Crisis de la Restauración Española (1902-1923): Inestabilidad Política y Conflictos Sociales
Enviado por Chuletator online y clasificado en Historia
Escrito el en español con un tamaño de 9,58 KB
Crisis de la Restauración, Intentos Regeneradores y Oposición al Régimen (1902-1917)
El periodo que se inicia en 1902, con el comienzo del reinado efectivo de Alfonso XIII tras la regencia de María Cristina, marca una fase de profunda crisis para el sistema de la Restauración. La muerte de los líderes históricos y la lucha por el poder evidenciaron el agotamiento del sistema canovista, sumido en una creciente crisis política.
Primeros Intentos Regeneracionistas (1902-1909)
Entre 1902 y 1909, surgieron los primeros intentos de regeneracionismo. Tras el Desastre del 98, voces críticas como la de Joaquín Costa clamaban contra el sistema político, exigiendo el fin del caciquismo y el fraude electoral. Tras el asesinato de Cánovas, líderes como Francisco Silvela intentaron formar nuevos partidos con el objetivo de acabar con la corrupción, pero sus esfuerzos fracasaron. Silvela abandonó la política en 1902.
Antonio Maura asumió el liderazgo conservador, pero sus políticas no mejoraron la situación, sino que en muchos casos la agravaron. En Cataluña, la tensión creció en 1905 con una confrontación entre el nacionalismo catalán emergente y el ejército, especialmente tras la victoria electoral de la Lliga Regionalista. Este fue el primer gran pulso entre el poder político y el ejército desde el Desastre del 98. El gobierno cedió a las presiones militares y aprobó en 1906 la Ley de Jurisdicciones, que sometía a la jurisdicción militar las ofensas contra el ejército o la patria.
La Semana Trágica de Barcelona (1909)
El descontento culminó con el estallido de la Semana Trágica en Barcelona en julio de 1909. El detonante fue el envío de tropas de reservistas, muchos de ellos padres de familia trabajadores, a la guerra en Marruecos después de que las cabilas rifeñas atacaran a trabajadores españoles. Maura movilizó tropas principalmente desde Madrid y Barcelona.
Socialistas y republicanos promovieron una acción conjunta contra la campaña de Marruecos. Aunque inicialmente no hubo grandes protestas, diversos incidentes prendieron la mecha. En Barcelona, la organización anarcosindicalista Solidaridad Obrera convocó una huelga general que derivó en una insurrección popular con quema de conventos y enfrentamientos.
El Gobierno de Canalejas y la Creciente Oposición (1909-1917)
La dura represión de la Semana Trágica provocó la caída de Maura. Entre 1910 y 1912, el liberal José Canalejas impulsó un programa regeneracionista más decidido, promoviendo una mayor intervención del Estado en la economía y la sociedad, y planteando la separación Iglesia-Estado (Ley del Candado). Sin embargo, su asesinato en 1912 truncó estas reformas.
La inestabilidad política continuó, con gobiernos débiles y cortos. Mientras tanto, la oposición al régimen se fortalecía:
- Republicanismo: Dividido pero con creciente apoyo urbano.
- Nacionalismo: Especialmente el catalán (Lliga Regionalista) y el vasco (PNV).
- Movimiento Obrero: Socialistas (PSOE y UGT) y anarcosindicalistas (creación de la CNT en 1910).
El asesinato del conservador Eduardo Dato en 1921 (aunque posterior a este periodo inicial, refleja la escalada de violencia y tensión) fue otro síntoma de la profunda crisis.
Impacto de Acontecimientos Internacionales: Marruecos, Primera Guerra Mundial y Revolución Rusa
Repercusiones de la Primera Guerra Mundial (1914-1918)
Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, el gobierno de Eduardo Dato declaró la neutralidad de España. Sin embargo, la opinión pública se dividió profundamente entre aliadófilos (partidarios de los aliados, generalmente sectores liberales y de izquierda) y germanófilos (partidarios de las potencias centrales, asociados a sectores conservadores y el ejército).
La neutralidad tuvo importantes consecuencias económicas:
- Auge exportador: La demanda exterior de productos españoles (industriales y agrarios) creció enormemente.
- Proceso inflacionista: Los precios internos subieron drásticamente, provocando la escasez de productos básicos para la población española.
- Desigualdad social: Se produjo un gran enriquecimiento empresarial (nuevos ricos), mientras que las clases trabajadoras sufrieron un grave empobrecimiento debido a la inflación y la congelación salarial.
Este deterioro de las condiciones de vida provocó un aumento de las protestas sociales: motines de subsistencia, disturbios y huelgas convocadas por la CNT y la UGT.
La Crisis de 1917
La tensión acumulada estalló en la gran crisis de 1917, que tuvo una triple dimensión:
- Crisis Militar: Descontento entre los oficiales peninsulares por los rápidos ascensos de los africanistas y por los bajos salarios. Crearon las Juntas de Defensa, asociaciones ilegales que presionaban al gobierno. El gabinete conservador de Dato tuvo que reconocerlas.
- Crisis Parlamentaria: Ante el cierre de las Cortes decretado por el gobierno, unos 70 senadores y diputados (catalanistas de la Lliga de Francesc Cambó, republicanos de Melquíades Álvarez y Alejandro Lerroux, y socialistas) se reunieron en Barcelona en una Asamblea Nacional de Parlamentarios para exigir una reforma profunda de la Constitución y la convocatoria de Cortes Constituyentes. Fue disuelta por el gobierno.
- Crisis Social: La UGT y la CNT convocaron una huelga general revolucionaria en agosto de 1917 para protestar por la carestía de vida y demandar un cambio político. La huelga tuvo un seguimiento desigual pero importante en zonas industriales y urbanas. La respuesta del gobierno fue muy dura: se declaró el estado de guerra, se envió al ejército a reprimirla (causando decenas de muertos y cientos de heridos) y los miembros del comité de huelga (entre ellos Largo Caballero y Besteiro) fueron detenidos y condenados a cadena perpetua (aunque serían amnistiados poco después).
Aunque la huelga fracasó en sus objetivos revolucionarios y la Asamblea de Parlamentarios se disolvió, la crisis de 1917 demostró la profunda debilidad del régimen. Un intento de gobierno de concentración nacional (presidido por Maura y con la participación de Cambó) fue incapaz de encontrar soluciones duraderas.
Agitación Social y el Trienio Bolchevique (1918-1920)
La crisis política se agravó en los años siguientes. Campesinos y obreros intensificaron sus demandas de reformas laborales y cambios estructurales. La violencia social aumentó, con enfrentamientos entre obreros y fuerzas del orden, y también con el pistolerismo patronal (contratación de pistoleros para asesinar a líderes sindicales) y obrero (respuesta anarquista). La situación en Marruecos seguía siendo un foco de tensión.
El impacto del triunfo de la Revolución Bolchevique en Rusia (1917) fue enorme en el movimiento obrero español, que vio un ejemplo a seguir. El sindicalismo creció espectacularmente. Se consiguieron algunas mejoras, como la jornada laboral de 8 horas (1919) y la creación del Ministerio de Trabajo.
En Andalucía, la agitación social fue especialmente intensa. El periodo 1918-1920 es conocido como el Trienio Bolchevique, una fase de gran actividad revolucionaria protagonizada por jornaleros agrícolas desesperados por su situación. Hubo huelgas masivas, ocupación de campos, reparto de tierras y toma de ayuntamientos. La declaración del estado de guerra y una fuerte represión pusieron fin a la revuelta social hacia 1920.
La Cuestión Marroquí y el Golpe de Estado de Primo de Rivera (1921-1923)
El problema de Marruecos, iniciado con la Conferencia de Algeciras (1906) que repartió el territorio entre España y Francia, se convirtió en un factor clave de la crisis final del régimen. Las tribus rifeñas, lideradas por Abd-el-Krim, no aceptaban el dominio colonial español y ofrecieron una fuerte resistencia.
En 1921, se produjo el Desastre de Annual: las tropas españolas, mal preparadas y dirigidas por el general Silvestre (bajo el mando superior del Alto Comisario, general Berenguer), sufrieron una catastrófica derrota frente a los rifeños, con miles de soldados muertos.
El desastre provocó una enorme conmoción en España. El Parlamento exigió responsabilidades políticas y militares. Se abrió una investigación (Expediente Picasso) que apuntaba a altos mandos militares e incluso a la figura del rey Alfonso XIII.
Antes de que el informe se debatiera en las Cortes, el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, dio un golpe de Estado en septiembre de 1923. Contó con el beneplácito del rey Alfonso XIII, quien, en lugar de destituir a los sublevados, aceptó la dimisión del gobierno y entregó el poder a Primo de Rivera.
Primo de Rivera proclamó el estado de guerra, suspendió la Constitución de 1876 y disolvió las Cortes. El golpe puso fin al régimen parlamentario de la Restauración y abrió un abismo definitivo entre la monarquía y gran parte de la clase política y la opinión pública que la había sostenido hasta entonces.