Crisis del Antiguo Régimen y Guerra de Independencia en España: De Carlos IV a Fernando VII
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La Crisis del Antiguo Régimen en el Reinado de Carlos IV
La crisis del Antiguo Régimen se hace evidente durante el reinado de Carlos IV. Las reformas ilustradas de Carlos III no habían logrado solucionar la miseria de la población, el atraso industrial, las dificultades en el comercio colonial, ni el déficit del Estado. Cuando en 1788 hereda el trono su hijo, Carlos IV, el panorama legado por su padre era realmente oscuro.
La Revolución Francesa y su Impacto en España
En este contexto de crisis socioeconómica, tiene lugar un hecho histórico de grandes repercusiones para España: la Revolución Francesa de 1789. Tras la ejecución del monarca francés, el Borbón Luís XVI, nuestro país, al igual que otras potencias europeas absolutistas, entra en guerra contra la Francia revolucionaria. Las continuas derrotas de España llevan al Secretario de Estado (el valido) de Carlos IV, Manuel Godoy, a propiciar la firma de la Paz de Basilea, con la cual se iniciaba una estrecha colaboración con Francia. Esto significaba que España iba a seguir una política claudicante a los intereses de Francia, subordinada a la política exterior de Napoleón (por ejemplo, la derrota de Trafalgar).
El Tratado de Fontainebleau y la Ocupación Francesa
En esta línea se firma, en 1807, el Tratado de Fontainebleau, un compromiso bélico con Francia que tenía como objetivo la invasión y la repartición de Portugal por la negativa de este país a cumplir el bloqueo económico impuesto por Napoleón a Inglaterra. En este reparto de Portugal, a Godoy se le entregaría el reinado de los Algarves. El ascenso político de Godoy y la total confianza que la pareja real tenía depositada en él despertaron muchos recelos. Nació un grupo opositor (partido fernandino) formado por una camarilla de nobles encabezada por el Príncipe de Asturias, D. Fernando, que tenían por objetivo desprestigiar a Godoy y derrocar a Carlos IV. La firma del Tratado de Fontainebleau aceleró sus planes. El complot fue descubierto y llevó a un proceso en el que acabó el Rey exculpando a su hijo tras delatar a los miembros conspiradores.
Mientras tanto, Fontainebleau se tradujo en una ocupación militar del territorio español, pues ya desde el principio se entreveía el intento de hacerse con el control de puntos estratégicos, entre ellos los puertos de Barcelona, Cádiz y Lisboa. Cuando Godoy comprende el peligro que se avecina, trata de reaccionar a los planes napoleónicos, trasladando a la familia real, ante los rumores de posible secuestro. La familia real portuguesa (Braganza) también se refugiará en Brasil. La familia real se retiró a Aranjuez para, en caso de necesidad, seguir camino al sur, hacia Sevilla y embarcarse para América.
El Motín de Aranjuez y la Abdicación de Carlos IV
En marzo de 1808, el partido fernandino, aprovechando el descontento general provocado por la entrada en España de las tropas francesas, consiguió desencadenar una revuelta popular: el Motín de Aranjuez. Grupos de alborotadores se plantan ante el Palacio Real de Aranjuez. A su vez, sublevados armados asaltan y saquean el palacio donde reside Godoy, quien, escondido, aguarda hasta que es detenido dos días después. Este motín obligó a Carlos IV a destituirle y a abdicar en la persona de su hijo Fernando. Así se conseguían los objetivos principales que pretendían alcanzar los amotinados. Además, aparecía un cambio de signo en la historia española: un monarca abandonaba el Trono forzado por la presión popular.
Las Abdicaciones de Bayona y el Ascenso de José Bonaparte
Tras estos sucesos, Carlos IV pidió ayuda a Napoleón, y este, que ya había decidido, por su parte, ofrecer la Corona española a alguno de sus familiares, se limitó a reunir en Bayona (Francia) a Fernando y a sus padres. Allí, Napoleón los persuadió para que Fernando devolviese la Corona a su padre y este se la cediese a él, a Napoleón. A cambio, ambos fueron indemnizados, recompensados con cuantiosas rentas y privilegios en Francia. Napoleón remató la operación designando como rey de España a su hermano, José Bonaparte. Para dotar de mayor legitimidad a este acto, Napoleón reúne en Bayona a una serie de notables españoles para enmendar (ratificar) un texto redactado por el propio Napoleón, el Estatuto de Bayona (junio de 1808). Este texto no puede considerarse una Constitución, sino una Carta Otorgada, debido a que no fue elaborada por los representantes de la Nación. A pesar de establecerse un conjunto de instituciones, vacías de competencias y poder, no puede hablarse de división de poderes, pues las atribuciones del monarca eran amplísimas. Concedía determinados derechos: supresión de derechos señoriales; se potenciaba la igualdad jurídica, la libertad económica, muy al gusto de los intereses burgueses; tendencia a la centralización administrativa y se garantizaba la oficialidad de la religión católica (carácter confesional). Con todo, por el desarrollo de la guerra, estas medidas tuvieron escasa eficacia y José Bonaparte solo contó con el apoyo de los afrancesados.
La Guerra de Independencia y el Tratado de Valençay
Mientras en Bayona Napoleón persuadía a la dócil familia real, en el territorio español se asentaban los ejércitos franceses y la insurrección popular se desataba, iniciándose la Guerra de Independencia. En Madrid, el motín popular estalló cuando salían del Palacio Real con dirección a Bayona los últimos infantes que allí quedaban. El pueblo se lanzó a la calle en un combate desigual ante las tropas imperiales francesas. Durante todo el día del 2 de mayo de 1808, al que siguió una sangrienta represión (3 de mayo). La movilización popular por la independencia se fue extendiendo. Ante la escasez de tropas españolas, el pueblo español luchará contra el elemento invasor, al principio con insurrecciones y levantamientos, posteriormente con guerra de guerrillas (contaron con la ayuda inglesa). Años más tarde, Napoleón, angustiado por la situación internacional, firmó con Fernando VII, en diciembre de 1813, el Tratado de Valençay, por el cual se suspendían las hostilidades con España. La retirada definitiva de los imperiales tuvo lugar en mayo de 1814.
Las Juntas y el Inicio de la Revolución Burguesa
Paralelamente al desarrollo de la Guerra de Independencia, estaba produciéndose el primer intento de revolución burguesa en España, derribando las estructuras políticas del Antiguo Régimen. Esta acción va a venir de la mano de las Juntas: organismos formados por ciudadanos reconocidos que asumían el poder en su ámbito territorial (local, provincial o regional), y lo hacían de este modo al considerar un vacío de poder en la nación y al no reconocer a José I.