La Construcción del Carácter: El Poder Moldeador de los Hábitos Cotidianos
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La Intrínseca Relación entre Hábitos y Carácter
Básicamente, la mayor parte de nuestras acciones son hábitos: costumbres, acciones reiteradas y pocas veces pensadas. Pero, además, nuestras costumbres, aquello que realizamos habitualmente, nos definen y crean nuestro carácter.
La Perspectiva Aristotélica: Somos lo que Hacemos Repetidamente
«Somos aquello que repetidamente hacemos».
— Aristóteles
El conjunto de hábitos que vamos acumulando a lo largo de la vida forman nuestro carácter. Los hábitos se forman por la repetición de actos. Y el conjunto de hábitos define el carácter. Por eso, cada acto de nuestra vida es importante, porque contribuye a fortalecer o debilitar nuestros hábitos, o a eliminar o crear otros nuevos; es decir, a darle forma a nuestro carácter.
La Manifestación del Carácter a Través de los Hábitos
Los hábitos ponen de manifiesto el carácter de la persona: su forma de ser y hacer, de organizarse y trabajar, más allá de las definiciones que la persona ha acuñado de lo que cree y dice que es. Lo que somos se construye a través de lo que hacemos cotidianamente. Así, nuestros hábitos adquiridos nos predisponen a comportarnos de formas semejantes a las acciones que nos hicieron adquirir dichos hábitos.
El Ciclo de Actos, Hábitos y Carácter
Los actos llevan a los hábitos; el conjunto de hábitos da forma al carácter; y este facilita o dificulta la adquisición de nuevos hábitos y, por lo tanto, la realización de los actos relacionados con ellos. Este proceso se convierte en un ciclo. El carácter está hecho de hábitos. Los hábitos son factores poderosos que construyen y expresan el carácter en la vida de las personas: creencias, integridad, desempeño, identidad.
La Fuerza Inconsciente de los Hábitos
Hay una gran fuerza en nuestros hábitos. Nos empujan a actuar automáticamente, sin pensar, sin cuestionar la conducta, e incluso sin darnos cuenta de que esa conducta ya ha perdido contextualización con la realidad.
Perspectivas Filosóficas sobre el Carácter y el Hábito
Sócrates y el Ethos
Para Sócrates, el carácter (ethos) se relaciona con la forma de vida. Ethos significa carácter, pero no en el sentido de talante, sino en el de «modo adquirido por hábito», lo que significa que el carácter se logra mediante el hábito y no por naturaleza. Dichos hábitos nacen «por repetición de actos iguales».
Fernando Savater y la Acción
Nos hacemos con nuestro hacer porque nuestro hacer construye nuestro modo de ser. Al respecto, comenta Fernando Savater:
«La acción origina al ser humano».
Afectar los Hábitos es Afectar el Carácter
Los hábitos son pautas consistentes, a menudo inconscientes, que de modo constante y cotidiano expresan nuestro carácter y generan nuestra efectividad o inefectividad. Una cosa es lo que nosotros decimos que somos, pero lo que hacemos dice de forma elocuente quiénes realmente somos. Es en nuestra conducta, en lo que hacemos cada día, donde se manifiesta lo que realmente somos.
Se calcula que cada día tenemos unos 60.000 pensamientos, de los cuales el 90% son exactamente iguales a los del día anterior o de la semana anterior. Respecto a nuestros actos, el 40% son rutinas que se han ido integrando en nuestro comportamiento, según estudios de la Duke University. Esto deja claro que sin afectar nuestros hábitos, no es posible afectar nuestro carácter.
La Transformación del Carácter Mediante el Cambio de Hábitos
Nuestro carácter está hecho de muchos hábitos que construimos consciente o inconscientemente a lo largo de nuestra vida. Luego, cuando queremos afectar nuestro carácter, tenemos que afectar nuestros hábitos. No basta con reflexionar sobre lo que es moralmente correcto o incorrecto, conveniente o inconveniente, efectivo o inefectivo. Necesitamos disponernos a cambiar —eliminar viejos hábitos y/o adquirir nuevos hábitos— si realmente queremos cambiar nuestro carácter.
El Papel Fundamental de la Disciplina
Ahora, cambiar hábitos o desarrollar nuevos hábitos requiere de mucha disciplina. Disciplina y cambio de hábito van de la mano. La disciplina engendra carácter. Y la disciplina es autoeducación voluntaria. Implica resolución, enfoque y constancia.
Dentro de los consejos que William James da para adquirir hábitos, está lo que él llama «conservarse entrenado». Esto habla de permanencia, constancia, esfuerzo en una práctica regular del nuevo hábito adquirido; es decir, disciplina.
Disciplina es la capacidad que tenemos de hacer lo que sabemos que necesitamos hacer para alcanzar un objetivo, tengamos o no ganas de hacerlo. Esta capacidad es un ingrediente clave cuando queremos crear nuevos hábitos, eliminar o reemplazar hábitos que no nos ayudan a crecer en nuestra vida. Los hábitos se adquieren por repetición, a base de practicar una y otra vez la misma tarea. Para ello es fundamental la disciplina, que consiste en hacer lo que se tiene que hacer, aunque no nos apetezca o resulte incómodo.