La Crisis de 1898 y el Fin del Imperio Colonial Español

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La crisis de 1898, conocida como el Desastre del 98, tuvo diversas causas, incluyendo la ley arancelaria, las condiciones de vida infrahumanas en las colonias, la falta de medidas autonomistas y el aislacionismo en la política exterior española. Las consecuencias fueron ideológicas, económicas, políticas y demográficas, provocando la exaltación del nacionalismo, el inicio del regeneracionismo y el desgaste del sistema de la Restauración. Además, se observó un desgaste de la imagen del ejército, el comienzo del colonialismo español en África y una pérdida del peso internacional de España. En términos demográficos, se registró un elevado número de muertos y heridos, principalmente entre las clases populares.

Las guerras coloniales desencadenaron la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, exponiendo las divisiones en la opinión pública española. Mientras los partidos dinásticos respaldaban las guerras, los anarquistas, socialistas y nacionalistas las rechazaban, socavando el apoyo popular debido al alto coste humano y al sistema militar de reclutamiento.

La Paz de París de 1898 selló la pérdida del imperio ultramarino español, reconociendo la independencia de Cuba y estableciendo el protectorado estadounidense sobre Puerto Rico y Filipinas. Esta crisis tuvo diversas consecuencias ideológicas, económicas, políticas y demográficas, incluida la exaltación del nacionalismo, el nacimiento del regeneracionismo y el desgaste del sistema de la Restauración.

Las Guerras de Ultramar, a fines del siglo XIX, condujeron a la pérdida de los territorios coloniales españoles de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, a pesar de los esfuerzos del gobierno de la Restauración por mantener el imperio ultramarino. Mientras los partidos dinásticos respaldaban estas guerras, los anarquistas, socialistas y nacionalistas las rechazaban, lo que dividió a la opinión pública. El alto coste humano y el sistema de reclutamiento militar español, que permitía a las clases adineradas evitar el servicio de armas, minaron el apoyo popular.

En la Guerra de Cuba, la durísima represión y las reconcentraciones llevaron al desprestigio internacional de España. Tras el asesinato de Cánovas en 1897, la intervención militar de Estados Unidos resultó decisiva en la derrota española y la posterior ocupación de Puerto Rico. En Filipinas, la insurrección popular y la ayuda de Estados Unidos llevaron a la independencia tras la derrota española en Cavite.

Reinado de Alfonso XIII y los Proyectos del Regeneracionismo Político

Durante el reinado de Alfonso XIII (1902 – 1931), la política española se vio marcada por una serie de crisis casi permanentes, donde diversos factores interactuaron para generar inestabilidad. Las injerencias del rey en los asuntos políticos se combinaron con la falta de unidad interna en los partidos del turno pacífico, el debilitamiento del caciquismo y la irrupción de nuevas fuerzas políticas. Además, se observó un aumento de la conflictividad social y el protagonismo creciente del Ejército, especialmente en Marruecos, así como el afianzamiento del nacionalismo en regiones como Cataluña y el País Vasco, junto con un creciente anticlericalismo entre las clases populares.

En un intento por modernizar la vida española, surgió el regeneracionismo político (1902-1914), influenciado por los intelectuales del Regeneracionismo y la Institución de Libre Enseñanza. A pesar de mantenerse el bipartidismo, algunos políticos lucharon contra el caciquismo y abogaron por la educación y la justicia social. Sin embargo, las muertes de líderes históricos como Cánovas del Castillo y Mateo Sagasta dificultaron la implementación de reformas sociales debido a la oposición de los sectores conservadores.

El período se caracterizó por un turnismo inestable (1902 – 1907), donde se sucedieron en el poder conservadores y liberales, marcado por la inestabilidad política y la falta de medidas regeneracionistas. Durante este tiempo, se aplicaron algunas leyes para mejorar las condiciones de vida y trabajo de los obreros, pero destacaron dos hechos significativos: el problema catalanista y la Ley de jurisdicciones.

El regeneracionismo de Maura (1907 – 1909) buscó abordar las consecuencias del Desastre del 98 con medidas regeneracionistas, pero se vio truncado por la Semana Trágica de Barcelona en 1909, que evidenció las tensiones entre el gobierno y los movimientos obreros y republicanos. La posterior caída de Maura en 1909 llevó al breve gobierno de Canalejas (1910 – 1912), que implementó reformas sociales y políticas, pero su asesinato en 1912 puso fin a sus intentos de renovación. Con la muerte de Canalejas, desapareció el impulso regeneracionista, y España volvió a enfrentarse a la división política y la falta de liderazgo.

Alfonso XIII: La Crisis del Parlamentarismo (1914-1923). La Neutralidad en la Primera Guerra Mundial

Durante el período de la Primera Guerra Mundial, España optó por la neutralidad, una decisión respaldada por el gobierno de Eduardo Dato, aunque generó divisiones en la opinión pública entre 'aliadófilos' y 'germanófilos'. A pesar de ello, la guerra proporcionó a España un auge económico gracias a su papel como proveedor de alimentos y materias primas para los países en conflicto. Sin embargo, este boom económico también trajo consigo tensiones sociales, como la inflación y el aumento del desempleo, lo que condujo al surgimiento de movimientos obreros y demandas de mejoras laborales.

La crisis de 1917 marcó un punto de inflexión en el sistema de la Restauración, con tres crisis consecutivas que sacudieron el país. Las Juntas de Defensa, surgidas por el descontento del Ejército, la Asamblea de Parlamentarios, que buscaba un cambio de gobierno, y la huelga general, convocada por los sindicatos UGT y CNT, reflejaron el malestar social y la incapacidad del régimen para responder a las demandas populares.

Este período de crisis política y social, junto con el desarrollo del movimiento obrero y la creciente popularidad de los partidos no monárquicos, sumió a España en una inestabilidad política que culminaría en el hundimiento del régimen de la Restauración entre 1918 y 1923. La multiplicación de los gobiernos de concentración intentaba salvar un sistema político corrupto, mientras que el movimiento obrero, liderado por figuras como Salvador Seguí y respaldado por la creación del Partido Comunista de España, ganaba fuerza y protagonismo.

La guerra de Marruecos, que se prolongó desde 1905 hasta 1921, también influyó en el declive del régimen. El desastre de Annual en 1921, donde el general Silvestre sufrió una derrota aplastante frente a Abd el-Krim, provocó la muerte de miles de soldados españoles y evidenció la ineficacia del gobierno y del ejército para manejar la situación en Marruecos. Esta derrota, junto con las tensiones internas y la inestabilidad política, allanaron el camino para el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en 1923, quien instauró una dictadura con el objetivo de regenerar el país.

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