Contrastes Filosóficos: Tomás de Aquino y Descartes

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Contrastes Filosóficos entre la Edad Media y la Modernidad

La filosofía ha abordado cuestiones fundamentales sobre la existencia, el ser humano y el conocimiento a lo largo de la historia. Un punto de inflexión significativo se encuentra en la transición del pensamiento medieval al moderno, ejemplificado por las figuras de Tomás de Aquino y René Descartes. Sus enfoques divergentes en temas clave como la demostración de la existencia de Dios, la relación entre alma y cuerpo, y el fundamento del conocimiento, marcan un cambio profundo en la perspectiva filosófica.

La Demostración de la Existencia de Dios

El pensamiento escolástico de los siglos XII y XIII, especialmente con Tomás de Aquino, busca demostrar la existencia de Dios a partir del mundo natural. Su método es a posteriori, es decir, parte de lo que se observa en la realidad, como el movimiento, la causalidad o el orden del universo, para llegar a la idea de un ser supremo. Tomás de Aquino expone esto en sus famosas "cinco vías", entre ellas:

  • Primera vía (movimiento): Todo lo que se mueve es movido por otro, por lo que debe existir un primer motor inmóvil, que es Dios.
  • Tercera vía (contingencia): Como en el mundo hay seres que pueden dejar de existir, debe haber un ser necesario que siempre haya existido: Dios.

Para Aquino, Dios es la causa y fundamento del ser y del orden, pero el conocimiento humano no depende necesariamente de Él, ya que puede alcanzarse por medio de la razón natural.

En cambio, Descartes, filósofo moderno, rompe con esta forma de pensar. Su demostración de la existencia de Dios no parte del mundo externo, sino de la introspección racional y del uso de ideas innatas. Su razonamiento incluye argumentos a priori, basados en la claridad y distinción de las ideas, y también algunos a posteriori, pero siempre desde la mente, no desde la experiencia sensible.

Para Descartes, Dios es fundamental porque garantiza la verdad del conocimiento: sin la existencia de un Dios perfecto y no engañador, no podríamos confiar ni siquiera en nuestros pensamientos.

En resumen, Tomás de Aquino parte de la experiencia del mundo y demuestra a Dios como causa del ser, mientras que Descartes parte de la razón interna y usa a Dios como garante del conocimiento cierto. Esta diferencia muestra el paso de una visión teológico-natural en la Edad Media a una perspectiva racionalista en la filosofía moderna.

Relación entre el Alma y el Cuerpo

La filosofía antigua abordó la naturaleza del ser humano como una unidad entre alma y cuerpo. Pensadores como Platón y Aristóteles creían que ambas partes estaban conectadas. Platón pensaba que el cuerpo era una especie de prisión para el alma, pero aún así, reconocía su importancia. Aristóteles, por su parte, proponía una visión más integrada: el ser humano es una sustancia compuesta, donde el alma es la forma del cuerpo, es decir, su principio vital, lo que le da vida y organización. Según él, no puede haber alma sin cuerpo, y viceversa, salvo en ciertos aspectos del pensamiento más abstracto.

Además, Aristóteles distingue entre distintos tipos de alma: la vegetativa (en plantas), la sensitiva (en animales) y la racional (en humanos). Esta última es la que nos permite pensar, reflexionar y conocer de forma abstracta. En este enfoque, alma y cuerpo trabajan juntos, como la vista necesita del ojo para funcionar.

En cambio, en la filosofía moderna, Descartes introduce una nueva visión: el dualismo. Para él, el ser humano está compuesto por dos sustancias distintas e independientes: el cuerpo (res extensa) y la mente o alma (res cogitans). Lo que define al ser humano es su capacidad de pensar: "pienso, luego existo" (cogito, ergo sum). La mente, según Descartes, puede existir sin el cuerpo, lo que marca una separación radical entre ambos. Esta concepción da inicio a una visión mecanicista, en la que el cuerpo funciona como una máquina, y la mente es algo aparte.

En resumen, mientras que la filosofía antigua proponía una visión unitaria e integrada del ser humano, en donde alma y cuerpo son inseparables, la filosofía moderna, con Descartes, establece una separación tajante entre mente y cuerpo, lo que transforma profundamente la manera en que se entiende la naturaleza humana.

Método y Fundamento del Conocimiento

En la Edad Media, Tomás de Aquino demuestra la existencia de Dios partiendo del mundo natural: observa el movimiento, la causalidad, el orden y la contingencia de los seres. Utiliza argumentos a posteriori, es decir, que parten de la experiencia. En sus "cinco vías", concluye que debe existir un Dios como causa primera, ser necesario y origen del orden del universo. Sin embargo, para Aquino, aunque Dios es el fundamento del ser, el conocimiento humano puede alcanzarse por la razón sin depender directamente de Él.

Descartes, en la filosofía moderna, cambia este enfoque. En lugar de partir del mundo externo, inicia desde el pensamiento interno. Usa principalmente argumentos a priori, basados en ideas innatas y en lo que es claro y distinto para la razón. Para Descartes, la existencia de un Dios perfecto y no engañador es fundamental, porque sin Él no podríamos estar seguros de que nuestro conocimiento es verdadero.

En resumen, Aquino parte de la experiencia del mundo para demostrar racionalmente la existencia de Dios, mientras que Descartes parte de la razón y la idea de Dios para garantizar la verdad del conocimiento. Esta diferencia marca el paso de una visión más teológica y naturalista en la Edad Media a una más racionalista y subjetiva en la filosofía moderna.

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