Crisis de la Restauración y Fin del Reinado de Alfonso XIII: Auge del Republicanismo en España

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La Crisis de la Restauración: Intentos Regeneradores y Oposición al Régimen

El impacto del 98 en la opinión pública española hizo aflorar el descontento que el régimen de la Restauración había provocado en la mayor parte de la clase media e intelectuales. Se produjo un movimiento intelectual y social crítico conocido como regeneracionismo, que llegó también a los partidos dinásticos. A esto se lo conoció como revisionismo político: empleó argumentos regeneracionistas para dar un nuevo impulso a la política de la Restauración.

Los primeros en adoptar estos puntos de vista fueron los políticos conservadores. Cuando Silvela presidió el Gobierno (1899-1900) anunció su propósito de emprender “reformas radicales” y una “revolución desde arriba”. Creó dos nuevos ministerios: el de Instrucción Pública y el de Agricultura. La tarea política de Silvela fue continuada por Antonio Maura. Los políticos liberales también adoptaron el espíritu del regeneracionismo: proponían la reforma del régimen monárquico desde la izquierda.

Este revisionismo político de los partidos dinásticos dio lugar a medidas diversas, entre las que destacaron la Ley de descanso dominical, la Ley de reforma electoral (1907), el Instituto Nacional de Previsión y la Ley de la Administración local, impulsadas por Antonio Maura. Otro gran reformador, líder del Partido Liberal, fue Canalejas, quien promovió la reforma del servicio militar y la “ley del candado”.

Los partidos dinásticos no lograron adaptar el sistema a la creciente demanda de la sociedad española, y sus gobiernos se vieron progresivamente arrinconados e incapaces. En ello intervino la propia dinámica de la sociedad española, que produjo un creciente protagonismo de los partidos fuera del sistema, y la misma falta de líderes en el seno de ambos partidos dinásticos, disueltos en tensiones internas y sin rumbo claro.

Oposición al Régimen

  • Republicanos: una de sus prioridades era la liquidación de la monarquía, símbolo de la decadencia española para estos grupos. Su presencia en el Parlamento fue muy reducida, y más numerosa en la vida municipal. En 1908, Alejandro Lerroux constituyó el Partido Republicano Radical en Barcelona. En 1913, Melquíades Álvarez fundó el Partido Reformista. Eran partidarios de colaborar con la monarquía si se introducían mejoras sustanciales en la calidad democrática del sistema.
  • Socialistas: tanto su rama política (PSOE) como sindical (UGT), mantuvieron un lento crecimiento. Su programa incluía la desaparición del capitalismo y la proclamación de la dictadura del proletariado. Pero se centraron en reclamar medidas concretas que mejoraran la vida de los trabajadores. En 1909, tras la Semana Trágica, una coalición electoral republicano-socialista hizo posible que Pablo Iglesias se convirtiera en diputado, consolidando la opción reformista dentro del socialismo español.
  • Anarcosindicalistas: se movían entre el anarcosindicalismo (Ángel Pestaña) y el terrorismo (Buenaventura Durruti). La CNT (1910) llegó a ser el sindicato más numeroso de España. Se declaraba apolítica y renegaba del Estado y de los partidos políticos. Recurría a la acción directa. Propugnaba la huelga como método de acción obrera; la UGT, en cambio, prefería agotar las vías de negociación antes que ir a huelga. Los ugetistas estaban a favor de un sindicalismo reformista, y los cenetistas miraban hacia un sindicalismo revolucionario.
  • Nacionalistas: el mayor éxito conseguido por los catalanistas de la Lliga Regionalista fue la creación de la Mancomunidad de Cataluña (1914). Fue un organismo coordinador de las tareas de las cuatro diputaciones catalanas presidido por Prat de la Riba. Contribuyó a mejorar el sistema de comunicaciones, carreteras, ferrocarriles, y de la red telefónica y telegráfica e instituyó una escuela de funcionarios de administración local y de técnicos. El catalán pasó a ser lengua pública. En el País Vasco, en 1907 el PNV consiguió la alcaldía de Bilbao, y en 1917 la Diputación de Vizcaya. En 1911 se fundó el sindicato Solidaridad de Obreros Vascos (STV-ELA). El nacionalismo vasco sufrió una importante escisión con la aparición de Comunión Nacionalista Vasca. A partir de 1914 comenzaron a aflorar movimientos de tipo regionalista en otras zonas de España.

Acontecimientos Internacionales: Marruecos, la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa

Tras la firma del Tratado de París (1898), se inicia un período de penetración de España en el norte de África. La Conferencia de Algeciras (1906) consolida el reparto del territorio marroquí entre España y Francia. Los ataques a obreros españoles que trabajan en la construcción de un tren minero provocan la reacción de las tropas españolas. La campaña de Marruecos moviliza a reservistas para proteger los enclaves mineros.

La Semana Trágica de Barcelona (1909)

En este contexto se produce la Semana Trágica (1909): manifestaciones y agitaciones promovidas por republicanos radicales y por socialistas y anarquistas, con cierto apoyo de las clases medias. Se concreta en Barcelona y la organización Solidaridad Obrera, antecedente de la CNT, proclama una huelga general. El movimiento huelguístico provoca altercados callejeros, levantamiento de barricadas, incendio de conventos, vuelco de tranvías… El Ejército reprime con extrema dureza a los huelguistas y se hace dueño del centro de Barcelona, recuperando el control. Francisco Ferrer i Guardia fue ejecutado.

El Desastre de Annual (1921) y sus Consecuencias

Los gobiernos de Alfonso XIII mantienen la idea de conquista. Para ello se prepara la presencia de grandes contingentes de tropas, se crean cuerpos especiales, como los Tabores de Regulares y el Tercio de Extranjeros, denominado más tarde Legión Española. El resultado final fue un mínimo avance en el territorio marroquí. En 1919 el general Dámaso Berenguer es designado Alto Comisario de Marruecos. Desde Melilla, y con cierta autonomía, el general Silvestre se propone controlar la zona del Rif y llegar hasta Alhucemas (1921), pero subestima las fuerzas de los nacionalistas marroquíes que han logrado una alianza entre las cabilas de El Raisuni y Abd el-Krim. El general Silvestre se adentra hacia la zona de Annual, donde recibe un ataque frontal de las cabilas.

El resultado del desastre de Annual fue que las tropas españolas vieron reducido su dominio sobre el protectorado. El Ejército español reacciona y logra restablecer su control sobre las anteriores zonas ocupadas. Tras el desastre de Annual, la situación política se deteriora rápidamente. Con la opinión pública muy sensibilizada, la oposición política organiza una campaña con el fin de exigir responsabilidades. El Gobierno nombra una comisión para el esclarecimiento de los hechos. La izquierda, por su parte, reclama una reforma constitucional y la retirada de tropas de Marruecos.

Impacto de la Primera Guerra Mundial en España

La Primera Guerra Mundial generó un intenso debate dentro de la sociedad española entre aliadófilos y germanófilos. Sin embargo, el gobierno abogó por una estricta neutralidad. Esta posición favorece la actividad económica derivada de la demanda de materias primas y productos elaborados por parte de los países en conflicto. Supuso una evolución del comercio exterior, basado en la exportación de productos. No obstante, la guerra provoca cierto desabastecimiento de productos básicos, como el trigo, en España, ya que la producción se vuelca en el fructífero mercado europeo. La escasez de bienes de consumo lleva aparejada una consecuente inflación.

La Crisis de 1917 y el Camino hacia la Dictadura

Esta situación favorece la afiliación masiva de trabajadores a sindicatos para protestar por la situación desigual, lo que origina fuertes movilizaciones, explicando así la crisis de 1917. Durante el verano y otoño de 1917, la monarquía vive una profunda crisis debido a varios factores: el desarrollo económico sin redistribución de beneficios entre los obreros, un sistema político que no asume la nueva realidad social, una situación de descontento en el seno del Ejército, y la carencia de estabilidad en los partidos Liberal y Conservador. Todo ello se manifestó en tres grandes fenómenos que confluyeron aquel verano:

  • Las Juntas Militares: Desde 1916 existe un profundo malestar entre los oficiales, afectada también por la reducción de la capacidad adquisitiva de sus salarios. Como consecuencia, toma cuerpo la necesidad de realizar una protesta, que se lleva a efecto en Barcelona. Se organiza una Junta de Defensa Militar. La insistente presión de las Juntas, movilizadas tras el arresto de su fundador, Márquez, fuerza a Alfonso XIII a nombrar a Dato presidente de Gobierno, quien suspende las garantías constitucionales.
  • La Asamblea de Parlamentarios: exigen la reapertura de las Cortes que Dato ha ordenado cerrar. En julio de 1917 se reúne en Barcelona una asamblea que agrupa a diputados y senadores catalanes y hacen un llamamiento a los diputados españoles para congregarse en Barcelona, si el Gobierno de Dato no rectifica su decisión. Se reúnen en Barcelona 68 parlamentarios pertenecientes a los sectores catalanista, republicano y socialista, pero el Gobierno la disuelve mediante la fuerza.
  • La huelga general de 1917: es el origen de un amplio movimiento huelguístico que acelera la unidad de acción sindical entre UGT y CNT. Así, aprovechando la crisis general, una huelga de ferroviarios en Valencia se transforma en huelga general. Ante ello, el Gobierno declara el estado de guerra, y se producen choques violentos en Madrid, Barcelona, Zaragoza y Bilbao. La Asamblea de Parlamentarios tampoco secunda el movimiento protagonizado por socialistas y anarquistas.

Entre 1917 y 1923 se producen en España 13 crisis totales de Gobierno y 13 parciales, con intentos fallidos de gobiernos de concentración nacional. El rey designa como presidente a Antonio Maura (1919). Se inicia así el bienio de Gobiernos conservadores. La crisis generalizada en Europa al final de la Primera Guerra Mundial se deja sentir en España con un descenso de la producción, un incremento del paro y una mayor conflictividad social. Andalucía y Extremadura conocen una amplia movilización de jornaleros afiliados a sindicatos agrícolas durante el “trienio bolchevique” (1918-1920). Barcelona sufre huelgas duras e intentos expeditivos de eliminación de líderes sindicales. Es lo que se conoce como el pistolerismo.

El 13 de septiembre de 1923 el general Miguel Primo de Rivera se pronuncia en Barcelona y suspende la Constitución del 76, disuelve las Cortes y prohíbe la actividad de los partidos. Se inaugura así la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930).

La Dictadura de Primo de Rivera y el Final del Reinado de Alfonso XIII

El 13 de septiembre de 1923 el general Miguel Primo de Rivera da un golpe de Estado, que es aceptado por el Rey. Con ello, Alfonso XIII ligaba la suerte de la Monarquía a la de la Dictadura. Sus objetivos eran restablecer el orden público, afirmar el principio de autoridad, asegurar el funcionamiento del Estado y solucionar el problema de Marruecos.

La Dictadura se diferencia del fascismo italiano en que Primo de Rivera no encabezaba ningún partido político, no tenía carisma popular y no se basaba en ideología alguna. El hecho es que gran parte de la opinión pública apoyó en los primeros momentos la Dictadura.

Etapas de la Dictadura

  • Directorio Militar (1923-1925): Primo de Rivera derogó la Constitución del 76, clausuró las Cortes, disolvió los partidos políticos y proclamó el estado de guerra. Formó un Directorio Militar, que sustituyó al Gobierno de la nación. Creó el Somatén Nacional (1923), una institución supeditada al Ejército para controlar el orden público. Limitó la libertad de prensa, clausuró el Ateneo y desterró a Miguel de Unamuno. La Mancomunidad de Cataluña fue suprimida y se prohibió la utilización del catalán en las iglesias. Para solucionar la crisis marroquí, ordenó un repliegue general de tropas y el abandono de numerosos puestos fortificados de difícil defensa y planeó una maniobra de envolvimiento del caudillo Abd-el-Krim. En 1925, las tropas españolas desembarcan en la bahía de Alhucemas. Derrotadas las cabilas rifeñas, Abd-el-Krim se entrega a las autoridades francesas. Así, en mayo de 1927, la zona del Protectorado español queda pacificada.
  • Directorio Civil (1925-1930): Restablecido el orden público y liquidada la guerra de Marruecos, era la ocasión propicia para que Primo de Rivera se retirara en medio de la aprobación del país. Pero no lo hizo. Renovó el régimen, dándole un carácter más técnico. El 3 de diciembre de 1925, Primo de Rivera forma un gobierno con participación de elementos civiles. La cartera de Gobernación fue encomendada al general Martínez Anido. El Directorio Civil llevó a cabo una ambiciosa política de obras públicas con intervención directa del Estado. Se crearon los monopolios estatales de petróleos (CAMPSA) y la Compañía Telefónica. La Dictadura intentó organizar su base de apoyo popular con la creación de la Unión Patriótica. En julio de 1926 celebra su primera asamblea, con una Jefatura Nacional y una Junta Directiva. Bajo el lema “Patria, Religión y Monarquía”, la Unión Patriótica se convierte en el soporte político del Gobierno, los Ayuntamientos y las Diputaciones Provinciales, pero es incapaz de traer el regeneracionismo anunciado. Su dependencia del poder provoca su disolución una vez desaparecida la figura del dictador. La Asamblea Nacional Consultiva no encontró apoyo en la opinión pública ni en el Rey. El intento de institucionalizar la Dictadura constituyó un auténtico fracaso.

La Dictadura restauró el orden público y puso fin al pistolerismo y a las huelgas. La CNT fue declarada ilegal y tuvo que refugiarse en la clandestinidad. Primo de Rivera admiró la sólida estructura y disciplina del PSOE y la UGT, e intentó atraérselas. El dirigente socialista Largo Caballero fue nombrado Consejero de Estado.

Oposición a la Dictadura y Caída de la Monarquía

La clase política no tardó en manifestar su oposición a la Dictadura. La gran burguesía catalana nunca le perdonó la supresión de la Mancomunidad ni las trabas impuestas al uso del catalán. Los intelectuales fueron enemigos de la Dictadura. Unamuno fue desterrado, y varios catedráticos de la Universidad de Madrid renunciaron a sus cátedras. Los estudiantes no dieron tregua al régimen. También varias conspiraciones intentaron derribar la Dictadura.

Tal fue la tentativa del golpe de Estado llamado la “Sanjuanada”. Otro intento de golpe de Estado tuvo lugar en Valencia encabezado por Sánchez Guerra y el general Aguilera. Aunque fracasaron, estas intentonas descubren el creciente malestar dentro del Ejército. Resonante fue el “caso de los artilleros”: en 1926 se produce una modificación de los criterios tradicionales de ascenso, lo que origina un grave enfrentamiento con Primo de Rivera y el Gobierno suspende a todos los oficiales de artillería. El Rey no interviene.

Primo de Rivera presentó su dimisión al rey en 1930 y se trasladó a París. La Dictadura había fracasado y con ella la misma Monarquía. Ante la crisis de la Dictadura, el PSOE y la UGT dejan clara su aspiración a un Estado republicano. Berenguer es elegido por Alfonso XIII para conducir la transición desde el régimen dictatorial a la normalidad constitucional de 1876. Los apoyos al nuevo Gobierno son escasos. Ante la presión popular, decreta una amnistía. Por otra parte, su Gobierno (1930-1931) ha de hacer frente a la hegemonía de la izquierda. La Unión Patriótica se convierte en Unión Monárquica Nacional.

El Pacto de San Sebastián y la Proclamación de la Segunda República

Fruto de contactos entre el viejo republicanismo y los nuevos grupos conservadores surge el Pacto de San Sebastián (1930), entre grupos que abarcan un amplio espectro político: el conservadurismo republicano (Zamora), el regionalismo gallego (Quiroga), el catalanismo republicano, el centro izquierda (Azaña) y el radicalismo (Lerroux). Se unen al Pacto el PSOE y la UGT. Se establece la formación de una estrategia para el advenimiento de la República. Dentro del Ejército, la Asociación Militar Republicana despliega una gran actividad. Un grupo de intelectuales forma la Asociación al Servicio de la República.

Los capitanes Galán y García Hernández inician un levantamiento en Jaca (Huesca) el 12 de diciembre. Proclaman la República, pero la ausencia de otros insurrectos determina la rendición de los capitanes, que son juzgados y fusilados el 14 de diciembre. Mientras tanto, en Madrid, el general Mola ordena la detención del Gobierno provisional y de miembros destacados del republicanismo y del socialismo. El movimiento se convierte en un fracaso al no movilizarse las organizaciones obreras y no entrar en acción los militares comprometidos. Con la proclamación del estado de guerra y parte del Gobierno provisional detenido, el movimiento se extingue.

El fracaso de la insurrección no detiene el movimiento hacia el cambio de régimen. Tras el levantamiento del estado de guerra, la universidad española se paraliza por la detención de miembros de la FUE (Federación Universitaria Escolar). El Gobierno de Berenguer, cada día con menos fuerza y falto de apoyo, presenta su dimisión el 14 de febrero de 1931 y abre paso al último Gobierno de la monarquía que recae en el almirante Aznar. El Gobierno convocó elecciones municipales el 12 de abril. A media tarde se empiezan a conocer algunos datos de las capitales de provincia, donde el triunfo de las candidaturas republicanas es mayoritario. El día 13, el monarca intenta una última maniobra para mantener la Corona, pero esta opción no es aceptada por el Comité Revolucionario. Finalmente, y después de que el general Sanjurjo apoye a las nuevas autoridades, el rey decide salir de España. En la Puerta del Sol (Madrid), los guardias civiles rinden armas ante la entrada en el Ministerio de la Gobernación de Maura, Alcalá Zamora y Azaña, que, como Gobierno Provisional, proclaman la Segunda República española el 14 de abril de 1931.

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