La Controversia Iconoclasta Bizantina: Fases, Contexto y Debates Teológicos Fundamentales
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La Querella Iconoclasta en el Imperio Bizantino
La querella iconoclasta tiene dos fases principales:
- Fase Isáurica (726-787): Desde el emperador León III hasta la emperatriz Irene. Esta fase termina con el II Concilio de Nicea, que restableció la ortodoxia en cuanto al culto a las imágenes.
- Fase Amórica (815-843): Desde León V el Armenio hasta Miguel III.
Contexto Apocalíptico y Orígenes del Conflicto
Este proceso religioso se produce en un contexto apocalíptico. Los cronistas Teófanes y Nicéforo relatan diversos sucesos:
- 726: Un gran terremoto y una erupción volcánica. Estos son hechos históricamente comprobados y debieron tener un impacto fundamental en el campesinado del siglo VIII.
- 740-741: Sucesivos terremotos e inundaciones.
- 746-747: Una devastadora epidemia de peste que causó un gran número de muertos en Constantinopla.
La Interpretación Providencialista
Ante estos eventos, León III reunió a una comitiva de teólogos y les encargó un veredicto acerca de los sucesos que amedrentaban su reinado. Estos llegaron a una conclusión providencialista: Dios castigaba al Imperio por la idolatría de imágenes.
El Estallido de la Iconoclasia
A partir de entonces, se comenzaron a eliminar las imágenes religiosas en el Imperio.
Primeras Medidas y Reacciones
Se inició retirando una imagen de Cristo de la puerta del Palacio Imperial, lo cual suscitó una gran perplejidad. Toda la ciudad de Constantinopla estaba llena de símbolos religiosos: cada torre tenía una cruz, la Puerta Dorada estaba adornada, etc. Este hecho supuso un fuerte conflicto urbano, que se vio reflejado en una revuelta de los demos (distritos urbanos). El choque fue tal que el estrategos de la Hélade se autoproclamó emperador para luchar contra el falso emperador bizantino. Así, vemos cómo un conflicto inicialmente religioso derivó rápidamente en un conflicto político.
Visiones Enfrentadas: Iconoclastas e Iconódulos
En consecuencia, surgieron dos visiones enfrentadas:
- Iconoclastas: En contra del culto a las imágenes, encabezados por el emperador.
- Iconódulos: A favor del culto a las imágenes, constituidos principalmente por el monacato, el Papado y los patriarcados de Antioquía, Jerusalén y Alejandría.
Argumentos Iconoclastas
Los iconoclastas defendían la doble naturaleza de Cristo, la divina y la humana. Por lo tanto, veían que la representación de Dios en una imagen era irrealizable, pues en el icono solo se podría representar la naturaleza humana. Argumentaban que, de esta manera, se separaban las naturalezas de Cristo, con lo que solo se acababa adorando a una sola naturaleza; en otras palabras, esto se asemejaba al monofisismo, una herejía odiada a la que se le achacaban muchos de los desastres del Imperio, como la pérdida de Egipto.
Argumentos Iconódulos
Los iconódulos contaban con sólidos argumentos teológicos a su favor, encabezados por figuras como San Juan Damasceno. Ellos crearon la doctrina que finalmente iba a triunfar. San Juan Damasceno sabía que no se podían separar las naturalezas de Cristo, pero argumentaba que el pueblo analfabeto comprendería mejor las enseñanzas cristianas mediante ejemplos visuales. Se utilizó la imagen como un vehículo pedagógico. Se consideraba que una cultura de videntes (los que ven imágenes) o de oyentes (los que escuchan las escrituras) era fundamental para la evangelización; la expansión del cristianismo hacia pueblos paganos sería más accesible por medio de la imagen.
Desarrollo Político y Teológico de la Controversia
El Decreto Imperial y la Deposición del Patriarca Germán
En el año 730, León III depuso al patriarca Germán, quien era iconódulo. A partir de este momento, se promulgó el Decreto Imperial, el cual prohibía el culto a las imágenes y ordenaba la destrucción de las existentes. Este decreto fue desobedecido por el Papa, quien aprovechó dicha medida para reafirmar su posición frente a Constantinopla.
Profundización Teológica bajo Constantino V
El emperador Constantino V le dio un mayor contenido teológico a la postura iconoclasta. Se realizó el Concilio de Hieria (754), donde se acordó suprimir las imágenes y sustituirlas por pinturas naturalistas o motivos decorativos. El Horos (definición o canon) de este concilio estableció estas directrices.