El Contrato Social y el Imperativo Categórico en la Filosofía de Kant

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El Contrato Social

Contrato Social: Hipótesis según la cual los individuos realizan un pacto o contrato mediante el que crean el Estado civil y se someten a un orden legal para salir del estado de naturaleza, en el que se supone que vivíamos antes de este hecho y que se caracterizaba por ser un estado semisalvaje, sin leyes y en guerra permanente.

El contrato social fue, según Kant, la primera obligación moral que se trazaron los individuos, con el fin de buscar la paz, la justicia y la libertad, que solo son posibles en un estado civil. Kant piensa que el sistema de gobierno que se deriva directamente del contrato social y que garantiza estos derechos es la constitución republicana.

Esta idea de un contrato originario la toma Kant de una tradición de pensamiento político iniciada con Hobbes y continuada por Locke y Rousseau, y que se denomina contractualismo. Esta corriente afirma que el hombre no es un ser social por naturaleza, como afirmaba Aristóteles, sino por convención, creando la sociedad a partir de un contrato en el que se buscan las condiciones más ventajosas para todos.

En el caso de Kant, el contrato social implica la sumisión absoluta de los individuos a una autoridad, lo cual acerca el pensamiento kantiano a Hobbes. Pero, al mismo tiempo, supone que el individuo es colegislador, esto es, que ninguna ley puede ser aprobada sin su consentimiento y que, por tanto, el gobernante tiene que dictar las leyes como si emanasen de la voluntad general, lo que por otra parte aproxima el pensamiento de Kant a Rousseau.

Pero este pacto no es un hecho histórico, sino una idea de la razón que debe servir de guía al gobernante para establecer como leyes solo aquellas a las que todos los ciudadanos pudieran dar su consentimiento.

El Imperativo Categórico

El Imperativo Categórico es un mandato conforme a una regla o norma que describe cómo debemos actuar. Tiene un carácter constrictivo.

Kant distingue entre máximas y mandatos. Cuando la razón se dirige al conocimiento de la realidad, da lugar a principios prácticos subjetivos, las máximas; y cuando utilizamos la razón para la dirección de nuestra conducta, obtenemos principios prácticos o leyes prácticas, los mandatos.

Kant los denomina principios prácticos porque son leyes prácticas o relativas a la acción. Dice también que son objetivos, puesto que aspiran a servir para todo sujeto racional, y de ese modo diferenciarlos de las máximas o principios prácticos subjetivos.

Además, los imperativos pueden ser hipotéticos o categóricos:

Imperativos Hipotéticos

Los imperativos hipotéticos prescriben una acción como buena porque dicha acción es necesaria para conseguir algún propósito. Se dividen en imperativos hipotéticos de la habilidad e imperativos hipotéticos de la prudencia.

Imperativos Categóricos

Los imperativos categóricos son mandatos con carácter universal y necesario: prescriben una acción como buena de forma incondicionada, mandan algo por la propia bondad de la acción, independientemente de lo que con ella se pueda conseguir. Declaran la acción objetivamente necesaria en sí, sin referencia a ningún propósito extrínseco. Para Kant, solo este tipo de imperativo es propiamente un imperativo de la moralidad.

Así, el Imperativo Categórico de Kant está dividido en tres formulaciones que, a la vez, forman una unidad, ya que sin una de sus partes no puede funcionar ni existir como imperativo. Estas tres formulaciones, preceptos o reglas son las siguientes:

  • Primera Formulación (Ley Universal): Obra solo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal.
  • Segunda Formulación (Humanidad como Fin): Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solo como un medio.
  • Tercera Formulación (Reino de los Fines): Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de los fines.

Este Imperativo Categórico hace que las posiciones éticas se transformen en acciones morales que creen bienestar para todos, independientemente de la conveniencia del sujeto que se ha formulado la pregunta por el sentido de la vida o ha tomado una postura sobre el mismo concepto (ética). Con el Imperativo Categórico, Kant busca que la acción moral esté centrada en el sujeto y, con ello, que las personas se hagan responsables de sí mismas y, por consiguiente, de la sociedad en la que viven. Esto evita que piensen en el bien propio como centro egoísta de sus acciones, permitiéndoles pasar a un nivel de mayor trascendencia y buscar el bien común a partir de la responsabilidad personal.

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