La Construcción de la Otredad en Antropología: Perspectivas Históricas y Culturales

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La Construcción de la Otredad en Antropología

El tema central en la antropología siempre ha sido el estudio del hombre, del “otro”, siendo este una construcción social. La creación de este concepto nos diferencia del “nosotros”, y desde aquí comienza una gran dicotomía: la diferencia entre el “nosotros” y el “otro”.

Contexto Histórico: Los Pares Antagónicos

Desde los años 60, 70 y 80, en cualquier ciencia (antropología, sociología, filosofía...), todo se estudiaba a través de los pares antagónicos (nosotros-otro; hombre-animal; doméstico-público).

La Definición del "Otro": Primitivo, Salvaje y Bárbaro

El estudio del “otro” es conocido como el estudio del primitivo, el salvaje o el bárbaro, que es aquel individuo que nos marcará como agentes y sujetos civilizados. Este individuo primitivo está condensado a través de la idea de la monstruosidad; es comparado con un monstruo.

Clasificación y Jerarquía Social

Esta idea de primitivo conlleva la noción de que siempre estará por debajo de nosotros, los civilizados. Estos individuos (primitivos) fueron clasificados por todas las ciencias sociales hasta que se dio por terminado el funcionalismo hacia los años 1930. Se les clasificó como seres débiles, vagos, irracionales, etc.. Estos individuos eran clasificados tipológicamente a través de los pares del cuerpo; por tanto, aquellos individuos con estatura pequeña eran clasificados como más vagos que otros con mayor estatura.

Metodologías de Estudio de la Otredad

Esta otredad se puede analizar a través de diferentes etnografías. La antropología se basa en el estudio de “objetos” (cacharros), “cultura material”, “prácticas culturales” o “discursos”. Estas prácticas culturales y la cultura material están diferenciadas entre las sociedades trabajadoras y las sociedades burguesas, pues en cada sociedad los objetos se relacionan de diferente modo: mientras que para unos existe un lazo importante, para otros ese lazo puede no ser tan importante.

La Ilustración y el Surgimiento de la Antropología

Con la llegada de la Ilustración en el siglo XVIII, se buscó y estudió al “otro” de manera desesperada. Sin embargo, un siglo más tarde, ya se conocía a algunos antropólogos y a esta ciencia en las universidades, en las cuales se enseñaba a pensar antropológicamente.

La Búsqueda del "Otro" y el Descubrimiento Mutuo

Centrándonos en el siglo XVIII, ya había antropólogos que buscaban enérgicamente al “otro”, saliendo estos a otros países en su búsqueda. Esta búsqueda del “otro” permitió legitimar que ellos (nosotros) eran los civilizados. Estos antropólogos decían haber descubierto otras civilizaciones; sin embargo, el descubrimiento era mutuo, pues ambas partes eran descubiertas; es decir, tanto el primitivo descubría al civilizado como a la inversa. En estos descubrimientos, se encontraron culturas enriquecidas con adornos, tótems, cuerpos diferentes, etc. Con una serie de diferencias se marcó una etapa de antes y después, que distinguió la cultura occidental de la de los demás territorios.

Elementos Diferenciadores entre Occidente y Otras Culturas

Por tanto, existen elementos básicos que sirvieron para marcar diferencias entre Europa occidental y los demás.

La Sexualidad como Marcador de la Otredad

Por un lado, las prácticas culturales, basadas sobre todo en la sexualidad. Es decir, al descubrir a alguien, se fijaban en sus costumbres más exóticas para ellos, como las relaciones sexuales. Descubrieron, pues, que las prácticas sexuales eran diferentes a las habituales en Europa; esto dio pie a la denominación de seres bárbaros. Por ejemplo, mientras para los primitivos era normal que una mujer tuviese relaciones con varios hombres, en la estructura occidental (en la que se basaban estos antropólogos), esta clase de relación en las mujeres era considerada propia de una prostituta.

La Concepción de Familia

Por otro lado, se encuentra la idea de familia, que no existía en estas sociedades de bárbaros. Para los occidentales era curioso que la función de marido y procreador no fuera tal, sino que la ejercieran otros hombres del grupo étnico. Por tanto, los hijos eran de otro, pero el marido los veía como suyos.

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