Las Cruzadas y el Conflicto por Tierra Santa: De los Selyúcidas al Fin de Acre (1095-1291)
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Los Musulmanes Selyúcidas: Origen y Fragmentación
La dinastía turca de los Selyúcidas dominó Irán, Irak y Asia Menor entre los siglos XI y XIII. Lograron debilitar significativamente al Imperio Bizantino y conquistaron Jerusalén. Sin embargo, tras la muerte de Malikshah (1092), el sultanato se fragmentó. En conflicto constante con los chiitas fatimíes de Egipto, los Selyúcidas fueron sorprendidos por la llegada de los cruzados.
Antecedentes Históricos de las Cruzadas (1095-1291)
Las Cruzadas fueron campañas militares promovidas por el papado, destacando el llamado del papa Urbano II, con el objetivo principal de recuperar Tierra Santa, cuyo acceso se había dificultado tras la expansión de los turcos. Reinos europeos, como Francia, los reinos ibéricos y el Sacro Imperio Romano-Germánico, aprovecharon su fortalecimiento interno para apoyar esta misión.
El Imperio Bizantino bajo Alejo I Comneno
El Imperio Bizantino, gobernado por Alejo I Comneno, enfrentaba graves amenazas externas, principalmente de los Selyúcidas en Oriente y de los normandos liderados por Roberto Guiscardo en Occidente. La tradición de peregrinación cristiana a Tierra Santa, que se remontaba al siglo IV (siguiendo el ejemplo de Santa Helena), se había visto seriamente comprometida por la expansión del islam, complicando los viajes y la seguridad de los fieles.
Causas y Motivaciones de la Primera Cruzada
En el Concilio de Clermont (1095), el papa Urbano II hizo un llamado ferviente a proteger Tierra Santa y, específicamente, el Santo Sepulcro, que había sido destruido en 1009 por el califa fatimí al-Hákim. Las motivaciones papales también incluían la búsqueda de la consolidación del liderazgo de Roma frente al patriarcado de Constantinopla y la contención del poder musulmán.
Las Primeras Expediciones Cruzadas
La Cruzada Popular (1096)
Pedro el Ermitaño lideró una movilización espontánea de campesinos y pobres. Este movimiento, carente de recursos y preparación militar, causó conflictos y saqueos a su paso por Europa y fue finalmente derrotado en Nicea por los turcos selyúcidas.
La Primera Cruzada (1096-1099)
Liderada por nobles de alto rango, como Godofredo de Bouillon, Raimundo de Tolosa y Bohemundo de Tarento, esta cruzada logró la conquista de Antioquía (1098) y, crucialmente, la toma de Jerusalén (1099). Tras la victoria, se establecieron reinos feudales en Oriente Próximo, siendo el más importante el Reino de Jerusalén, dirigido inicialmente por Godofredo y posteriormente por su hermano Balduino I.
Las Cruzadas Posteriores
La Segunda Cruzada (1147-1149)
Convocada en 1146 tras la pérdida del Condado de Edesa, fue liderada por el rey Luis VII de Francia y el emperador Conrado III de Alemania. Esta expedición fracasó en su intento de tomar Damasco y, de manera indirecta, facilitó la unificación musulmana bajo el liderazgo de Saladino. Saladino, posteriormente, derrotó a los cruzados en la decisiva Batalla de Hattin (1187) y retomó Jerusalén.
La Tercera Cruzada (1189-1192): La Cruzada de los Reyes
Liderada por tres de los monarcas más poderosos de Europa: el emperador Federico Barbarroja, el rey Ricardo Corazón de León de Inglaterra y el rey Felipe Augusto de Francia. Lograron la toma de Acre (1191). No obstante, tras complejas negociaciones con Saladino, la cruzada concluyó sin recuperar Jerusalén, aunque se garantizó la seguridad y el acceso de los peregrinos cristianos a la Ciudad Santa.
Las Últimas Expediciones y el Declive
- Cuarta Cruzada (1202-1204): Desviada de su objetivo original, esta cruzada tomó y saqueó Constantinopla, la capital cristiana ortodoxa, estableciendo el efímero Imperio Latino bajo Balduino de Flandes.
- Quinta Cruzada (1217-1221): Enfocada en Egipto, fracasó a pesar de la toma inicial de Damieta.
- Sexta Cruzada (1228-1229): El emperador Federico II, mediante la diplomacia, negoció la recuperación de Jerusalén, aunque este control cristiano fue efímero.
- Séptima y Octava Cruzadas (1248 y 1270): Ambas lideradas por el rey Luis IX de Francia (San Luis), terminaron en fracaso, la última de ellas en Túnez.
La caída de Acre (1291) bajo el sultán mameluco Baybars marcó el fin definitivo de las Cruzadas en Tierra Santa.