Crisis Monetaria en la España del Siglo XVII: La Inflación del Vellón y su Impacto Económico
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Las Manipulaciones Monetarias del Siglo XVII: La Inflación del Vellón y sus Consecuencias Económicas
Las primeras y tímidas manipulaciones monetarias (1599 y 1617) se vieron ensombrecidas por la espiral de cambios introducidos en las monedas entre 1628 y 1680. Durante este periodo, las bancarrotas (cuatro generales en el reinado de Felipe IV, más algunas parciales) se entremezclaron con las tomas de cargamentos remitidos de Indias para particulares, a cuyos propietarios se compensaba a veces con juros.
Expedientes Financieros Extraordinarios
El recurso a nuevos expedientes se incrementó notablemente. Algunos ejemplos destacados incluyen:
- Las confiscaciones de juros.
- Las retenciones de los intereses debidos o la retención parcial de los mismos.
- El establecimiento del papel sellado, obligatorio para los documentos de carácter público.
Poco a poco se consolidó también la costumbre de establecer donativos, es decir, cantidades solicitadas por la Corona al reino, a una ciudad o urbanización, previa negociación de la forma de pago y de los arbitrios necesarios para su recaudación. Desde 1626 se procedió asimismo a la creación de los “cientos”, gravámenes sobre las transacciones comerciales (parecidos a la alcabala, con la que se arrendaba a menudo), con un valor inicialmente de un 1%, pero que se acumularían hasta sumar un 4% en 1665. Y, por supuesto, se continuó con la votación y gestión de los servicios de millones, cada vez más dependientes de la Comisión de Millones y que constituirían lo que, en propiedad, se puede llamar la Hacienda del reino.
Los Pilares de la Hacienda Hispánica
La Hacienda de la Monarquía Hispánica siguió asentada sobre tres pilares fundamentales:
- Los servicios de los asentistas (ahora cada vez más genoveses y portugueses), que garantizaban los traslados de dinero allí donde las campañas militares lo requiriesen.
- La fiscalidad que recaía fundamentalmente sobre la Corona de Castilla.
- La plata de Indias como garantía última del sistema.
Lo cierto es que la incapacidad para construir fuentes estables, previsibles y saneadas de ingresos llevó a la espiral de expedientes extraordinarios que cobraron enorme dimensión en tiempos de Felipe IV. Resulta casi imposible determinar el volumen de los ingresos, tan diversos en sus fuentes (Hacienda del Rey, Hacienda del Reino en Castilla, haciendas forales, Indias) y modalidades (impuestos, enajenaciones, deuda a corto y largo plazo, monopolios, donativos). Tampoco por el lado del gasto es más fácil dar datos precisos. Cada vez era más necesario recurrir a los expedientes extraordinarios, pese a que se sabía a ciencia cierta que socavaban las bases mismas de la economía y, por tanto, de la futura recaudación fiscal.
La Inflación del Vellón: Manipulaciones Monetarias
Entre estos expedientes, las manipulaciones monetarias merecen una mención especial, ya que presentaban dos facetas distintas, aunque con efectos similares:
Las emisiones de moneda de vellón: Inicialmente modestas y luego masivas, estas monedas (en principio con aleación de cobre y plata) acabaron siendo de cobre puro. Mientras que en la moneda de plata resultaba difícil manipular el valor facial, pues se apreciaba en función del contenido metálico, con el vellón sí podía hacerse, convirtiendo cada nueva emisión en una fuente de ingresos extraordinarios. El resultado fue que la moneda "mala" (vellón) acabó expulsando a la "buena" (plata) de los mercados interiores (en el exterior no la admitía nadie).
Los resellos: A las emisiones se sumaban los resellos, con los cuales la Hacienda manipulaba directamente (con un troquel) el valor facial del vellón, duplicándolo o triplicándolo cuando necesitaba fondos, o recortándolo en la misma proporción cuando le convenía.
Consecuencias Económicas y Sociales
Eventualmente, esto debía redundar en la devaluación del vellón con respecto a la plata, tal como ocurrió: al margen de los valores faciales, se impuso una prima de la plata para los pagos hechos en moneda buena. Esta prima llegó a superar el 200% en algunos momentos. Se imagina fácilmente el caos monetario que tales manipulaciones, reiteradas permanentemente aunque imprevisiblemente hasta 1680, generaron. Y se imagina asimismo el problema que implicaba, de cara a la retención de la moneda de plata en España, el hecho de que se tuviera que saldar una balanza comercial, claramente desfavorable, en monedas de plata (la única aceptada por los comerciantes extranjeros), cuyo valor crecía constantemente con respecto al vellón (moneda que regía los intercambios internos).