La Crítica de la Razón Pura de Kant: Un Análisis de la Forma y el Conocimiento
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Una vez establecido que la forma la aporta el sujeto, Kant va a pasar a distinguir 3 niveles de formalidad dentro del mismo sujeto, que va a estudiar respectivamente en la estética trascendental, analítica trascendental y la dialéctica trascendental. La estética se ocupa de la sensibilidad humana, la analítica del entendimiento, y la dialéctica de la razón. En cada uno de estos niveles, la forma aportada por el sujeto
va a ser distinta.
La estética trascendental
Kant toma la palabra "estética" por su etimología, pues proviene del griego "aisthesis", que significa sensibilidad. La estética trascendental es el estudio de las condiciones de posibilidad del conocimiento sensible. En este nivel, Kant trata dos formas puras, en las cuales no hay nada que pertenezca a la sensación y su única finalidad es estructurar las impresiones caóticas y múltiples que recibimos por los sentidos. Estamos hablando de espacio y tiempo, que se encuentran a priori en el espíritu humano y que subyacen a toda percepción sensible. Esto es, son anteriores a la experiencia y no dependen de ella. De hecho, es la experiencia la que depende de estas formas, ya que todo lo que se presenta sensorialmente se nos presenta bajo la forma de espacio y tiempo. Por eso son las condiciones trascendentales de la sensibilidad, puesto que, sin ellas, no podríamos percibir nada, no sería posible el conocimiento sensible. En términos más kantianos, son el horizonte general desde el cual nos representamos todos los objetos al nivel de la experiencia sensible, siendo la forma de recibir los fenómenos. Este es el nivel de las matemáticas, cuyas ramas, aritmética y geometría, estudian respectivamente el espacio y el tiempo. Al demostrar que estas formas se pueden aplicar a las intuiciones sensibles, Kant concluye que las matemáticas son una ciencia, que aportan conocimiento universal y necesario.
La analítica trascendental
Después de analizar el conocimiento sensible, ahora es turno del intelectual. En la analítica trascendental, Kant intentará averiguar qué es aquello que en el conocimiento proviene únicamente del entendimiento, es decir, cuál es la forma con la que el entendimiento piensa los objetos. A esa forma, Kant le da el nombre de concepto o categoría. Estas formas integran en una unidad superior la multiplicidad de fenómenos descubiertos en el nivel anterior, el de la sensibilidad. Nuestro filósofo descubre a partir de los diferentes juicios que el entendimiento puede hacer una lista de 12 categorías:
- Unidad
- Pluralidad
- Totalidad
- Realidad
- Negación
- Limitación
- Sustancia-accidentes
- Causalidad
- Acción
- Posibilidad
- Existencia
- Necesidad
Estas formas o categorías son puras, es decir, sin contenido empírico. No dependen de datos obtenidos de la sensibilidad, de la experiencia, son conceptos a priori. Y por ello, al residir en el sujeto con independencia y anterioridad a la experiencia, poseen universalidad y necesidad, características que pueden trasladar al objeto de conocimiento, razón por la que Kant concluye que la física es una ciencia, puesto que es la disciplina que aplica estos conceptos o categorías a las intuiciones empíricas.
El giro copernicano
El planteamiento kantiano consiste en invertir los términos de esta relación epistemológica, siendo los objetos ahora quienes se amolden a las exigencias de la racionalidad humana, siendo el papel del sujeto activo. Y es que la mente no es una especie de espejo que se limite a reproducir los contenidos del mundo, sino que este aporta ciertas condiciones formales a lo que los sentidos aportan para así hacerlo cognoscible. La labor de la filosofía sería indagar en lo que el sujeto aporta y que permite hacer posible el conocimiento, para así saber cómo el humano conoce.
Esto es el giro copernicano, centrarse en el sujeto (llamado trascendental, todos los humanos), en el estudio de las condiciones que este impone a la experiencia.
La Crítica de la razón pura se encargará fundamentalmente de buscar y explicitar esos principios absolutamente independientes de la experiencia, los principios puros, que aporta el sujeto trascendental y hacen posible el conocimiento o las condiciones trascendentales puras de conocimiento.