Contexto Filosófico y Político de Platón: Influencias y Teoría del Estado Ideal

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Contexto Cultural de Platón

La democracia ateniense, en muchos aspectos modélica, no era completa: los esclavos, los extranjeros y las mujeres no gozaban de los derechos de ciudadanía. Tras las guerras del Peloponeso, se calcula que vivían en Atenas en torno a 250.000 personas, de las cuales no llegaban a 30.000 las que poseían el estatuto de ciudadanos.

El modelo heroico de la época precedente es sustituido por un ideal más cotidiano, realista y naturalista. Así, el gusto por el equilibrio, la armonía y la realización de cualquier obra según una medida o canon —tan característico de la época clásica— da paso a un mayor movimiento, expresión de sentimientos e incluso barroquismo. En escultura el canon (búsqueda de proporciones corporales perfectas) se estiliza —el cuerpo ideal de siete cabezas pasa a ocho—, acogiendo así la gracia y los primeros atisbos de sensualidad: se trata del estilo bello de Praxíteles.

En consonancia con este giro hacia lo concreto humano, surge la comedia de Aristófanes, muy distante de las grandes creaciones de la tragedia anterior (Esquilo, Sófocles, Eurípides). Heródoto y Tucídides, por su parte, fundan la historiografía. La oratoria (Demóstenes) y la retórica (Sócrates), saberes que eran fundamentales para triunfar en el ágora, alcanzan un relieve extraordinario. La matemática conoce un gran desarrollo en la antigua Grecia. A diferencia de culturas como la mesopotámica o egipcia, existe un interés por fundamentar teóricamente la matemática.

Contexto Filosófico de Platón

El primer maestro de Platón fue Crátilo, un discípulo poco brillante de Heráclito. Se puede decir que Platón toma de Heráclito la concepción del mundo sensible como un perpetuo fluir, si bien con la diferencia fundamental de que para Platón se trata de un mundo que no es verdaderamente real. Sin duda, más influencia ejerce en su filosofía Parménides. Si exceptuamos el monismo y el materialismo parmenídeos, podemos decir que las Ideas platónicas poseen los mismos rasgos que el Ser de Parménides (eterno, imperecedero, inmóvil, indivisible). La epistemología platónica también tiene a Parménides como precedente, al establecer que el acceso a la verdad es a través de la razón y no de los engañosos sentidos. El pitagorismo fue un referente permanente en su obra, por ejemplo, en aspectos como la importancia concedida a las matemáticas, la creencia en la inmortalidad del alma, la doctrina de la reencarnación, la concepción dualista del hombre y la consideración del cuerpo como sepulcro (soma-sema). La concepción de materia en Platón es básicamente la misma que la de los atomistas (Leucipo y Demócrito): se trata de algo caótico, informe, eternamente en movimiento. Obviamente, la influencia más profunda y determinante es la de Sócrates. Todo el pensamiento platónico está teñido de socratismo: el intelectualismo moral, la valoración de la razón frente al mundo cambiante de las opiniones, la concepción de la filosofía como permanente diálogo, la preocupación por la política y por la educación del ciudadano. Si es inevitable hablar de Sócrates, no lo es menos referirnos a los sofistas, que testimonian mucho de lo que Platón más rechazaba.

El enfoque divergente abarca prácticamente todos los ámbitos: si Platón se mueve en unas coordenadas optimistas, absolutistas, racionalistas, aristocráticas e innatistas, los sofistas, por el contrario, lo hacen en una línea escéptica, relativista, empirista, democrática y convencionalista. Si Platón y Sócrates defienden el diálogo como único método y sus enseñanzas son gratuitas, los sofistas recurren a largos discursos, al comentario de textos y cobran por su actividad docente.

El Gobernante Ideal según Platón

Si solo los filósofos deben gobernar, ¿quiénes pueden llegar a ser filósofos? Aquellos que están mejor preparados, los más constantes, los mejor formados corporalmente y los más altruistas. En el libro VII de la República, Platón nos presenta una larga carrera que empieza en la niñez y que alcanza hasta pasados los cincuenta años. Comienza con un aprendizaje en artes, continúa con las ciencias y acaba con el estudio y con la reflexión sobre las ideas. La idea del bien no puede alcanzarse mediante ninguna forma de enseñanza religiosa, ni averiguando la opinión de la mayoría, ni utilizando la fuerza o la astucia. El bien solo se conoce mediante la facultad más alta y más sublime que poseemos los seres humanos, que es la razón. Y la actividad propia y característica de la razón es la filosofía; por tanto, solo mediante el esfuerzo filosófico será posible alcanzar la idea del bien, solo la filosofía podrá llevarnos a descubrir la esencia del poder legítimo y la naturaleza del Estado justo. Por eso, los filósofos deberían gobernar, porque son las únicas personas capacitadas para conocer la verdad. La intensa reflexión sobre la idea de justicia y el propósito de definirla y de determinar su esencia, así como el intento de establecer el modo de conocimiento que permite alcanzarla, es el objetivo principal de los diez libros de la República de Platón.

La Justicia en el Estado Ideal

Para Platón, la justicia es el fundamento del Estado ideal, y el Estado es justo cuando cada individuo es justo y se ocupa correcta y virtuosamente de las tareas y de los cometidos que le corresponden de acuerdo con su clase social. De ahí que Platón asigne a cada una de las clases que conforman el Estado (y a cada una de las partes del alma con las que se corresponden) una virtud específica o prioritaria, como hemos visto. Platón entiende la justicia como la virtud que engloba y que armoniza las otras tres virtudes propias de cada clase social, pues la justicia se realiza cuando cada individuo cumple sus tareas y desarrolla las funciones que le competen. Las funciones del Estado son muchas y diversas, y todas ellas necesarias para la vida en sociedad. De ese modo, la justicia fundamenta la unidad y la eficacia tanto del individuo como del Estado y garantiza un perfecto equilibrio en la relación entre ambos.

Tipos de Gobierno según Platón

Platón insiste en que, si no se garantiza que los gobernantes sean sabios, cualquier régimen político corre el peligro de caer en el caos y en la injusticia. Por eso, considera que solo hay un tipo válido de gobierno, aquel en el cual los gobernantes sean sabios y aprecien más el saber que el poder; es decir, que sean amantes del saber (filósofos) y no del poder.

Según Platón, este gobierno de los más sabios puede ser el gobierno de unos pocos que demuestren ser los mejores, los filósofos-gobernantes (aristocracia en sentido literal, ‘gobierno de los excelentes’), o de un solo individuo que haya mostrado un saber superior a los demás en cuestiones políticas, el filósofo-rey (monarquía, pero no hereditaria, sino en el sentido de gobierno de un solo individuo).

Formas de Gobierno según Platón

Además de esta forma ideal de gobierno, Platón considera que hay cuatro formas más de gobierno:

  • Timocracia: ‘gobierno de la fama’; en este régimen gobiernan los individuos que buscan los honores y la fama, objetivos que no garantizan la estabilidad ni la justicia.
  • Oligarquía: ‘gobierno de unas pocas personas’; se considera que el fundamento de esta forma de gobierno es la búsqueda de riquezas materiales.
  • Democracia: aunque significa ‘gobierno del pueblo’, Platón la define como el «gobierno de los pobres» y la critica porque no se instaura un gobierno basado en el conocimiento, sino en la suerte y en la demagogia.
  • Tiranía: gobierno de un solo individuo que busca el beneficio propio y que se impone mediante la fuerza bruta.

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