El Criticón de Baltasar Gracián: Un Viaje Alegórico hacia la Virtud
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El Criticón de Baltasar Gracián: Un Viaje Alegórico hacia la Virtud
En la duodécima crisis, penúltima del libro, Critilo y Andrenio continúan su viaje educativo. Se encuentran con Falsirena, un personaje antagónico que reina en el reino de Andrenio. Este encuentro proporciona información crucial para completar la trama. Falsirena, mediante lágrimas y engaños, revela a Andrenio que es hijo de Felisinda, prima suya. Se produce entonces la anagnórisis entre Critilo y Andrenio, padre e hijo. Falsirena narra cómo Felisinda, durante un viaje marítimo con sus padres, dio a luz a Andrenio y lo abandonó por cuestiones de honra. Critilo, al enterarse, pregunta por su esposa, descubriendo que reside en Alemania. Falsirena, antítesis de Artemia, representa la manipulación y la pérdida de la razón y la voluntad en los hombres. Seduce a Andrenio, separándolo de Critilo. Este último, desesperado, busca a su hijo y se encuentra con Egenio, quien lo ayuda en su búsqueda. El "estiércol" en el que se encuentra Andrenio simboliza la degradación moral. Han perdido su alma y su mente, "desalmados" y "desmentados". Solo neutralizando el poder de las joyas de Falsirena, Andrenio y sus compañeros pueden recobrar su ser. El viaje, a partir de este punto, se enfoca en la recuperación de la esposa y madre en Alemania.
Personajes Alegóricos y la Búsqueda de la Sabiduría
En la segunda parte, Critilo y Andrenio continúan su viaje, encontrándose con personajes alegóricos femeninos. Primero, se topan con Sofisbella, personificación de la sabiduría, representada por un señor alado, donde las alas simbolizan el estudio. Se presentan tópicos como las ruinas y la superioridad de la sabiduría sobre la riqueza, así como la dualidad entre realidad y apariencia, a través de juegos de palabras y opuestos. A Sofisbella se le contrapone Hipocrinda, que encarna la hipocresía, creando así parejas de opuestos. Posteriormente, aparece Victelia, otro personaje alegórico que completa esta serie de representaciones.
La Llegada a Alemania y la Verdadera Felicidad
En la tercera parte, se introduce el personaje de Vejecia, presentada por el tiempo y la memoria como una figura mitad vieja y mitad joven. Se hace referencia a las "hojas de los libros" como "hojas de ensalada", que pueden ser "mascadas" o "esnifadas", aludiendo a los autores predilectos de Gracián. Finalmente, llegan a Alemania y preguntan por Felisinda. Tras una vida buscándola, un personaje les revela que la felicidad terrenal es ilusoria y que la verdadera felicidad se encuentra en el cielo, mereciéndola a través de una vida virtuosa.
Fuentes e Influencias de El Criticón
Se ha señalado a Abentofail, autor de El filósofo autodidacto, como punto de partida o uno de los textos que plantean los orígenes del argumento. Esta obra se basa en un cuento de Avicena del siglo XI. Sin embargo, El filósofo autodidacto no se tradujo al castellano hasta después de la muerte de Gracián, lo que plantea un enigma sobre cómo Gracián tuvo acceso a la trama. En el siglo XX, un arabista descubrió una versión del cuento en un manuscrito del siglo XVI, muy similar a El filósofo autodidacto. Esta versión se conoce como "El cuento del ídolo, del rey y de su hija". Se han establecido comparaciones con el Emilio de Rousseau, Robinson Crusoe, El libro de la selva e incluso Tarzán, debido al tema del niño criado lejos de los seres humanos.
Se ha considerado a *El Criticón* como una novela picaresca sin pícaro, debido a su proceso de aprendizaje, el viaje y su tono moralista. No obstante, el protagonista no es un criado de muchos amos ni frecuenta los bajos fondos, diferenciándose así de la picaresca tradicional.