La Crisis de la Restauración y el Fin de la Monarquía en España

La Crisis de la Restauración y el Reinado de Alfonso XIII

Cuando en 1902, Alfonso XIII fue declarado mayor de edad e inició su reinado, el sistema de la Restauración presentaba notables defunciones y claros síntomas de entrar en una profunda crisis.
Pesaba mucho el desprestigio de la práctica caciquil y la farsa electoral, pero mucho más las secuelas del desastre del 98. Se propagó un apasionado debate sobre los males de la nación y el ser de España, así como los de los españoles, que perdurará hasta nuestros días. La crítica al sistema canovista surge desde múltiples ángulos.

El Esfuerzo por Mantener la Monarquía

La pretensión, pues, de mantenerlo y renovarlo se manifestó inviable. El reinado de Alfonso XIII (1902-1931) supuso un gran esfuerzo para mantener y renovar la monarquía constitucional heredada de la Restauración canovista, pero hubo de hacerlo en un momento en el que se estaba produciendo un cambio en el ambiente político (regeneracionismo) y en las estructuras (cambios sociales). A todo ello se añadieron las tensiones por el avance de los regionalismos y la guerra de Marruecos.

Gobiernos y Crisis

El esfuerzo de regeneración fue realizado por el gobierno conservador de Francisco Silvela y Antonio Mora, lo que llevó al fracaso de ambos. Llegó así el gobierno liberal de Canalejas, que realizó varias reformas, pero fue asesinado. España entró en la crisis de 1917. El famoso caso de la Asamblea de Parlamentarios y de la huelga general, que se saldó con la vida de 100 personas y miles de heridos, dio origen al gobierno de concentración general dirigido por Maura y las figuras principales de los partidos ilegales. La falta de entendimiento hizo que, a finales de 1918, el gobierno se rehiciera. A partir de esa fecha hasta 1923, se entró en un periodo de inestabilidad política en el que se sucedieron hasta 13 gobiernos sin que los problemas llegaran a solucionarse. Al fallar este intento de renovación, se produjo su descomposición y caída.

El Golpe de Estado de Primo de Rivera

El general Primo de Rivera, desde Barcelona, escribió un telegrama para hacer un golpe de Estado en 1923. Tras el mismo, Alfonso XIII le encargó que formara un gobierno, creando así un directorio militar de carácter autoritario y dictatorial, suprimiendo la actual constitución de 1876 y el régimen parlamentario, disolviendo las Cortes y anulando la autoridad de los partidos políticos. Primo de Rivera obtuvo el apoyo de la masa apolítica del ejército, la iglesia y el propio Rey.

Fases de la Dictadura

En la dictadura se distinguen dos fases:

• Directorio Militar (1923-1925): Se distingue por la paz social, el orden público y la solución del problema de la guerra de Marruecos mediante el desembarco de Alhucemas en 1925, donde Abd-el-Krim, vencido, se entregó a los franceses. Muestra de sus éxitos, Primo de Rivera decidió perpetuar el sistema.
• Directorio Civil: Caracterizado por dar paso en el gobierno a personajes civiles, también por el intento de establecer un único partido político, la Unión Patriótica de carácter fascista, además de una nueva constitución.

Fue una época de realizaciones sociales, obras públicas y financieras, pero todo cayó de repente con la crisis del 29, donde se empezó al cierre de empresas, paro y críticas al gobierno, lo que produjo que Primo de Rivera tuviera que presentar su dimisión a Alfonso XIII el 13 de enero de 1930 y se exilió a París, donde murió un mes después.

El Fin de la Monarquía

El fin de la dictadura precedió la caída del rey Alfonso XIII, siendo acusado de violar la legalidad constitucional al disolver las Cortes y no convocar nuevas elecciones. Además, el ambiente socio-político tampoco le era favorable, aunque intentó crear otro gobierno con el general Berenguer con la intención de restablecer la normalidad, lo cual significaba volver a la anterior situación con los mismos problemas.

El Pacto de San Sebastián

En 1930, se reunieron los principales líderes políticos, firmando el Pacto de San Sebastián con el fin de acabar con la monarquía.

El resultado fue favorable cuando dimitió Berenguer y entró Aznar, convocando elecciones municipales donde los monárquicos ganaron en las zonas rurales, pero supuso el triunfo de los republicanos que lo hicieron en las ciudades. Entonces se proclamó la república en Cataluña y en el País Vasco, en primer lugar. Alfonso XIII, aconsejado por Romanones, cesó en sus funciones y salió de su Palacio de Oriente por la Casa de Campo, rumbo a Cartagena para coger un crucero y exiliarse a Roma.