Crítica de Nietzsche a la Metafísica y el Concepto de Dios
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Nietzsche no solo critica los conceptos metafísicos en general, sino que también se centra en el concepto de Dios. Lo considera el más falso de todos por ser el más abstracto. Tras inventar los conceptos metafísicos de esencia, causa, bien, verdad, perfección, alma, identidad, etc., para explicar el mundo, los filósofos buscarían un ser que tuviera todas las perfecciones posibles: la causa de sí mismo (cuya existencia no proviene de otro ser) y, al mismo tiempo, el origen de todo lo que existe.
Nietzsche cree que el concepto de causa es producto de nuestra imaginación, ya que consiste en entender la naturaleza como si dependiera de una voluntad. Según Nietzsche, los filósofos siguen considerando la naturaleza como un cosmos ordenado y no como un caos, como si hubiera una razón que explicara todos los fenómenos. Como si fuera posible encontrar un responsable (causa) de todo lo que ocurre en el mundo, e incluso de su origen. Pero esta comprensión del mundo es "demasiado humana" como para que creamos que está basada en la realidad. Al igual que las antiguas explicaciones míticas del mundo que atribuían voluntad a los elementos de la naturaleza (por ejemplo, la cólera del mar), seguimos buscando un responsable, una causa –o un dios– que no existe detrás de todos los fenómenos.
Los Sentidos y el Cuerpo
Nietzsche resume su oposición radical a toda la filosofía occidental mediante una de sus críticas a los conceptos metafísicos (ontológicos y antropológicos): la que se basa en lo que nos muestran los sentidos. Según él, el principal rasgo de los filósofos ha sido siempre su odio al devenir, a lo que nos muestran los sentidos, que es afectado por el cambio debido al paso del tiempo. Y, como los sentidos forman parte del cuerpo, odian también todo lo relacionado con el cuerpo y, por tanto, con la vida (el nacimiento, el crecimiento…) porque vivir significa cambiar con el paso del tiempo y, finalmente, morir. Para la tradición filosófica occidental, como todo lo que existe cambia, todo era despreciable.
Su miedo al devenir y a la muerte y su deseo de vivir eternamente, según Nietzsche, les llevó a despreciar el mundo que nos muestran los sentidos, y en el que vivimos y morimos. Los filósofos, que despreciaban el devenir porque lo temían, pensaron que debía haber algo eterno en las cosas y trataron de "conservar para siempre esa parte de las cosas", separándolas mediante los conceptos metafísicos. Por eso, los filósofos (desde Parménides, Sócrates…)…