Contraste Filosófico: La Realidad, el Conocimiento y la Ética según Platón y Kant

Contraste Filosófico: Platón vs. Kant

1. La Realidad (Metafísica)

La Visión Dualista de Platón

Platón plantea que la realidad está compuesta por dos niveles: el mundo sensible y el mundo inteligible. El mundo sensible es aquel que percibimos con los sentidos, formado por objetos materiales que cambian, nacen y mueren. Todo lo que existe aquí es temporal, está sujeto a la corrupción y la transformación.

En cambio, el mundo inteligible, accesible solo mediante la razón, contiene las Ideas o esencias inmutables de las cosas. Estas Ideas no cambian, son eternas y perfectas, y representan la verdadera realidad para Platón. Por ejemplo, aunque veamos muchas mesas diferentes, todas participan de la Idea de “mesa”.

La Realidad como Fenómeno en Kant

Kant, por su parte, tiene una visión muy distinta. Él sostiene que la realidad no es algo completamente objetivo, ya que el sujeto no se limita a recibir información, sino que construye activamente la realidad mediante sus propias estructuras mentales. Existen cosas fuera de nosotros (el noúmeno), pero nunca accedemos a ellas “en sí”, sino como fenómenos, es decir, como aparecen a nuestros sentidos organizados por el espacio, el tiempo y las categorías del entendimiento. En ese sentido, la realidad para Kant es siempre una interpretación mediada por la estructura cognitiva humana.

2. El Conocimiento (Epistemología)

El Ascenso Racional de Platón

Para Platón, conocer implica ascender desde la opinión (doxa) hacia el conocimiento verdadero (episteme). La doxa se basa en lo que perciben los sentidos, mientras que la episteme se alcanza mediante la razón y el ejercicio filosófico.

Este proceso de ascenso está representado en su célebre Alegoría de la Caverna, donde salir de la oscuridad representa acceder al mundo de las Ideas y, por lo tanto, al conocimiento genuino.

La Síntesis de Sensibilidad y Entendimiento en Kant

Kant argumenta que el conocimiento solo es posible si se combinan dos elementos esenciales:

1. La sensibilidad, que recibe datos brutos del exterior (intuiciones).
2. El entendimiento, que los organiza usando categorías innatas (conceptos).

Si no hay datos sensibles, no hay conocimiento, pero si no hay estructura mental, los datos no se comprenden. Así, todo conocimiento parte de la experiencia, pero está determinado también por el modo en que el sujeto conoce (la revolución copernicana de Kant).

3. El Ser Humano (Antropología)

El Alma Inmortal y Tripartita de Platón

Platón ve al ser humano como una unidad de cuerpo y alma, donde el alma es lo esencial. Esta alma es inmortal y ha vivido antes de encarnarse en un cuerpo. El alma se divide en tres partes:

• La racional (Logistikon), que busca la verdad y debe guiar.
• La irascible (Thymoeides), que nos mueve a la acción con valor.
• La concupiscible (Epithymetikon), que desea placeres y necesidades básicas.

La virtud consiste en mantener el equilibrio entre estas tres partes, con la racional guiando a las otras dos.

El Ser Dual: Fenómeno y Noúmeno en Kant

Kant entiende al ser humano como un ser dual: por un lado, es fenómeno, sujeto a las leyes de la naturaleza como cualquier objeto físico; por otro, es noúmeno, un ser libre capaz de actuar por principios racionales.

Esta libertad moral es lo que permite que exista la responsabilidad ética. Según Kant, no actuamos correctamente por conveniencia o por inclinaciones, sino por respeto a la ley moral que nos damos a nosotros mismos.

4. Ética o Filosofía Moral

La Ética Teleológica e Intelectualista de Platón

La ética de Platón se basa en el intelectualismo moral: solo quien conoce lo que es el Bien puede actuar correctamente. El mal se debe a la ignorancia. Por eso, para Platón, educar es una tarea fundamental: solo cuando el alma conoce la Idea del Bien puede alcanzar la justicia.

Esta ética busca modelos universales que sirvan tanto para la vida individual como para la organización de la sociedad (la polis).

La Ética Formal y Deontológica de Kant

Kant, en cambio, propone una ética formal y deontológica. No importa qué resultado tenga una acción, sino si ha sido realizada por deber. La base de su moral es el imperativo categórico, una regla que establece que solo debemos actuar según máximas que podamos querer como leyes universales. Esta ética no se basa en sentimientos ni consecuencias, sino exclusivamente en la voluntad racional y autónoma.