Crítica de la Metafísica en Kant: Dialéctica Trascendental y Uso Práctico de la Razón
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La Crítica a la Metafísica
La Dialéctica Trascendental
En la Dialéctica Trascendental, Kant aborda la posibilidad de la metafísica como ciencia, así como la naturaleza y el funcionamiento de la razón. La razón, por su propia tendencia natural, busca traspasar las barreras de la experiencia en pos de lo incondicionado. Todos los fenómenos de la experiencia externa se unifican en la idea de mundo (la sustancia material del racionalismo); todos los fenómenos de la experiencia interna se unifican en la idea de alma (la sustancia pensante del racionalismo); y ambos tipos de fenómenos se explican mediante la idea de Dios, causa suprema (la sustancia infinita del racionalismo). Kant rechaza el valor demostrativo de los argumentos sobre la existencia de Dios. Alma, mundo y Dios son las tres ideas trascendentales o conceptos puros de la razón, los tres ámbitos de realidad de la metafísica racionalista. No proporcionan conocimiento objetivo alguno, sino que regulan el uso de la razón.
En conclusión, la razón, por su propia naturaleza, es una facultad de unificación mediante ideas. La razón unifica los conocimientos del entendimiento remitiéndolos a algo absolutamente primero e incondicionado.
La Imposibilidad de la Metafísica como Ciencia
Kant no niega la existencia de estas ideas, sino solo la posibilidad de un conocimiento científico de las mismas por parte de la razón teórica. Las razones son fácilmente comprensibles: la metafísica, según Kant, se ocupa del estudio del mundo como totalidad (cosmología), del alma (psicología) y de Dios (teodicea). En este punto, Kant sigue la clasificación del racionalista Wolff. Recordemos las tres sustancias del universo metafísico cartesiano, que coinciden con las tres ideas de la razón. Ahora bien, no es posible formular juicios sintéticos a priori sobre tales objetos porque no puede haber de ellos impresiones sensibles, en el caso de que existieran. Esto es claro respecto del alma y de Dios; del mundo como totalidad tampoco podemos tener una impresión sensible (podemos tenerlas de realidades del universo, pero no de la totalidad del universo). En consecuencia, si el alma, el mundo y Dios no son fenómenos, el entendimiento no puede aplicarles los conceptos puros o categorías, o lo que es lo mismo, no puede conocerlos.
No es posible conocer tales objetos porque no nos son dados en la experiencia. En conclusión, si los juicios sintéticos a priori se construyen aplicando categorías a los fenómenos, de tales objetos no caben dichos juicios, no caben juicios científicos, no cabe ciencia. La metafísica como ciencia no es posible.
De la Crítica de la Razón Pura a la Ética: Uso Teórico y Uso Práctico de la Razón
Ante la imposibilidad de la metafísica como ciencia, el problema que se plantea Kant, y ya lo hemos apuntado, es el siguiente: ¿no habrá otra forma de funcionamiento de la razón que dé respuesta a la tendencia natural de la razón hacia lo incondicionado? Su respuesta es afirmativa: el uso práctico de la razón. La crítica a la metafísica tiene una utilidad positiva: precisamente porque Dios y el alma no son fenómenos, pueden existir y pueden hacer posible que la razón práctica acceda a ellos como postulados de la misma.