Corrosión y Combustibles: Etanol y Diésel

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La corrosión se define como el deterioro de un material a consecuencia de un ataque electroquímico por su entorno. De manera más general, puede entenderse como la tendencia general que tienen los materiales a buscar su forma de mayor estabilidad o de menor energía interna. Siempre que la corrosión esté originada por una reacción electroquímica (oxidación), la velocidad a la que tiene lugar dependerá en alguna medida de la temperatura, de la salinidad del fluido en contacto con el metal y de las propiedades de los metales en cuestión. Otros materiales no metálicos también sufren corrosión mediante otros mecanismos. El proceso de corrosión es natural y espontáneo.


El etanol

Es un compuesto químico obtenido a partir de la fermentación de los azúcares que puede utilizarse como combustible, solo, o bien, mezclado en cantidades variadas con gasolina, y su uso se ha extendido principalmente para reemplazar el consumo de derivados del petróleo.

El combustible resultante de la mezcla de etanol y gasolina se conoce como gasohol o alconafta.

Diésel

El carburante o combustible diésel, también conocido como gasóleo o gasoil, es un producto que se obtiene a partir de la destilación y la purificación del petróleo crudo.

La principal característica del motor diésel es que la elevada temperatura que deriva de la alta relación de compresión permite que el combustible se autoinflame. La compresión, por lo tanto, aumenta la temperatura de la cámara de combustión: cuando el combustible (el gasoil, gasóleo o diésel) es inyectado y se mezcla con el aire caliente, se produce su autoinflamación. No se necesita, por lo tanto, de una chispa, como sí ocurre en los motores de gasolina. La combustión, a su vez, provoca la expansión del gas de la cámara y desplaza el pistón hacia fuera.

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