nombre no se menciona aunque sí se hace alusión a tres barrios diferentes: el barrio antiguo o de los virreyes, donde viven los ricos, el barrio nuevo, el de la burguésía, llamado La Manga (allí vivirán Juvenal y Fermina) y el barrio de los esclavos donde residen los pobres. Junto a esta ciudad caribeña cobra importancia el río Magdalena y los pueblos de los alrededores por donde fluye la historia a través de los viajes en barco.

   En cuanto a la estructura, la novela está dividida en seis capítulos sin título ni numeración, con una estructura temporal basada en los saltos cronológicos mediante el procedimiento de la retrospección, analepsis o flash-back. Por otra parte podemos hablar de una estructura en espiral, pues el principio y el final se tocan.

      Los capítulos primero y sexto se desarrollan en el marco temporal del presente: muerte de Juvenal Urbino y declaración de fidelidad y amor eterno por parte de Florentino Ariza hacia Fermina Daza. Del segundo al quinto se produce analepsis: se cuenta la historia de Florentino y Fermina, cómo se conocen, cómo se enamoran, cómo Florentino es rechazado por Fermina y la larga espera de más de medio siglo de Florentino, mientras dura el matrimonio de ella con el doctor Juvenal. En estos capítulos el relato avanza a base de saltos temporales hacia adelante y hacia atrás y las historias de los personajes, principales y secundarios, se entrelazan entre ellos continuamente. Al final del capítulo quinto se reanuda la historia que se detuvo en el primero (funeral de Juvenal Urbino) y que prosigue a lo largo del sexto con la nueva relación epistolar entre Florentino y Fermina y el viaje en barco de ambos que supone el triunfo del amor en cualquier tiempo y parte, más denso cuanto más próximo a la muerte. En el capítulo sexto se produce un efecto de acorde final donde resuenan todos los temas que han ido apareciendo a lo largo de la novela.

      Forman parte de la técnica narrativa elementos relevantes como el motivo del viaje (viaje a través del río, viaje a Europa) o la importancia del número seis, número apocalíptico (carta de seis pliegos, Tránsito desconocía que su hijo había tenido seis blenorreas, seis capítulos…).

      La historia se cuenta en tercera persona con un narrador omnisciente, que de vez en cuando se presenta como un testigo ocular de los hechos narrados (primera persona del plural: Gracias a él, Jeremiah de Saint Amour pudo ser lo que fue entre nosotros). Por tanto, no existe una visión unilateral de la trama, sino plural, lo que permite varios ángulos de focalización. De esta manera el lector ha de ser activo para encontrar las conexiones del tejido narrativo e interpretar los hechos. La primera persona del plural del narrador aporta mayor verosimilitud al relato, como si fuese el testimonio colectivo de todo un pueblo, de toda la ciudad. Según Vicente Cervera, el uso de la primera persona del plural es una especie de juego cervantino, según el cual, el autor se incluye en la narración, lo que se vería reforzado cuando en el capítulo sexto el narrador incluye una cita de carácter personal “en la población de Nagangué, donde nacíó Mercedes”; esta Mercedes es la esposa de García Márquez a la que dedica la novela.

      Por otro lado, la omnisciencia del narrador es selectiva, en cuanto el narrador omnisciente no asume exclusivamente su punto de vista, sino que narra desde los puntos de vista de los personajes principales: Florentino Ariza y Fermina Daza, sobre todo.

      El tiempo en la novela está íntimamente unido a la estructura: la acción transcurre durante “cincuenta y tres años, siete meses y once días con sus noches”, desde la primera declaración de Florentino hasta la consumación de su amor. Históricamente, corresponde a las últimas décadas del Siglo XIX y las primeras del XX, tiempo histórico que aparece reflejado en los avances técnicos, globo, cine, radio…, y las alusiones a la historia colombiana, guerras civiles, epidemia de cólera.

-Empezamos la historia en el presente con el suicidio de Jeremiah de Saint Amour, de cuyo entierro se hace cargo Juvenal Urbino, pero al que no podrá asistir porque muere de forma accidental al caer de una escalera cuando quiere atrapar al loro que él había adiestrado encaramado a un árbol. En el funeral del doctor, Florentino, antiguo pretendiente de su mujer, le reitera a esta juramento de fidelidad y amor eterno, pero ella lo echa de casa con un ataque de rabia. Mediante la analepsis, volvemos al pasado y se nos cuenta la relación amorosa de Florentino y Fermina cuando son adolescentes, relación que es impedida por el padre de la joven, Lorenzo Daza quien la obliga a realizar un largo viaje de olvido. A la vuelta, Fermina rechaza a Florentino al darse cuenta de que todo había sido un capricho de la adolescencia; en cambio acepta casarse con el doctor Juvenal Urbino con la complacencia del padre, a pesar de no estar enamorada de él. A continuación se cuenta el viaje de novios de la pareja, la vida conyugal, vida social, desavenencias… y, paralelamente, la vida de Florentino Ariza, su amplia vida sexual y su ascenso en la CFC, hasta la muerte del doctor Juvenal. Finalmente, Florentino reanuda de forma epistolar su relación con Fermina hasta conseguir el amor de esta en un viaje en barco por el río Magdalena que durará toda la vida.

      El amor con todas sus variantes es el tema principal de la obra: el amor ROMántico, el amor hiperbólico, el amor fatal, el amor adúltero, el casi-amor, el puro sexo, representados todos ellos en los múltiples personajes de la obra. Otro tema fundamental es el tema de la muerte tanto individual como colectiva y con diferentes formas (suicidio de América Vicuña y Jeremiah de Saint Amour, muerte accidental de Juvenal Urbino, Olimpia Zuleta degollada por el marido…).

      Entre los temas secundarios señalaremos los siguientes: la vejez y el deterioro en los seres humanos, la fatalidad, con el que se inicia la obra (“Era inevitable…”), el paso del tiempo, la crítica al matrimonio burgués, el tema del viaje (viaje a través del río, viaje en globo, viajes a París), tema de los avances sociales y, para finalizar, citaremos el tema ecológico: defensa de la flora y la fauna de la zona por parte del autor.

García Márquez y el “Boom” de la novela hispanoamericana

1. La novela hispanoamericana durante el Siglo XX

1.1 Renovación de la narrativa hispanoamericana a partir de los años 40. El Realismo mágico

1.2 El boom de la novela hispanoamericana

2. García Márquez y su aportación a la narrativa hispanoamericana

-La novela es el más moderno de los géneros literarios en Hispanoamérica y, aunque existan muestras anteriores, es en el Siglo XX cuando llega a alcanzar sus más elevadas cimas.

            Uno de los críticos hispanoamericanos más prestigiosos, Luis Alberto Sánchez, insistía en 1939 en la tesis siguiente: “Hispanoamérica no tiene novelistas”. Al margen de cualquier valoración sobre tal afirmación, sí parece estar fuera de dudas que hasta ese momento no existía una verdadera novelística hispanoamericana, ya que las novelas escritas por hispanoamericanos vivían en dependencia de las corrientes europeas. Será necesario llegar a la mitad de siglo para poder hablar de un cambio en la novela.

            La narrativa hispanoamericana de la primera mitad del siglo sigue la tradición realista del XIX: es una novela apegada a la tierra, que refleja su naturaleza exuberante y violenta, los seres que la pueblan y los conflictos raciales, sociales y políticos que allí se producen. Se trata, además de una novela regionalista que, por debajo de la común realidad americana, retrata las peculiaridades del espacio geográfico en que nace y se sitúa su acción.

            Los años cuarenta suponen un periodo de bienestar y de progreso económico en América, que corresponde con un auge cultural producido por la influencia de las corrientes renovadoras de las literaturas europea y norteamericana, la llegada de numerosos intelectuales españoles exiliados y algunos europeos, y el avance de la cultura urbana, que gusta de otro tipo de literatura alejada de los tintes localistas.

Así, la influencia de las vanguardias europeas, en especial del Surrealismo, y de los novelistas norteamericanos de la llamada > (Faulkner, Dos Passos, Steinbeck, Hemingway), junto a la mitificación de numerosos elementos de la tradición, el paisaje y las costumbres hispanoamericanas, dará lugar a una primera gran generación de narradores en cuya literatura conviven la imaginación y la realidad, la leyenda y el suceso actual, los mitos extraordinarios y la vida cotidiana, la naturaleza exuberante y virgen de la selva y el arrabal mísero de la gran ciudad. Y todo ello visto desde una perspectiva subjetiva, con rupturas espaciales y temporales y alteraciones del relato cronológico tradicional. En definitiva, la realidad y la magia, el mundo real y la maravilla se aúnan en una literatura radicalmente nueva que se conoce como Realismo mágico o lo real maravilloso.
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            En esta primera generación de los años cuarenta y cincuentas, cabe advertir dos corrientes fundamentales:

  • Una metafísica y existencial, en la que se encontrarían Jorge Luis Borges, Juan Carlos Onetti y Ernesto Sábato.
  • Otra mítica, en que la recreación histórica u onírica de la realidad es el mejor reflejo del llamado >: Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Augusto Roa Bastos y Juan Rulo.

Pero es a partir de 1960, aproximadamente, cuando tiene lugar el estallido de lo que conocemos como “Boom”de la novela hispanoamericana y que supondrá la difusión masiva, no solo en el ámbito hispanohablante, de numerosos títulos y nombres de jóvenes escritores hispanoamericanos, que en las siguientes décadas se han visto permanentemente registrados en las listas de libros más vendidos de todo el mundo occidental. La existencia de este auge no permite hablar ni de un movimiento literario, ni de una actitud ante la obra artística, ya que la diversidad es tal que casi podríamos pensar en la posibilidad de que cada autor constituya un apartado por sí solo.

      -La denominación onomatopéyica “BOOM”traduce el asombro e incluso el desprecio que produjo en los ámbitos literarios tradicionales, sobre todo de España, el conocimiento no sólo de la floración de novelas de esta década, sino de muchas otras anteriores que se dan a conocer ahora al gran público.

      Se produce en esta década el desembarco de nuevos autores cuyas actitudes revolucionarias –rebeldía contra las dictaduras, adhesión a la revolución cubana-, temática mítico-legendaria y estructuras y formas novelescas renovadoras e iconoclastas, suscitan el recelo de una élite literaria instalada en el objetivismo y el Realismo social, que se define considerando que se trata de una moda pasajera, una explosión ruidosa cuyo eco habría de extinguirse fugazmente.

      La difusión masiva de la narrativa hispanoamericana, aparte de su valor intrínseco, se debe a la residencia de muchos de sus autores en Europa durante estos años, especialmente en París y Barcelona, y al interés de editoriales francesas y, sobre todo, la catalana Seix Barral por editar y promocionar este tipo de literatura. De esta manera, el > de la novela hispanoamericana da a conocer a docenas de títulos, no solo de nuevos novelistas, sino de autores veteranos como Borges, Miguel Ángel Asturias y Juan Rulfo, que habían empezado a publicar años antes. Los primeros años sesenta dan a la luz un cúmulo de novelas a cual más novedosa y sorprendente. Así, entre 1961 y 1962 se publican, entre otras, Sobre héroes y tumbas de Sábato (1961), La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes (1962), El siglo de las luces de Alejo Carpentier (1962), El astillero de Onetti, Rayuela e Historias de cronopios y de famas de Cortázar (1962), La ciudad y los perros de Vargas Llosa (1962).

      Junto a los mencionados en el epígrafe anterior, los autores más representativos de los años sesenta son Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.

      El resultado principal de esta renovación fue la presencia de nuevas fórmulas para reflejar la realidad del continente americano. Las más importantes fueron:

La literatura fantástica


Donde se mezclan acontecimientos insólitos, sueños o universos imaginarios que ponen de manifiesto aspectos ocultos de la existencia, con una peripecia narrativa que no se aleja de la realidad. Su manifestación egregia se encuentra en los cuentos de Borges y Cortázar.

El Realismo mágico


También llamado real maravilloso, es para muchos la mejor manera de representar el abigarrado mundo iberoamericano. Consiste en dotar de dimensiones maravillosas, irreales y exageradas la realidad cotidiana, de manera que los personajes y el lector pasan de lo real a lo mágico sin apenas darse cuenta. Sus autores más destacados son García Márquez, Alejo Carpentier y Miguel Ángel Asturias.

La tradición realista renovada


Incluye a quienes cuentan historias de la vida corriente, a las que aplican una amplia serie de modernas técnicas narrativas, como monólogos interiores, perspectivismo, yuxtaposiciones espacio-temporales, parodias o collages. Citaremos aquí los nombres de Vargas Llosa, Arturo Uslar-Pietri y Juan Carlos Onetti.

La antinovela


Hay obras que investigan sobre los mecanismos de la propia creación narrativa, prescinden de la trama convencional, de la intriga, de las descripciones e incluso de la psicología de los personajes, para obligar a que la imaginación del lector, no sin dificultades, participe en la composición del relato. Entran aquí títuloscomo Rayuela, Tres tristes tigres, o Abaddon el Exterminador, de Ernesto Sábato.

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Gabriel García Márquez novelista colombiano, premio Nobel de Literatura en 1982, es el más leído de los narradores hispanoamericanos y un clásico vivo de la literatura universal, a partir de una producción novelesca y de una fama que se condensan en torno a Cien años de soledad (1967), su obra maestra.

      García Márquez nacíó en Aracataca, pueblo de la costa caribeña, trabajó como periodista y escribíó varias novelas cortas, en alguna de las cuales se encuentran ya los escenarios, personajes y temas que después cristalizarían en Cien años de soledad: La hojarasca (1955), La mala hora (1962), Los funerales de la Mamá Grande (1962). De este periodo merecen destacarse dos obras maestras de la narración breve: Relato de un náufrago (1955), crónica verdadera sobre la peripecia de un marinero que navegó durante muchos días en una balsa, tras caer de la cubierta de un buque de guerra cargado de contrabando; mientras que la novela corta El coronel no tiene quien le escriba (1961) relata la historia de un militar que, como otros muchos de sus personajes obstinados en la defensa de sus principios, espera durante años la pensión de guerra que nunca llega, mientras soporta con dignidad la miseria y el hambre.

      Cien años de soledad (1967) es una novela total que constituye el mejor ejemplo del Realismo mágico por la riqueza y el tono legendario de sus ambientes, temas y personajes, y por el arte originalísimo con que se cuenta.

      Las novelas posteriores se sitúan en la misma corriente de lo real maravilloso. El otoño del patriarca (1975) es una novela de dictador. Crónica de una muerte anunciada (1981) es otra obra maestra que, bajo la forma de crónica periodística, drama de celos y relato policíaco, encierra una reflexión sobre el tema clásico del destino, personificado en la historia trágica de un personaje al que todo el mundo sabía que lo iban a matar pero nadie puede impedirlo. El general en su laberinto (1990) es el relato de los últimos días del libertador Simón Bolívar. El amor en los tiempos del cólera (1985) cuenta la historia de unos amores contrariados que duran toda la vida y sólo se consuman en la vejez.

      Entre sus cuentos destacan los recogidos en La increíble y triste historia de la cándida Erendira y de su abuela desalmada (1972) y Doce cuentos peregrinos (1993). Últimamente ha publicado sus memorias con el título de Vivir para contarla (2002).

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