El Cristianismo Primitivo y el Arte Paleocristiano: Transformación en el Imperio Romano

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El Cristianismo en el Imperio Romano: Orígenes y Transformación Artística

La Expansión del Cristianismo y sus Hitos Clave

La estructura del propio Imperio Romano contribuyó significativamente a la rápida expansión del Cristianismo. El año 313 d. C. marca un antes y un después en el devenir del Cristianismo y, por tanto, de sus manifestaciones artísticas.

Persecuciones Imperiales contra los Cristianos (Siglos I-IV d. C.)

A partir del siglo I d. C., el aparato oficial del Imperio Romano llevó a cabo diversas persecuciones. Entre las más destacadas se encuentran:

  • Persecución de Nerón (64 d. C.).
  • Trajano Decio (250-251 d. C.).
  • Valeriano (256-259 d. C.).
  • Diocleciano (303-313 d. C.): conocida también como la “Era de los Mártires”.

El Cambio Radical del Siglo IV: De la Persecución a la Religión Oficial

El siglo IV trajo consigo un giro fundamental en la situación del Cristianismo:

  • Edicto de Nicomedia: Promulgado por Galerio en el 311 d. C., supuso las primeras prescripciones de tolerancia hacia los cristianos.
  • Edicto de Milán: Promulgado por Constantino I y Licinio I en el año 313 d. C., garantizó la plena libertad de culto para todos los habitantes del Imperio. Este hito propició la rápida cristianización de todos los estamentos sociales.
  • Edicto de Tesalónica: Promulgado por Graciano, Valentiniano II y Teodosio I en el año 380 d. C., estableció el Cristianismo como el único credo permitido en el Imperio Romano, prohibiendo el resto de creencias.

A partir del Edicto de Milán, todos los emperadores fueron cristianos (católicos o arrianos), a excepción del breve regreso al paganismo de la mano de Juliano I (361-363 d. C.).

La División del Imperio y el Auge Cristiano

A la muerte de Teodosio I en el 395 d. C., el Imperio quedó dividido en dos:

  • Imperio Romano de Oriente: Mantuvo las estructuras sociopolíticas y económicas del mundo romano.
  • Imperio Romano de Occidente: Cuya capitalidad fue trasladada a Rávena en el 402 d. C. y que finalmente cayó en manos de diversos pueblos bárbaros en el 476 d. C.

Este periodo presenció un auge sin precedentes del Cristianismo en todas las capas de la sociedad, incluida la familia imperial. A raíz del Concilio de Nicea (325 d. C.), se puso fin al arrianismo y se inició una relación entre el Imperio y la Iglesia con gran repercusión en los siglos venideros.

Transformaciones Artísticas en el Cristianismo Primitivo

Importantes cambios se produjeron en el campo del arte: se observó un paso hacia la monumentalidad y una creciente presencia de iconografía cristiana en todo tipo de objetos, tanto de lujo como de la vida cotidiana.

Arquitectura Paleocristiana: Formas y Espacios de Culto

Definición y Contexto del Arte Paleocristiano

Las manifestaciones artísticas cristianas anteriores al Edicto de Milán deben ser consideradas como “arte paleocristiano”. Aunque en ocasiones este término ha sido utilizado para referirse al arte cristiano entre los siglos I y V, su aplicación para el arte de los siglos IV y V es muy cuestionable, ya que la situación del Cristianismo había cambiado drásticamente.

La época anterior al Edicto de Milán estuvo marcada por los inicios de la exégesis cristiana, de la mano de autores como Tertuliano, Orígenes o Cipriano.

Los Primeros Lugares de Culto Cristianos

Existen pocos datos respecto a los primeros lugares de culto cristianos. Las persecuciones de los primeros siglos relegaron el culto a la clandestinidad. Los primeros espacios de reunión fueron las llamadas Ecclesiae Domesticae. En Roma, encontramos los tituli y las Catacumbas, que servían tanto para el culto como para el enterramiento.

La Basílica: El Nuevo Modelo Arquitectónico Cristiano

La nueva situación de los cristianos, con una comunidad creciente y reconocida, hizo necesarias estructuras que se adaptaran a sus necesidades de reunión. El nuevo modelo arquitectónico por excelencia fue la basílica, adaptada de la tipología romana civil. Sus características principales son:

  • Conformada a partir de un cuerpo principal de planta rectangular, dividido en tres o cinco naves.
  • La nave central es más ancha y alta que las naves laterales, lo que permite la apertura de vanos para la iluminación.
  • Todas las naves se separan por hileras de columnas.
  • El eje está orientado este-oeste, y en el extremo este se abre un arco triunfal que comunica con la cabecera del edificio, normalmente de planta semicircular (ábside), lugar donde se colocaba el altar.
  • Esta parte de la cabecera puede presentar el suelo elevado respecto al resto del edificio.
  • Las naves se cubren con armazones de madera de doble vertiente en el caso de la nave central. Desde el interior, los techos se ven planos o decorados con casetones.
  • En ocasiones, podemos encontrar un transepto, un cuerpo perpendicular al eje de las naves situado en la zona más cercana a la cabecera, formando una cruz latina.
  • A los pies de la basílica, se coloca el nártex, un espacio cubierto que antecede a las naves, destinado a los no bautizados aún (catecúmenos).

La tradición de uso de esquemas de planta centralizada en la arquitectura funeraria (como los mausoleos) siguió vigente incluso después del año 313 d. C., coexistiendo con el modelo basilical.

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