Crítica de la razón kantiana

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Kant y la crítica de la razón

Kant creyó necesario una crítica de la propia razón sobre sí misma, su alcance y sus límites, una crítica del órgano del conocimiento. Se plantea si es posible la metafísica como ciencia y para ello debemos investigar cómo es posible la ciencia para ver si la metafísica se ajusta o no a ellas y averiguar si podemos encontrar algún conocimiento universal y necesario. Por un lado, Kant rechaza el empirismo, pues afirma que podemos alcanzar un conocimiento seguro más allá de la experiencia. Por otro lado, rechazará el racionalismo, pues todo conocimiento tiene su origen en los sentidos. De ahí que Kant comienza afirmando que todo conocimiento comienza con la experiencia pero no todo conocimiento deriva de ella. Los dos modos de conocimiento que plantea Kant son el conocimiento a priori, que es independiente de los sentidos, es universal y necesario, junto con el conocimiento a posteriori que depende de la experiencia y nos lleva a un conocimiento particular. Kant realizará una síntesis entre ambos modos de conocimiento, puesto que la ciencia es un conjunto de juicios. Kant exige establecer los tipos fundamentales de juicios: los juicios analíticos, en los que el predicado está implícito en el sujeto y son a priori, por lo que no son extensivos y no aportan información nueva. Por otro lado, los juicios sintéticos, cuyo predicado no está en el sujeto, son extensivos y aportan conocimiento, son a posteriori, pues debemos acudir a la experiencia para saber su verdad. Los juicios más importantes de la ciencia son los juicios sintéticos a priori, pues son extensivos, dan información, amplían nuestro conocimiento, son universales y necesarios y el conocimiento de su verdad no procede de la experiencia; precisamente los principios fundamentales de la ciencia son de este tipo.

La crítica de la razón pura

En su obra “Crítica de la razón pura”, Kant distingue entre estética trascendental y analítica trascendental. La estética trascendental estudia el ámbito de la sensibilidad, es decir, el modo de tener sensaciones. Al ser trascendental, tratará del conocimiento de las condiciones trascendentales que permiten el conocimiento sensible. Kant distingue dos momentos en la percepción: la materia (las sensaciones) y la forma (las condiciones para tener esa sensación, el espacio y el tiempo). La forma ya está a priori en el espíritu. La síntesis de sensaciones como la materia y la forma a priori es el fenómeno. Comprender lo percibido es la función propia del entendimiento. Kant estudia esta facultad en la analítica trascendental. Las categorías serán las condiciones para que algo que hemos percibido pueda ser comprendido. Los conceptos puros son condiciones trascendentales necesarias para todo aquello que es objeto en nuestra experiencia: sustancia o accidente, causa o efecto, unidad o pluralidad. La sensibilidad nos da objetos y el entendimiento los piensa. En la dialéctica trascendental, Kant afirma que la metafísica quiere alcanzar las cosas tal y como son en sí mismas, sus objetos son trascendentes: el alma, su libertad e inmortalidad, Dios y el Mundo como totalidad. Pero la ciencia usa las categorías y solo pueden emplearse legítimamente aplicadas a los fenómenos. Cuando la razón se mantiene en los límites de la experiencia, su uso es correcto: la ciencia avanza precisamente a partir de la tendencia de la razón, pero esta tendencia lleva inevitablemente a traspasar los límites de la experiencia empírica en busca de Dios, alma y mundo, pues son 3 ideas de la razón. Por lo que la pregunta de si es posible la metafísica como ciencia, Kant responderá que no, pues la razón va más allá de este conocimiento y llega a ideas que no parten de la experiencia. Con Kant aparece la concepción idealista; estas ideas nos llevan a dos conceptos fundamentales del idealismo trascendental: el concepto de noúmeno y el de fenómeno. El Noúmeno es la realidad tal y como pueda ser en sí misma, mientras que el fenómeno es una realidad dependiente del sujeto trascendental. El sujeto, cuando conoce una realidad, la constituye en el propio acto del conocimiento. Por ello, el idealismo trascendental se puede resumir en la afirmación de que solo conocemos fenómenos.

La moral según Kant

Kant trata el tema de la moral, respondiendo a las preguntas que debo hacer en su obra crítica de la razón práctica. Comenzará haciendo una distinción entre dos tipos de sistemas éticos en general: las éticas materiales y la ética Formal. Kant criticará a las éticas materiales porque son empíricas, establecen una finalidad basándose en la experiencia, cuyos preceptos son hipotéticos, ya que dependen del fin establecido y mantienen una moral heterónoma, donde la norma es determinada por algo exterior al sujeto. Frente a ellas, Kant defenderá la ética Formal, ya que es a priori universal, cuyos preceptos son categóricos y es una moral autónoma determinada por la propia razón a priori del sujeto. Según Kant, la ética debe fundamentarse en el deber que establece la conciencia o razón de los hombres de forma a priori y universal. La realización del deber por el pueblo de ver supone la buena voluntad. Un acciones morales solo si se realiza con buena voluntad así, el bien moral es cumplir el deber que establece mi razón por respeto a la misma. El imperativo categórico expresa la forma que debemos seguir para establecer la norma moral (el precepto) que guíe la acción para poder estar así seguros que nuestra acción es moral y que realiza efectivamente el deber establecido por la razón. Es imperativo porque se expresa como una orden y es categórico porque representa la obligación moral de realizarlo sin condición. Kant ofrece varias formulaciones del imperativo categórico, de las que destacan dos: hay que obrar siempre según una norma que pueda desearse se impusiera como ley universal obligatoria y hay que obrar siempre según una alarma que se asegure el trato de todo ser racional como un fin en sí mismo. Cumpliendo el imperativo categórico, según Kant, se conseguirá construir el reino de los fines, una sociedad ideal donde cada persona sería y siempre tratada como un fin y no como un medio. Los postulados son conceptos necesarios para fundamentar la ética. La libertad es el postulado de la inmortalidad del alma. En este mundo no podemos realizar la santidad. Luego debe existir otra vida en donde adquiera el cumplimiento perfecto el apetito moral. Postulado de la existencia de Dios en este mundo, rara vez el hombre recibe el premio de que merece, por lo tanto, necesitamos pensar en la posibilidad de una felicidad completa y solo una entidad absoluta puede hacer que coincidan las leyes que dice en la realización de la felicidad con las leyes que rigen la conducta moral.

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