La Constitución Española de 1876: Clave de la Restauración Borbónica
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COMENTARIO 7: Constitución de 1876 (30-06-1876)
El presente texto histórico, titulado “Constitución de 1876 (30-06-1876)”, es un documento político-legislativo de fuente primaria. Se sitúa en 1876, al inicio de la Restauración, tras la proclamación de Alfonso XII como rey de España por el general Martínez Campos y la implementación de las primeras medidas del nuevo régimen. La Constitución fue decretada y sancionada por el rey con las Cortes el 30 de junio de 1876 en Madrid, dirigida al pueblo español con la finalidad de dotar a España de una constitución estable y conservadora, con leyes unificadas para todo el país.
Contenido y Contexto Histórico de la Constitución
El fragmento aborda una serie de artículos de la Constitución de 1876, cuyo objetivo era instaurar un nuevo régimen monárquico tras la caída de la I República. Estos artículos establecen:
- La confesionalidad católica del Estado, permitiendo el culto privado de otras religiones.
- El poder legislativo reside en las Cortes con el Rey y el ejecutivo en el Rey.
- El derecho a la libertad de expresión, reunión pacífica y asociación.
- La estructura bicameral de las Cortes: Senado (compuesto por senadores por derecho propio, vitalicios designados por el Rey o elegidos por corporaciones y mayores contribuyentes) y Congreso de los Diputados (electos y reelegibles según la ley).
- La extensión de la Constitución a todo el territorio español.
Este fragmento se enmarca en los primeros años de la Restauración. Tras el fracaso de la Revolución Gloriosa de 1868 y la inestabilidad de la monarquía resultante, se buscó restablecer la dinastía borbónica. El general Pavía dio un golpe de Estado en enero de 1874, y el general Serrano intentó estabilizar la situación y finalizar la guerra carlista. Los oficiales alfonsinos ganaron protagonismo, y la burguesía catalana y los círculos de negocios ultramarinos vieron en la vuelta de los Borbones una garantía de estabilidad.
En diciembre de 1874, el príncipe Alfonso, a través de un Manifiesto redactado por Cánovas, propuso el restablecimiento de la monarquía tradicional como solución a los problemas de España. Alfonso XII fue proclamado rey en Sagunto por el general Martínez Campos, obteniendo el apoyo del ejército y de la burguesía que previamente había respaldado a Isabel II. Así comenzó la Restauración, buscando un régimen liberal moderado similar al anterior a 1868.
Medidas del Nuevo Régimen y Consolidación del Turnismo
Cánovas se dedicó a conciliar a monárquicos, moderados y unionistas en torno a Alfonso XII. Se convocaron Cortes para elaborar una nueva constitución, aunque el proceso fue controlado por el partido conservador para asegurar su mayoría. Durante 1875, se tomaron medidas para obtener el apoyo de la Iglesia, controlar la prensa opositora y renovar los cargos de Diputaciones y Ayuntamientos. Se reconstituyó un ejército afín al rey para evitar futuros pronunciamientos, y Cánovas promovió la creación de dos partidos que se alternarían en el poder, respetando la constitución, pero sin ser partidos de masas, ya que el sufragio censitario de 1878 limitó considerablemente el electorado.
El nuevo régimen se caracterizó por un centralismo administrativo, evidenciado en la reorganización de Diputaciones y Ayuntamientos. Los propietarios elegían los cargos, y los alcaldes de ciudades mayores de 30.000 habitantes eran designados por el rey. Los presupuestos provinciales y municipales requerían aprobación real. La Constitución se extendió a las Provincias Vascas, aboliendo sus Fueros. El fin de la guerra carlista fortaleció la conciencia nacional unitaria, y Cánovas implementó la unificación de códigos y la igualdad jurídica en la Constitución.
Características de la Constitución de 1876
La Constitución de 1876 se estableció tras una constitución interna que reconocía la Monarquía y las Cortes. Otorgaba al rey la facultad de nombrar al jefe de gobierno, limitaba derechos establecidos en la Constitución de 1869 y reconocía vagamente las libertades políticas. Establecía Cortes bicamerales (artículo 19) y un Estado confesional católico (artículo 11), permitiendo el culto privado de otras religiones. A pesar de su carácter moderado, su flexibilidad permitió la aceptación de los progresistas y la implementación del sistema de turnismo y bipartidismo.
El Sistema de Turnismo y Bipartidismo
El sistema político se basaba en el Partido Conservador y el Partido Liberal, ambos defensores de la monarquía, la Constitución, la propiedad privada y un Estado liberal unitario y centralista. Contaban con el apoyo de élites económicas y clase media acomodada, con mayor presencia de terratenientes entre los conservadores y de profesionales entre los liberales. Cánovas del Castillo lideraba el Partido Liberal-Conservador, excluyendo a carlistas e integristas radicales, mientras que Sagasta lideraba el Partido Liberal-Fusionista, que agrupaba a progresistas, unionistas y algunos ex republicanos moderados. Sus diferencias políticas eran mínimas, con los conservadores tendiendo al inmovilismo y los liberales a un reformismo progresista y laico, pero siempre con un acuerdo de no derogar leyes del otro partido. Se alternaban en el poder para asegurar la estabilidad, convocando elecciones cuando un partido perdía la confianza de las Cortes.
Fraude Electoral y Caciquismo
Para mantener el sistema, se recurría al fraude electoral y al caciquismo. El sistema electoral corrupto aseguraba resultados favorables al gobierno, utilizando la influencia y el poder económico de los caciques. Se adulteraba el voto mediante el sufragio censitario, trampas y manipulación de actas. El ministro de la Gobernación elaboraba el “encasillado” (lista de candidatos) que se transmitía a alcaldes y caciques locales. Se practicaba el “pucherazo” (adulteración de resultados), se compraban votos y se coaccionaba al electorado. La figura del cacique era clave, especialmente en zonas rurales, donde controlaba a la población a cambio de favores y fidelidad electoral.
Importancia de la Constitución de 1876
La Constitución de 1876 fue la más estable política y económicamente en España, y la de mayor longevidad. Sin embargo, su estabilidad se logró a costa de la marginación de grupos políticos y sociales como republicanos, obreros y nacionalistas, quienes con el tiempo socavarían las bases del sistema.