El Cristianismo en la Edad Media: Fe, Razón y Poder en la Europa Medieval

Enviado por Chuletator online y clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 5,22 KB

El Cristianismo en la Edad Media: Fe, Razón y Poder

Tras la caída del Imperio Romano, dos culturas coexistieron desde el siglo V. Como se ha señalado, «Todo el pensamiento medieval es cristiano, no solo en términos religiosos, sino que la filosofía se basa en la teología medieval; el orden del universo tiene su principio en Dios».

San Pablo construyó la base de la religión cristiana sobre el judaísmo, tanto en su aspecto religioso como filosófico. Además, la religión cristiana es la más racionalizada y la que posee mayor literatura. Pablo se adaptó a la lógica de la filosofía de vida de los romanos en el Imperio para predicar su religión, lo que dio origen a la Patrística.

La Patrística: Unificación de Fe y Filosofía (Siglos I-V)

La Patrística fue el primer intento de unificar los conocimientos de la religión cristiana y establecer su contenido dogmático junto con la filosofía. Este período culmina con la obra de Agustín de Hipona.

El Poder Omnímodo de la Iglesia Medieval

Durante este período, la Iglesia consolidó un inmenso poder social, económico y político. Su influencia era inmensa: toda la cultura, la educación y la verdad estaban en sus manos y bajo su control. El poder social de la Iglesia se manifestaba en los tres estamentos de la sociedad. También poseía poder político, ya que los reyes dependían de su autoridad por la gracia divina; así, quien cuestionaba al monarca, cuestionaba a la Iglesia. Asimismo, detentaba un vasto poder económico al ser propietaria de enormes extensiones de tierra, la principal fuente de riqueza de la época. De este modo, se consolidó como la única realidad posible.

Contexto Geopolítico y Cultural en la Edad Media

El Imperio Bizantino

El Imperio Bizantino adoptó un carácter helenista, manteniendo viva la tradición clásica en Oriente.

La Expansión del Islam y Al-Ándalus

En el año 622, la Hégira (la huida de Mahoma de La Meca a Yatrib) marcó el comienzo de la religión musulmana. Esta se expandió al sur del Imperio Romano, durante el siglo VII, desde Oriente Medio hasta la Península Ibérica, donde permaneció hasta 1492, año en que cayó el último reino musulmán. En España, la época de Al-Ándalus fue culturalmente la más desarrollada, gracias a la convivencia y mezcla de las tres religiones: cristianismo, judaísmo e islam.

La Consolidación del Cristianismo en Europa y el Concilio de Nicea

Lo que posteriormente sería Europa estaba conformado por los reinos cristianos de los godos, que se romanizaron y cristianizaron simultáneamente. Hasta el siglo XVI, existió un único cristianismo. La necesidad de consolidar la Iglesia llevó a la celebración del Concilio de Nicea en el año 325, que fue la culminación de este proceso y donde se establecieron los dogmas fundamentales.

La Escolástica: Razón y Fe en la Edad Media

Aristóteles fue prohibido debido a la faceta más experimental de su filosofía. (Cabe destacar que los Dominicos, la orden más poderosa de la época, crearon la Inquisición). Surgió entonces una escuela católica que impartía una enseñanza común para todos los cristianos: la Escolástica (siglo IX). Esta corriente culminó en el siglo XIII con Santo Tomás de Aquino. Se adaptó el método aristotélico al pensamiento cristiano, lo que hoy es uno de los modelos teológico-filosóficos más importantes.

Corrientes Filosóficas Dominantes: Agustinismo y Tomismo

El Agustinismo: La Primacía de la Fe

El agustinismo se convirtió en el modelo de pensamiento oficial de Occidente. Siguió la línea platónica. El modelo agustinista relaciona la fe y la razón, haciendo predominar la primera sobre la segunda, una tendencia que la Iglesia ha utilizado hasta la actualidad para persuadir a los fieles. Lo que plantea Agustín de Hipona es una fe basada en la propia voluntad: «creo para entender». Para él, la vida debe basarse en la fe, en la necesidad de creer en algo, siendo una cuestión de voluntad y no de razón. Posteriormente, la razón se añade a las creencias personales, dándoles sentido a nuestras vidas.

El Tomismo: La Razón al Servicio de la Teología

En contraste con el agustinismo, el modelo tomista era aristotélico. Surgió con Santo Tomás de Aquino, quien siguió esta línea y se convirtió en el teólogo por excelencia. Este modelo cuestionaba la inmortalidad del alma. Estuvo prohibido por ser aristotélico hasta el siglo XI, cuando fue recuperado por la escolástica judía, musulmana y cristiana, especialmente en los siglos XI y XII, período en que las tres culturas convivían en la Península Ibérica.

Este planteamiento era logicista, empirista y racionalista, por lo que hacía predominar la razón sobre la fe. Así, afirmaba que la existencia de Dios es tan indemostrable como su inexistencia. Santo Tomás de Aquino buscó una forma de demostrar la existencia de Dios, proponiendo cinco vías. Los filósofos que llevaron al esplendor la filosofía en la Península Ibérica fueron principalmente musulmanes: Avicena (siglo XI) y Averroes (siglo XII).

Entradas relacionadas: