El Poder Constituyente y la Supremacía de la Constitución: Evolución y Clasificación
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El Poder Constituyente y la Supremacía de la Constitución
Origen y Fundamentos del Poder Constituyente
El concepto de poder constituyente, fundamental en el derecho constitucional, se origina en las ideas de Locke. Bajo esta perspectiva, el Estado nace con un objetivo primordial: proteger y defender los derechos individuales, sin interferir en ellos. Este principio establece el contenido esencial del pacto social, que se plasma en la Constitución. La Constitución, como reflejo de este pacto, no puede ser vulnerada por ningún poder del Estado. No puede haber preceptos que contradigan la Constitución, y si los hay, deben ser inherentes al pacto social. Así, se identifica la Constitución como la ley fundamental del Estado y, por lo tanto, como la norma superior que vincula a todos, tanto ciudadanos como al propio Estado.
La Constitución como Norma Suprema: El Caso Americano
El artículo 46 de la Constitución Americana establece que esta será la norma suprema del país, y los jueces están obligados a cumplirla, prevaleciendo sobre cualquier otra norma. Esto significa que la Constitución y su contenido son inviolables, situándose por encima de cualquier legislación. El sistema americano afianzó este principio como respuesta a la situación colonial sufrida bajo la corona británica, que consideraban una vulneración de los principios de la Carta Magna, especialmente en dos aspectos:
- Derecho a ser juzgado por un juez nativo (americano y no británico) y en territorio nativo.
- Ningún impuesto sin representación.
La Constitución Americana se fundamenta en un sistema de separación de poderes. Sin embargo, hubo reticencias por parte de los jueces. Un ejemplo notable es la sentencia Marbury vs. Madison (juez Marshall), que versó sobre los poderes de los estados en materia de competencias.
La Adopción del Concepto de Constitución como Norma Jurídica en Europa
La concepción de la Constitución como norma jurídica se introdujo en Europa más de cien años después que en Inglaterra. En América, este proceso se consolidó después de la Primera Guerra Mundial. La Constitución Austriaca de los años 20 fue la primera en recoger el concepto de Constitución como norma jurídica, siendo adoptado en España a partir de la Constitución de 1931. La Constitución también actúa como un instrumento de regulación de la estructura gubernamental y de los derechos de los ciudadanos. En este sentido, han existido diversas clasificaciones de las Constituciones.
Clasificaciones de las Constituciones
Siguiendo la tesis clásica de Karl Stein, se pueden distinguir:
- Constituciones contenidas en un documento formal y las que no. Esta clasificación, en la actualidad, carece de sentido.
- Constituciones flexibles y rígidas, según el procedimiento para su reforma (en cuanto al número de revisiones).
- Constituciones según el tipo de gobierno o forma de Estado. Esta clasificación tampoco es óptima, ya que diferencia el tipo de gobierno o Estado, lo que no necesariamente caracteriza a la Constitución.
- Constituciones federales o unitarias.
- Constituciones originales y derivadas. Existen pocas constituciones originales, siendo la mayoría derivadas de principios básicos, como el parlamentarismo británico y el presidencialismo americano. Por lo tanto, esta tampoco es una forma de clasificación adecuada. Lo ideal es tomar preceptos de otras constituciones y adaptarlos a la realidad social, cultural y económica del país.
Clasificación de Loewenstein según el Papel de la Constitución
Loewenstein propone una clasificación de los países según el papel de la Constitución, estableciendo tres tipos:
- Constitución normativa: Existe una concordancia plena entre las normas constitucionales y la realidad. La Constitución funciona si es adoptada por el pueblo, que la desarrolla en la práctica dentro de una sociedad políticamente articulada como Estado y con la idea de que responde a las necesidades de sus destinatarios. No es suficiente con que la Constitución se apruebe de forma válida, sino que requiere ser aceptada por sus destinatarios. Ejemplo: Constitución Española de 1978.
- Constitución nominal: La Constitución carece de virtualidad si no se adapta a los preceptos políticos, quedando sometida a los cambios en el ambiente político y jurídico, y desajustada en los presupuestos económicos, lo que impide su efectiva aplicación. Ejemplo: Constitución Española de 1931.
- Constitución semántica: La conformación del poder hace que la Constitución solo sirva para confirmar el beneficio de los detentadores del poder, independientemente de que sean dictadores, comités, asambleas, etc. En este caso, el elemento formal puede o no existir, pero no responde a ninguna de las necesidades reales.