Corrientes Éticas Fundamentales: Del Placer y la Felicidad al Deber Moral

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Fundamentos de las Teorías Éticas

Éticas Materiales

Las éticas materiales son aquellas que afirman que el comportamiento moral de las personas persigue un fin o bien supremo, que generalmente se identifica con la felicidad. Estas éticas proponen pautas o normas para alcanzar dicho fin. Ejemplos destacados son el hedonismo y la ética de Epicuro.

Éticas Formales

Las éticas formales, por el contrario, no establecen un fin u objetivo concreto para la acción humana moral. Tampoco son prescriptivas en el sentido de dictar normas específicas sobre qué hacer para alcanzar un supuesto fin. Su propósito es aportar un criterio formal (un principio o procedimiento) que podamos aplicar en situaciones concretas para determinar si una acción es moralmente correcta. En este enfoque, la moralidad es una cuestión de deber, y no de la consecución de un bien o resultado particular. El principal exponente es Immanuel Kant, quien desarrolló esta perspectiva en el siglo XVIII. Según Kant, la moralidad se fundamenta en el imperativo categórico, a diferencia de los imperativos hipotéticos que buscan un fin.

Principales Doctrinas Éticas Materiales

El Hedonismo: La Búsqueda del Placer

El hedonismo es una corriente ética material que engloba cualquier doctrina que proponga que la felicidad consiste fundamentalmente en el placer.

La Perspectiva de Aristipo de Cirene

Aristipo de Cirene es reconocido como el primer gran hedonista. Sostenía que a mayor placer, mayor felicidad. Desde su punto de vista, dentro del placer sensible, solo interesa el presente. Argumentaba que la prudencia debe guiarnos en la búsqueda del placer, ayudándonos a elegir el más adecuado. El placer adecuado es aquel que el individuo sabio puede dominar, sin ser dominado por él.

La Filosofía de Epicuro: Placer, Razón y Serenidad

Epicuro fue el fundador del epicureísmo, considerada la escuela más importante del hedonismo en la antigüedad. Para Epicuro, lo que nos mueve a actuar es la búsqueda del placer, que él entendía principalmente como la ausencia de dolor en el cuerpo (aponía) y la ausencia de turbación en el alma (ataraxia). Perseguimos el placer con el objetivo de no sufrir y, de este modo, alcanzar la felicidad.

El Cálculo Racional de los Placeres

Epicuro enfatizaba la importancia de usar la razón para prever las futuras consecuencias de nuestras acciones. Este "cálculo de placeres" nos permite elegir aquellos actos cuyas consecuencias sean menos dolorosas a largo plazo.

Tipos de Placeres según Epicuro

Epicuro distinguía principalmente entre:

  • Placeres sensoriales: Aquellos que tienen que ver con los sentidos. Epicuro mencionaba una preferencia por la vista y el oído entre estos, aunque siempre abogando por la moderación y la elección de placeres naturales y necesarios.
  • Placeres intelectuales o espirituales: Aquellos que derivan del uso de la razón y el cultivo del espíritu, como la amistad, el conocimiento y la serenidad (ataraxia). Estos eran considerados superiores por ser más puros y duraderos.

La Superación de los Miedos: El Tetrafármaco Epicúreo

Una parte crucial de la ética de Epicuro se centra en la liberación de los miedos irracionales que perturban la serenidad del alma. Para ello, propuso el tetrafármaco ("remedio cuádruple"):

  • No temer a la muerte: La muerte no debe ser temida porque, como argumentaba Epicuro, "cuando nosotros somos, la muerte no está presente, y cuando la muerte está presente, entonces ya no somos nosotros". Por lo tanto, no hay encuentro posible con la muerte ni sensación de dolor tras ella.
  • No temer a los dioses: No deben ser temidos porque, según la perspectiva original del texto, "no sabemos si existen" o, si existieran, no se ocuparían de los asuntos humanos de forma que debamos temerles.
  • No temer al destino: El destino no es una fuerza ineludible que determine nuestras vidas. Los acontecimientos suceden por necesidad natural, por azar o como consecuencia de nuestras propias acciones. Por lo tanto, no hay que temer un poder superior que controle nuestro futuro.
  • No temer al dolor: El dolor físico intenso suele ser de corta duración; si es muy intenso, conduce a la muerte (que no es de temer). El dolor duradero, por lo general, es leve y soportable, y podemos encontrar formas de mitigarlo o acostumbrarnos a él.

El Utilitarismo Británico: La Mayor Felicidad para el Mayor Número

El utilitarismo británico es otra influyente ética material. Sus proponentes creen que el móvil fundamental de la conducta humana es la búsqueda del placer y la evitación del dolor. Consideran que el ser humano está dotado de sentimientos sociales, cuya satisfacción también es una fuente de placer. El principio central del utilitarismo es la promoción de "la mayor felicidad para el mayor número".

Entre los sentimientos sociales relevantes para el utilitarismo se encuentran:

  • Simpatía: La capacidad de extender a los demás nuestro propio deseo de obtener la felicidad.
  • Empatía: La capacidad humana de ponerse en el lugar de otra persona, comprendiendo e incluso compartiendo sus sentimientos.

Principales Exponentes del Utilitarismo

Jeremy Bentham

Jeremy Bentham sostenía que todos los placeres son equiparables cuantitativamente. Defendía que se debe buscar la felicidad de la mayor cantidad de gente posible, independientemente de la naturaleza del placer. Proponía un "cálculo felicífico" para medir la cantidad de placer o dolor que una acción podría generar.

John Stuart Mill

John Stuart Mill, discípulo de Bentham, introdujo una importante modificación al utilitarismo al argumentar que existen diferencias cualitativas entre los placeres. Sostenía que algunos placeres son intrínsecamente mejores que otros, otorgando una clara superioridad a los placeres intelectuales y morales sobre los meramente físicos. Es famosa su frase: "Es mejor ser un ser humano insatisfecho que un cerdo satisfecho; mejor ser Sócrates insatisfecho que un necio satisfecho."

La Ética de la Virtud de Aristóteles

La Felicidad (Eudaimonía) como Fin Supremo

Para Aristóteles, la felicidad (eudaimonía) es el fin supremo de la vida humana, ya que se busca por sí misma y no como un medio para alcanzar otro fin. Esta felicidad se encuentra en el pleno desarrollo y ejercicio de nuestras capacidades específicamente humanas, en particular, la razón. Por lo tanto, debemos esforzarnos por perfeccionarnos a través del estudio (vida contemplativa) y la práctica de la virtud (vida activa).

Aristóteles reconoce que la felicidad perfecta, asociada a la vida puramente contemplativa del sabio, es un ideal elevado y, como se menciona en el texto original, puede considerarse inalcanzable en su plenitud para la mayoría. No obstante, una vida feliz y virtuosa es posible para el ciudadano.

Nuestra naturaleza humana, con sus diversas necesidades, implica que para alcanzar la eudaimonía también se requieren ciertos elementos:

  • Bienestar corporal: Como la salud y una constitución física adecuada.
  • Bienes exteriores: Un nivel suficiente de recursos materiales (amigos, riqueza moderada, etc.).
  • Y, de manera fundamental, la virtud.

La Naturaleza de la Virtud (Areté)

Según Aristóteles, la virtud (areté) no es innata, sino que se adquiere a través del aprendizaje y la práctica, lo cual requiere voluntad y esfuerzo continuados. Cuando realizamos acciones virtuosas de manera repetida y consciente, estas se convierten en un hábito (hexis). Una vez que hemos desarrollado un hábito virtuoso, actuar bien se vuelve más natural y menos costoso, porque hemos alcanzado una disposición estable del carácter.

La virtud ética se define como un término medio (mesotés) entre dos extremos viciosos, uno por exceso y otro por defecto. Determinar este término medio en cada situación concreta no es tarea fácil y requiere el uso de la razón práctica o prudencia (phrónesis).

Ejemplo de virtud como término medio: En relación con la acción de compartir o la disposición hacia el dinero:

  • Vicio por defecto: Ser tacaño (avaricia).
  • Virtud (término medio): Ser generoso (la generosidad, destacada en el texto original).
  • Vicio por exceso: Ser derrochador (prodigalidad).

Críticas y Perspectivas Adicionales

El Puritanismo: Una Visión Crítica (Inspirada en Savater)

Según la perspectiva del filósofo contemporáneo Fernando Savater, el puritanismo (especialmente en sus manifestaciones modernas) representa una actitud que se cuenta entre las más opuestas a una ética vitalista y afirmativa del placer.

  • Savater argumenta que la función sexual humana no es únicamente procreadora, como puede serlo en los animales, sino que también es una importante fuente de placer y expresión humana.
  • Desde esta óptica, el puritanismo, al considerar que los placeres (especialmente los corporales) nos "distraen" de fines supuestamente más elevados o los considera pecaminosos, ha fomentado históricamente la creación de tabúes y restricciones en torno a ellos.

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