Consecuencias de la Primera Guerra Mundial: Democracias en Crisis y Auge de Regímenes Autoritarios

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Las Consecuencias de la Primera Guerra Mundial

La victoria de los estados democráticos en la Primera Guerra Mundial dio lugar a la desmembración de los imperios autoritarios y al nacimiento de nuevos países que adoptaron sistemas políticos de carácter liberal parlamentario. En los países de Europa occidental, la democracia se consolidó. El sufragio universal masculino se implantó en Gran Bretaña e Italia. Sin embargo, la Europa de la década de 1920 se enfrentó a unas difíciles circunstancias económicas. Estas dificultades se vieron acompañadas de una crisis social, produciéndose numerosas huelgas. Las movilizaciones fueron duramente sofocadas. Todo ello condujo a una fuerte oposición hacia las democracias, tanto por parte del proletariado, insatisfecho con la represión de sus derechos, como desde la burguesía, temerosa de una situación revolucionaria.

Las Democracias Ante la Crisis

Ante la crisis económica y la agitación social, los países con un fuerte arraigo del parlamentarismo y una mejor organización de las fuerzas democráticas consiguieron integrar en el sistema al socialismo emergente mediante amplias coaliciones políticas.

El Caso de Gran Bretaña

La situación económica de Gran Bretaña era grave. El gobierno británico aceptó la participación de Irlanda en la solución del conflicto. La mayor parte de la isla, de mayoría católica, consiguió una amplia autonomía que derivaría en la independencia. En los condados del norte, que continuaban anexionados al Reino Unido, hubo un fuerte enfrentamiento entre católicos y protestantes.

El Caso de Francia

En Francia, la situación de crisis fue algo más tardía. Ello originó una gran coalición de radicales, socialistas y comunistas que formaron el llamado Frente Popular.

La Aparición de Regímenes Autoritarios

En los países con escasa tradición democrática y que se veían impotentes ante la crisis económica y la revuelta social, se establecieron sistemas políticos autoritarios. Las dictaduras, que prometían restablecer el orden, exaltaban el nacionalismo y se apoyaban en los grandes propietarios, el ejército y la iglesia, con el objetivo de combatir el avance de las ideas socialistas y comunistas. Hungría se convirtió en una dictadura, al igual que Polonia y Portugal. Más tarde, se produjo la llegada al poder en Italia del Partido Nacional Fascista, dirigido por Benito Mussolini, y la del Partido Nazi en Alemania, liderado por Adolf Hitler.

Un Fuerte Dirigismo Económico

En el terreno económico, los regímenes autoritarios se caracterizaron por un fuerte intervencionismo estatal, por el proteccionismo y la autarquía económica. En Italia, por ejemplo, se creó el IRI (Instituto para la Reconstrucción Industrial). El estado fue haciéndose con el control de sectores importantes de la economía. Se establecieron políticas proteccionistas y un estricto control de los intercambios, autorizando solamente las importaciones indispensables. La política autárquica condujo a una renovación de la industria nacional, pero generó una producción industrial de elevados costes y de baja calidad. El fascismo invirtió en obras públicas, poniendo en marcha proyectos destinados a frenar el desempleo. Se diseñó un programa para fomentar la producción e incentivar la natalidad. Sin embargo, el nivel de vida de los italianos estaba por debajo del europeo y los salarios disminuyeron.

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