La Construcción Social del Conocimiento y la Percepción Social

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La Construcción Social del Conocimiento

Dos Experimentos sobre la Percepción

El primero se basó en una ilusión óptica conocida como ilusión autocinética. Dando por supuesto que, en la oscuridad, un punto luminoso fijo se percibe como si se estuviese moviendo, se le pidió a un grupo de sujetos que calcularan la distancia recorrida por el punto, cada uno con una cifra diferente. Las respuestas variaron bastante entre sí. Pero si se les pedía que dijeran la respuesta delante de los demás, los últimos tendían a aproximarse a lo que habían dicho los primeros. En su momento, este experimento no tuvo demasiada repercusión, pero en los años 50, otro psicólogo llamado Solomon Asch diseñó otro experimento similar donde, a diferencia del primero, la certeza perceptiva debería ser total. La prueba consistía en que había dos recuadros: en el de la izquierda había una línea y en el de la derecha, tres. Se debía decir cuál de las líneas de la derecha era igual que la de la izquierda. Cuando se preguntaba a los sujetos por separado, todos respondían lo mismo, pero cuando se introducía a un sujeto entre un grupo de cómplices falsos que respondían mal, el sujeto dudaba ante sus propios sentidos por la respuesta que habían dado los demás. Estas personas tenían miedo a parecer extravagantes si respondían lo que ellos pensaban, y un par de datos lo apoyan:

  • A diferencia del primer experimento, si al sujeto engañado se le volvía a hacer la misma pregunta, pero ahora solo, lo más probable es que esta vez respondiera correctamente.
  • Si se hacía una pequeña modificación en la situación experimental de forma que los cómplices no contestaran unánimemente, el sujeto se sentía reforzado en su propia opinión y contestaba correctamente.

La Percepción de los Otros: Primeras Impresiones y Profecías Autocumplidas

Experimento sencillo: es el primer día de clase y ninguno de los alumnos conoce nada del profesor, solo el nombre. Se puede fingir que se le conoce y decir a uno de los grupos que se trata de un profesor estupendo; a otro grupo se le dirá que no prepara las clases y que no sabe explicar. El profesor da su primera clase y después pregunta a los alumnos qué les ha parecido. Es probable que los del primer grupo comuniquen impresiones positivas y los del segundo, negativas. Esta impresión puede durar días, meses o incluso el curso entero.

En los años 60, Robert Rosenthal distribuyó al azar ratas de un conjunto en dos grupos y les dijo a sus ayudantes que en un grupo había puesto a las más inteligentes y en el otro, a las más torpes para aprender. Cuando les pidió a estos mismos ayudantes que le describiesen lo que habían aprendido estas ratas en cinco días, pudo comprobar que las ratas del grupo "tonto" no habían aprendido casi nada y las del grupo "listo" habían hecho grandes progresos, cuando los dos grupos se habían formado al azar. Unos años después, el mismo psicólogo realizó una simulación parecida en una escuela. Acudió un día a una clase para pasar un test de inteligencia a los alumnos, pero, en vez de entregar al profesor los resultados reales, le entregó otros totalmente aleatorios. Unos meses después volvió y les pasó otra vez el mismo test de inteligencia. Sus resultados (ahora reales) coincidían casi con los que él mismo había inventado.

Halos Sugeridos

Un experimento llevado a cabo por Harold Kelley en 1950 muestra hasta qué punto una palabra aparentemente irrelevante puede modificar nuestro juicio sobre una persona. Dos grupos de alumnos que iban a asistir como espectadores a un debate universitario recibieron una información sobre los participantes en la que el moderador del debate aparecía como amable, trabajador, crítico, práctico y decidido para un grupo, y como frío, trabajador, crítico, práctico y decidido para el otro grupo. Una sola nota diferente que, además, no afectaba a su funcionamiento como moderador. Al ser preguntados después del debate sobre el papel del moderador, los estudiantes del primer grupo dieron notas mucho más altas que las del segundo.

Estos ejemplos de profecía autocumplida muestran que la propia existencia de una creencia o expectativa es la causa que provoca las condiciones que hacen que esa expectativa se cumpla.

La Teoría de la Atribución

La atribución puede ser de dos clases: intrínseca o extrínseca. En la atribución intrínseca, interpretamos el comportamiento a partir de rasgos propios del sujeto. En la atribución extrínseca, interpretamos dicha conducta como consecuencia de alguna situación o circunstancia exterior.

Los psicólogos hablan de error fundamental de atribución, que es la tendencia a exagerar los aspectos personales al atribuir causas a la conducta de los demás y a minimizarlos respecto a la conducta propia. En los 90 se reformuló esto introduciendo la atribución defensiva como la tendencia a atribuir los éxitos propios a las cualidades personales y los fracasos a factores externos.

Según Harold Kelley, la atribución está determinada por tres clases de información: singularidad, consenso y consistencia. Ejemplo: Roberto nos dice que disfrutó mucho viendo una película. Aplicaremos los tres criterios: Roberto habitualmente se aburre en el cine, pero en esta ocasión se divirtió (singularidad); otros que vieron la película también pasaron un buen rato (consenso); además, Roberto ha dicho lo mismo en distintas ocasiones ante interlocutores distintos (consistencia). Podemos concluir que se trata de una película entretenida. Si los tres criterios hubieran proporcionado diferentes resultados, la conclusión también habría sido diferente. Para formarnos una primera impresión de alguien nos servimos de unos esquemas mentales, que pueden ser estereotipados o proporcionados por la misma situación. La primera impresión se forma a partir de lo que no es habitual, lo que destaca en un contexto dado.

Estereotipos y Prejuicios

Son creencias acerca de lo que se supone son características comunes de los miembros de un determinado grupo social. Es un principio psicológico fácil de comprobar: la tendencia a considerar iguales a las personas que pertenecen a grupos distintos del nuestro. Si los estereotipos son creencias previas excesivamente simplificadas, los prejuicios son actitudes negativas dirigidas hacia los miembros de un grupo. Si este grupo es minoritario o alejado del poder, los prejuicios desembocan fácilmente en discriminación o agresividad dirigida hacia el grupo. Inducir prejuicios, discriminación y agresividad de una parte de la comunidad a otra es fácil. Muchas veces se ha dado por supuesto que, como los prejuicios nacen del desconocimiento, basta la mera convivencia para fomentar el conocimiento mutuo y eliminar los prejuicios. Las mayores tasas de discriminación se dirigen siempre hacia grupos próximos, de los que cabe suponer un conocimiento mayor que de otros alejados. No es suficiente el mero contacto, deben darse las siguientes circunstancias:

  • Debe tratarse de un contacto entre iguales.
  • Fomentar la cooperación entre grupos en tareas que benefician a ambos, siempre que las tareas tengan éxito. En caso contrario, cada grupo culpará al otro del fracaso.
  • Minimizar la competencia entre grupos y los agravios comparativos.
  • Es fundamental el papel de la escuela y los medios de comunicación.

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