Contraste de mentalidades en El Jardín de los Cerezos

Enviado por Chuletator online y clasificado en Filosofía y ética

Escrito el en español con un tamaño de 2,99 KB

Los personajes de Lopajin y Liubov representan mentalidades opuestas, contradictorias, antitéticas. Chejov logra manifestar esta idea a lo largo de toda la obra. Lopajin es un ser práctico, emprendedor y activo. Liubov, en cambio, es pasiva, derrochadora e irresponsable: “Yo mientras tanto derrocho”. El personaje de Liubov es propenso al sentimentalismo, representa a una nobleza en decadencia que no asume su nueva realidad, que no da valor al dinero pero lo necesita para mantener su nivel de vida.

Ante la situación de endeudamiento que enfrenta la familia y el inminente remate de las tierras, Lopajin propone una solución concreta: dividirlo en parcelas y edificar casas veraniegas de alquiler. Sin embargo, Liubov y su familia desmerecen la visión comercial de Lopajin y lo tratan como el simple mujik que era antes: “Talarlo? Perdone, querido, pero usted no entiende nada de estas cosas”. En esta discusión se aprecia con claridad el choque de dos mentalidades de clase, totalmente opuestas.

Para Lopajin el valor de la mansión y el jardín, está dado por el beneficio económico que pueda obtenerse, Liubov, en cambio, considera a la belleza del jardín como un bien en sí mismo. El jardín de los cerezos representa para la familia un estatus, una distinción social y se aferran a mantener las apariencias, aspecto que se manifiesta en el baile ofrecido por Liubov en plena bancarrota. La pérdida del jardín supone, entonces, una gran tristeza en la familia: “Sin el jardín de los cerezos no comprendo la vida”. Tras la venta del jardín, Liubov expresa: “Me siento a punto de morir”, representando la mentalidad sentimentalista.

Lopajin aparece desde un principio preocupado por la hora y el tiempo; representando así un personaje dinámico, adaptado al cambio, que se contrapone con la inactividad de los nobles. El ex mujik está constantemente pendiente de su reloj, esta idea es reflejada en la repetición de ciertas acotaciones escénicas a lo largo de toda la obra; “(Consulta al reloj)”. El personaje de Lopajin tiene presente la fugacidad del tiempo (“Sí, es verdad, Como corre el tiempo”) y es el único que tiene conciencia de la necesidad de actuar ante la inminente subasta: “Es preciso tomar una decisión… el tiempo apremia”.

Para Liubov, en cambio, el tiempo es algo casi irreal. Liubov es un personaje trágico por excelencia. En la tragedia predomina el sentimiento nostálgico a causa de las desdichas de las que ha sido testigo la casa. A lo largo de la obra, Liubov recuerda los espacios de la casa con mucho cariño, y cree volver en el tiempo a su juventud; “y todavía sigo siendo niña”. Evade la realidad, resguardándose en sus sentimientos hacia el pasado: “Mirad, mirad! Allá va por el jardín nuestra difunta madre vestida de blanco! Sí, es ella !”, mientras que, Lopajin evade dichos sentimientos a través del trabajo. Liubov ignora la oferta de Lopajin y reprime el problema de las deudas para observar a los cerezos con nostalgia.

Entradas relacionadas: