Críticas Filosóficas al Utilitarismo de Mill y la Ética Genealógica de Nietzsche

Enviado por Chuletator online y clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 5,12 KB

Críticas Fundamentales al Utilitarismo de John Stuart Mill

A continuación, se presentan objeciones significativas al pensamiento utilitarista de John Stuart Mill:

  1. La concepción de la naturaleza humana y del proceso histórico que subyace al utilitarismo de Mill trasciende lo empírico, lo que condena su criterio moral de la utilidad o felicidad general al ámbito de lo meramente hipotético.

  2. Por otra parte, el criterio moral defendido por Mill, al establecer que los placeres son distintos cualitativa y cuantitativamente, hace que el cálculo y la comparación de las consecuencias para resolver determinados conflictos morales sea en muchas ocasiones extremadamente difícil. Esta dificultad, según algunos, podría ser superada por la inteligencia y virtud del individuo.

    Por lo tanto, si en última instancia es la inteligencia y virtud del individuo la que le permitirá actuar moralmente, el criterio moral de la felicidad general de Mill no parece ser de utilidad práctica para resolver los conflictos morales reales.

La Ética de Friedrich Nietzsche: Una Genealogía de la Moral

Friedrich Nietzsche, en su obra, aborda la génesis de la moralidad, criticando las perspectivas de los psicólogos ingleses y proponiendo su propia visión:

  1. Nietzsche encuentra interesantes a los psicólogos ingleses por abordar la génesis de la moral. Aunque desea creer que buscan la verdad, les reprocha su absoluta falta de espíritu histórico al sostener que, originariamente, acciones altruistas fueron consideradas buenas por quienes resultaban beneficiados, y que el hábito mantuvo esta valoración, olvidando después su origen.

  2. Esta teoría es errónea —dice Nietzsche— porque solo los poderosos están en situación de imponer nombres y lo hacen desde la autoafirmación. Los poderosos se designan con un vocablo que expresa su superioridad en general (por ejemplo, los poderosos, los señores, los que mandan); una concreción de ella (los ricos, los propietarios); o un rasgo típico de su carácter (los veraces, los guerreros, los rubios, los hombres de estirpe divina), frente al mentiroso, moreno y cobarde hombre vulgar. ¡Qué les importaba a ellos la utilidad! También es errónea porque el origen de lo considerado bueno por los beneficiados no habría sido olvidado si nunca cesó de favorecerles.

  3. La preeminencia política y anímica van siempre de la mano hasta que la casta suprema sea la casta sacerdotal, que contrapondrá los términos puro e impuro como distintivos de los dos estamentos y, más tarde, bueno y malo en un sentido no estamental. La casta sacerdotal se designará, en un principio, con el término los puros en un sentido no simbólico —los que se lavan, los que no comen alimentos que producen infecciones dérmicas, los que no se acuestan con mujeres "sucias", los que sienten asco de la sangre— frente a los impuros. Lo enfermizo de hábitos tan insanos —apartarse de la actividad y dedicarse a incubar ideas— desembocará en la neurastenia, siendo su remedio —la religión con el ayuno, la abstinencia sexual, el aislamiento, la hostilidad hacia lo sensible, instintivo y material, y su deseo de unirse a la Nada o a Dios— mucho más peligroso que la propia enfermedad. Con los sacerdotes, todo se vuelve peligroso e interesantemente malvado.

  4. Se observan valoraciones antitéticas entre castas tan distintas: la casta de los guerreros y la casta sacerdotal. Los juicios de valor caballeresco-aristocráticos tienen como presupuesto una constitución fuerte junto con aquello que la hace posible: la guerra, las aventuras, la caza, las peleas, etc. Otros presupuestos condicionan la valoración de la casta sacerdotal: las cosas les van muy mal cuando aparece la guerra.

  5. El enfrentamiento entre ambas castas lleva a los sacerdotes, por su impotencia y alimentados por el odio del resentimiento, a planear su venganza consistente en la inversión de los valores. Con los judíos empieza la rebelión de los esclavos, la transvaloración heredada por el cristianismo y hoy día aún victoriosa.

  6. El "amor" judío de la casta sacerdotal —porque Nietzsche asocia la historia de Israel al nacimiento de la figura del sacerdote— por la pobreza y la debilidad nace del odio y la venganza, y su meta es la misma. Encuentra en Jesús el instrumento de su venganza y el cebo adecuado —por ser los judíos responsables de su muerte— para el engaño generalizado.

  7. La moral de los esclavos ha vencido: hoy todo es judío, cristiano, plebeyo. El veneno corre incontenible por la sangre del cuerpo de la humanidad, y solo la Iglesia refrena con su tosco y grosero proceder este avance porque ella nos inspira repugnancia, pero amamos su "veneno".

Entradas relacionadas: