Crónicas de Aníbal en Italia: La Segunda Guerra Púnica y sus Protagonistas
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Este documento narra episodios clave de la Segunda Guerra Púnica, centrándose en la invasión de Aníbal a Italia y las respuestas de Roma, hasta la eventual liberación de la península y el establecimiento de la paz. Los fragmentos, presentados en orden cronológico, ofrecen una visión concisa de los desafíos y las estrategias de ambos bandos.
El Fin de la Primera Guerra Púnica y la Diplomacia Romana
Así pues, una vez acabada la Primera Guerra Púnica, que se prolongó durante veintitrés años, los Romanos, conocidos ya por su ilustrísima fama, enviaron legados a Ptolomeo, rey de Egipto, prometiendo ayuda, puesto que el rey de Siria, Antíoco, le había declarado la guerra. Aquel le dio las gracias a los Romanos, pero no aceptó las ayudas de parte de ellos. En esta misma época, el poderosísimo rey de Sicilia, Hierón, vino a Roma y presentó como regalo al pueblo doscientos mil modios de trigo.
El Inicio de la Segunda Guerra Púnica y la Travesía de Aníbal
Entonces, Publio Cornelio Escipión marchó a Hispania con su ejército, y Tiberio Sempronio a Sicilia; se declaró la guerra a los cartagineses. Aníbal, tras dejar en Hispania a su hermano Asdrúbal, atravesó los Pirineos. Se abrió paso por los Alpes, incluso por la parte sin caminos. Se cuenta que llevó a Italia ochenta mil infantes, diez mil jinetes y treinta y siete elefantes.
Primeros Enfrentamientos en Italia: Trebia y Trasimeno
El cónsul Publio Cornelio Escipión fue el primero en correr al encuentro de Aníbal. Entablado el combate, una vez puesto en fuga su ejército, él mismo regresó herido al campamento. Tiberio Sempronio Graco también combatió junto al río Trebia, y este también fue vencido. Muchos se entregaron a Aníbal en Italia. Aníbal, yendo desde allí hasta Tuscia, corrió al encuentro del cónsul Flaminio. Mató al propio Flaminio; veinticinco mil romanos fueron abatidos, los demás huyeron. Después, Fabio Máximo fue enviado por los Romanos contra Aníbal.
Consecuencias de las Victorias Púnicas y la Crueldad de Aníbal
Después de esta lucha (refiriéndose a la batalla del Lago Trasimeno y posiblemente Cannas, aunque no mencionada explícitamente), muchas ciudades de Italia que habían obedecido a los Romanos se pasaron a Aníbal. Aníbal ofreció a los Romanos que rescataran a los prisioneros, y el Senado respondió que esos ciudadanos no eran necesarios. Después, aquel los mató a todos con diversos suplicios y envió a Cartago tres modios de anillos de oro que había arrebatado de las manos de los jinetes romanos, de los senadores y de los soldados.
Aníbal a las Puertas de Roma
En el décimo año después de que Aníbal había llegado a Italia, siendo cónsules Sulpicio y Fulvio, Aníbal se acercó a cuatro millas de la ciudad de Roma, y sus jinetes llegaron hasta la puerta. Luego, por miedo a los cónsules que venían con el ejército, Aníbal se retiró a Campania.
La Campaña de Escipión en África y la Caída de Sífax
En el año decimocuarto después de haber llegado Aníbal a Italia, Escipión, que en Hispania había llevado a cabo muchas empresas con éxito, fue nombrado cónsul y enviado a África. Combatió en África contra Hannón, general de los africanos; exterminó a su ejército. Capturó a Sífax, rey de los númidas, que se había aliado con los africanos, y tomó su campamento. Sífax fue enviado a Roma por Escipión, junto con los más nobles númidas e innumerables despojos. Al conocerse este hecho, casi toda Italia abandonó a Aníbal.
La Paz con Cartago y la Liberación de Italia
Así, en el decimoséptimo año, Italia fue liberada de Aníbal. Los legados de los cartagineses pidieron la paz a Escipión. El Senado, según el parecer de Escipión, ordenó que se firmara la paz con los cartagineses.