La Crisis del Sistema de la Restauración: De la Semana Trágica al Reformismo de Canalejas
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Marruecos y la Semana Trágica de 1909
Tras la crisis de 1808, la acción colonial de España se centró en el norte de África. Por ello, Marruecos pasó a construir el eje de la política exterior. Pero la expansión colonial de España en Marruecos estuvo subordinada y limitada por los intereses de las grandes potencias coloniales europeas. Tras las sucesivas negociaciones internacionales, Francia y España, con el apoyo de Reino Unido, fijaron sus respectivas zonas de influencia en Marruecos.
A España le correspondía la zona norte, cuya pieza esencial era el Rif, un territorio muy accidentado y habitado por cabilas o tribus de bereberes, muy celosas de su independencia. Ello obligó al gobierno a incrementar el contingente de tropas y a llevar a cabo diversas campañas militares para tratar de someter el territorio, asegurar la explotación de las riquezas mineras y proteger la construcción del ferrocarril que debía unir las minas con Melilla.
En julio de 1909, los rifeños atacaron y asesinaron a cuatro obreros del ferrocarril y hubo graves enfrentamientos entre las tropas españolas y los cabileños. El gobierno decidió enviar tropas peninsulares de refuerzo y movilizó a los reservistas en Cataluña.
El embarque de las tropas en el puerto de Barcelona desencadenó un movimiento de protesta contra la guerra de Marruecos al comprobarse que se libraban de ir quienes podían pagar una cantidad en metálico.
El republicanismo más radical y anticlerical, los socialistas y los anarquistas promovieron una huelga general contra la guerra y la política del gobierno en Marruecos, que comenzó en Barcelona el 26 de julio y se extendió a otras poblaciones cercanas.
Las noticias sobre la batalla de Gurugú y la emboscada en el Barranco del Lobo desataron la violencia. La huelga degeneró en una insurrección espontánea, sin dirección ni planificación, conocida como la Semana Trágica de Barcelona.
El gobierno reprimió con dureza la revuelta y acusó a los republicanos radicales y a los anarquistas de ser los instigadores. Se celebraron juicios y hubo diecisiete condenas a muerte de las que se ejecutaron cinco, entre ellas Francisco Ferrer Guardia, un pedagogo.
En España, los liberales, con respaldo del Bloque de Izquierdas, exigieron la destrucción de Maura. Se forzó la dimisión de Maura, que se sintió traicionado por el rey y los liberales.
El Regeneracionismo Liberal: Canalejas
Tras el gobierno del liberal Moret, el monarca llamó a formar gobierno a Canalejas, que emprendió el intento más importante de regeneración del sistema para lograr su progresiva democratización y ampliar las bases sociales del régimen. La modernización del estado implicaba la separación de la iglesia y el estado, la libertad religiosa y el control de la iglesia, incluyendo el fin del monopolio de las leyes religiosas en la enseñanza e implantación de una enseñanza laica. Canalejas trató de negociar con el Vaticano una nueva Ley de Asociaciones Religiosas. Mientras tanto se aprobó la ley del candado (1910) que limitaba el establecimiento de nuevas órdenes religiosas en España. En su política de reformas sociales se regularon las relaciones laborales y se mejoraron las condiciones de vida y trabajo de las clases trabajadoras con amplias medidas de protección social: reducción de jornada laboral, seguridad social, derecho a huelga, ley de accidentes de trabajo, etc. Con la ley de reclutamiento se estableció el servicio militar obligatorio sin distinciones en caso de guerra. Respecto a las demandas del catalanismo de la Liga, Canalejas logró que las Cortes aprobasen la ley de mancomunidades en 1912.
En Marruecos su ley obtuvo buenos resultados. Ante la iniciativa francesa de expansión en Marruecos, adoptó una posición militar y diplomática firme. Ordenó ocupar Arcila, Larache y Alcazarquivir y Francia firmó un tratado en 1912 siendo la base del Protectorado franco-español sobre Marruecos.