Crónicas Romanas: Desde la Fundación hasta los Grandes Conflictos
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Orígenes de Roma: Fundación y Primeros Habitantes
Según la tradición, la ciudad de Roma fue fundada e iniciada por los troyanos, quienes, bajo el liderazgo de Eneas, vagaban como prófugos por caminos desconocidos. A ellos se unieron los aborígenes, un pueblo salvaje de hombres sin leyes, sin imperio, libre y desolado. Así, en poco tiempo, una multitud diversa y heterogénea construyó la ciudad con concordia.
Rómulo: Fundador y Primer Rey
Rómulo, una vez fundada la ciudad a la que llamó Roma en honor a su propio nombre, acogió a una gran muchedumbre de vecinos. Escogió a cien de los más ancianos, a quienes denominó senadores a causa de su vejez. Al no tener él ni su pueblo mujeres, invitó a un espectáculo a los pueblos cercanos a Roma y raptó a sus muchachas.
Numa Pompilio: El Rey Piadoso y Legislador
A Rómulo le sucedió el rey Numa Pompilio, a quien los romanos propusieron por su renombrada religiosidad. Él enseñó los ritos sagrados, las ceremonias y todo el culto a los dioses. Creó los pontífices, los augures y los demás sacerdocios. En resumen, sometió hasta tal punto al pueblo salvaje que ejerció el poder con un sentido religioso y justiciero.
Tarquinio Prisco: Expansión y Obras Públicas
Enseguida, Tarquinio Prisco tomó el poder. Este duplicó el número de senadores, edificó el Circo Máximo de Roma y constituyó los Juegos Romanos, que permanecen en nuestra memoria. Él mismo venció también a los Sabinos y entró triunfalmente, siendo el primero en hacerlo. Construyó muros y cloacas, y comenzó la edificación del Capitolio. En el trigésimo año de su reinado, fue asesinado por los hijos de Anco Marcio, el rey al que él mismo había sucedido.
El Fin de la Monarquía: La Expulsión de los Tarquinios
En efecto, el hijo de Tarquinio el Soberbio corrompió a la muy noble y virtuosa esposa de Colatino, Lucrecia. Esta, tras quejarse de la afrenta a su marido, padre y amigos, se suicidó ante la mirada de todos. Por esto, Bruto levantó al pueblo y se eliminó el imperio de los Tarquinios. Así, Roma fue gobernada por siete reyes durante 293 años.
El Nacimiento de la República Romana: Los Cónsules
A partir de este momento, comenzaron a gobernar los cónsules. En lugar de un rey, se crearon dos magistrados con esta finalidad: para que si uno fuera ambicioso, el otro lo refrenara. Además, se estableció que no tuvieran el poder por más de un año. Así pues, el primer año desde la expulsión de los reyes, fueron cónsules Lucio Junio Bruto y Lucio Tarquinio Colatino (marido de Lucrecia).
El Espíritu Militar Romano
Desde la juventud, los romanos aprendían el arte de la guerra mediante el entrenamiento en el campamento, acostumbrándose así a la vida militar. Tenían más gusto por las brillantes armas y los caballos de guerra que por las prostitutas y los banquetes. Así pues, para tales hombres, ningún trabajo era desconocido; no existía ningún lugar incognoscible o difícil, ni ningún enemigo armado temido.
Grandes Adversarios de Roma: Aníbal Barca
La Figura de Aníbal: Virtudes y Defectos
El propio Aníbal era, de lejos, el mejor de los jinetes y de los soldados de infantería. Iba el primero al combate y, una vez entablado, lo abandonaba el último. Sin embargo, ingentes defectos igualaban a estas tan grandes virtudes del hombre: una crueldad inhumana, una astucia más que púnica, nada justo, nada sagrado, ningún temor a los dioses, ningún juramento, ninguna religión.
La Invasión de Italia por Aníbal
Aníbal, dejando atrás en Hispania a su hermano Asdrúbal, cruzó los Pirineos y se hizo accesibles los Alpes, hasta entonces intransitables. Se dice que llevó consigo hacia Italia 80.000 soldados de infantería, 10.000 jinetes y 38 elefantes. Entretanto, muchos pueblos y galos se le unieron. Sempronio Graco trasladó el ejército desde Sicilia hasta Ariminum (Rímini).
Grandes Adversarios de Roma: Viriato
Viriato: El Libertador de Hispania
Viriato fue asesinado por los suyos tras haber levantado a las Hispania contra los romanos durante catorce años. Primero fue pastor, enseguida jefe de ladrones, y por último, lanzó a tantos pueblos a la guerra que era considerado como el liberador de Hispania frente a los romanos. Al exigir los asesinos de este al cónsul Cepión la recompensa, se les respondió que a los romanos nunca les había parecido bien que los generales fueran asesinados por sus propios soldados.