Crisis de la Restauración y Desastre de Annual: Causas y Consecuencias

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La Agonía de la Restauración y el Golpe de Estado

1. La agonía de la Restauración. De la crisis de 1917 al golpe de Estado.

La Restauración, iniciada en 1874 con la vuelta de la monarquía borbónica, se basaba en un sistema de turnos entre conservadores y liberales diseñado por Cánovas del Castillo. Sin embargo, con la muerte de Cánovas (1897) y Sagasta (1903), este sistema comenzó a debilitarse, ya que carecía de líderes sólidos que pudieran mantener su estabilidad. A lo largo del siglo XX, la corrupción electoral, el caciquismo y la falta de representación real de las fuerzas políticas provocaron un progresivo desgaste del régimen.

El año 1917 marcó un punto de inflexión en la crisis del sistema de la Restauración. La inestabilidad política se agravó debido a la ausencia de liderazgo fuerte, la fragmentación de los partidos y el auge de movimientos obreros y nacionalistas. En este contexto, se produjeron 14 crisis de gobierno en solo seis años, lo que evidenciaba la fragilidad del sistema. En el ámbito social y económico, España experimentó un auge durante la Primera Guerra Mundial debido a su neutralidad, ya que pudo exportar productos a los países en conflicto. Sin embargo, con el fin de la guerra en 1918, la recuperación de la industria europea provocó una crisis económica en España, que derivó en desempleo, inflación y un aumento de la conflictividad social. El malestar se reflejó en huelgas, revueltas campesinas y el auge del pistolerismo, especialmente en zonas industriales como Cataluña.

A partir de 1917, el ejército comenzó a recuperar protagonismo en la política. Se crearon las Juntas de Defensa, una organización de militares que exigían mejores condiciones económicas y profesionales, además de criticar los ascensos por méritos de guerra, que beneficiaban a los oficiales africanistas. Estas juntas representaban una amenaza para el gobierno, ya que cuestionaban la autoridad civil y mostraban la creciente división dentro del propio ejército.

El monarca, Alfonso XIII, apoyó a los militares y presionó al gobierno para concederles sus demandas, lo que debilitó aún más la autoridad política. Con ello, el ejército reafirmó su influencia en los asuntos de Estado y quedó claro que la Restauración estaba perdiendo el control sobre las instituciones. El detonante final de la crisis del régimen fue el Desastre de Annual en 1921, una grave derrota militar en Marruecos en la que murieron miles de soldados españoles. Este episodio generó un profundo malestar en la opinión pública y debilitó la confianza en el sistema. Además, una investigación conocida como el Expediente Picasso reveló la corrupción y mala gestión del alto mando militar y del propio rey Alfonso XIII en la campaña de Marruecos.

Ante este clima de crisis política, social y militar, en septiembre de 1923 el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado con el apoyo del ejército y el beneplácito del rey. No hubo una oposición significativa ni por parte de la población ni de los partidos políticos, ya que muchos sectores veían la dictadura como una oportunidad para poner fin a la corrupción y el desgobierno. Con este golpe, finalizó la etapa de la Restauración y comenzó un periodo de dictadura bajo Primo de Rivera.

El periodo de 1917-1923 estuvo marcado por una crisis política profunda, el auge del descontento social y el creciente protagonismo del ejército en la vida política. La incapacidad del sistema de la Restauración para adaptarse a los nuevos tiempos y la falta de respuesta a los problemas del país llevaron al golpe de Estado de Primo de Rivera, con el que se puso fin al régimen parlamentario y se inició una dictadura militar respaldada por Alfonso XIII.

La Guerra de Marruecos y el Desastre de Annual

La Guerra de Marruecos: el desastre de Annual y sus consecuencias

La guerra de Marruecos se remontaba a 1909, en un contexto en el que España acababa de perder Cuba, una derrota especialmente dolorosa para los españoles. Cuba había sido un territorio económicamente estratégico, proporcionando numerosos recursos agrícolas e industriales, lo que convirtió su pérdida en un duro golpe, especialmente para la burguesía catalana y vasca. Aunque Puerto Rico y Filipinas también se perdieron, su impacto no fue tan devastador como el de Cuba. Primo de Rivera, en su manifiesto, hacía referencia a esta pérdida como el origen del desastre. España se vio obligada a decidir entre vender la isla o enfrentarse a la conquista por parte de Estados Unidos, optando finalmente por la guerra, lo que derivó en la derrota de 1898. Tras este desastre, surgieron confrontaciones entre militares y políticos en torno a la responsabilidad de la crisis, agravada por la crisis de 1917 y los conflictos sociales que evidenciaban la debilidad de España en el escenario internacional. Así, España quedó relegada a una nación de tercera o cuarta categoría. En este contexto, resultaba difícil comprender por qué el país decidió embarcarse en otra guerra en África.

El conflicto en Marruecos giraba en torno a un territorio inhóspito. Francia se adjudicó la zona sur del país, rica en recursos, mientras que España quedó con la región norte, caracterizada por su accidentada geografía y la resistencia de las tribus locales. A pesar de que solo contaba con algunas minas de cobre, España intentó conquistar la región inspirada en la hazaña de O'Donnell, quien en solo tres días logró una victoria en Marruecos, otorgándole gran prestigio. Se pensaba que esta guerra sería breve, pero se prolongó hasta 1927, convirtiéndose en una tragedia para la historia española, con una enorme cantidad de bajas. En este territorio, algunas empresas españolas se interesaron en la explotación de minas y la construcción de vías de ferrocarril para la extracción de recursos. No obstante, la guerra también generó un fuerte rechazo social, culminando en la Semana Trágica de 1909, cuando la población protestó contra el reclutamiento de jóvenes para un conflicto sin aparente justificación. La conscripción afectaba principalmente a las clases bajas, lo que aumentó la indignación social. El 50% de los reclutas desertaban, pagando altas sumas de dinero o recurriendo a agencias que facilitaban la deserción mediante gestiones burocráticas.

El desastre de Annual en 1921 fue un episodio clave en esta guerra. Las tropas españolas, lideradas por el general Manuel Fernández Silvestre, se enfrentaron a las guerrillas rifeñas, que utilizaban tácticas de cerco para desgastar a los soldados españoles. A pesar de contar con 13.000 hombres frente a los 4.000 combatientes rifeños, la falta de organización y preparación llevó a una derrota aplastante. En julio de 1921, Silvestre reunió a sus oficiales en Annual y, ante la falta de refuerzos y suministros, ordenó una retirada desordenada que desembocó en el pánico y la masacre de sus tropas. Monte Arruit fue el último bastión, donde la rendición española terminó en otra masacre, con un saldo total de 13.363 muertos y solo 500 prisioneros, de los cuales muchos murieron en cautiverio o fueron liberados tras el pago de un rescate millonario.

El impacto del desastre fue tal que la opinión pública exigió responsabilidades. Se llevó a cabo el expediente Picasso, una investigación de 2.418 folios que señalaba a 76 mandos y tres generales, incluyendo a Silvestre, Berenguer y Navarro. Sin embargo, las investigaciones se vieron obstaculizadas por la política, y aunque José Sánchez Guerra intentó llevar el caso a las Cortes en 1922, el proceso se estancó. El PSOE, liderado por Indalecio Prieto, aprovechó el debate para responsabilizar al rey Alfonso XIII, convirtiendo el tema en una pesadilla política para la monarquía.

Primo de Rivera, aprovechando la crisis política y el descontento generado por la guerra de Marruecos, organizó un golpe de Estado en 1923. A pesar de haber adoptado inicialmente una postura abandonista respecto a Marruecos, al llegar al poder incrementó el presupuesto militar y prolongó la guerra hasta 1925, año en que se llevó a cabo el exitoso desembarco de Alhucemas.

En conclusión, la guerra de Marruecos fue un conflicto costoso y trágico que evidenció las debilidades de España como potencia colonial. Su impacto en la política interna, sumado al desastre de Annual y la presión social, contribuyó a la crisis del régimen y al ascenso de Primo de Rivera, quien utilizaría el conflicto como justificación para su dictadura.

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