El conocimiento a priori y los juicios en Kant

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Lo «a priori» en el conocimiento

Es aquello que en el conocimiento no procede ni se deriva de la experiencia, sino que la antecede de alguna manera y surge independientemente de la experiencia. Al no derivarse ni proceder de la experiencia empírica, lo a priori en el conocimiento es universal y necesario en y para el conocimiento.

Ambos (intuiciones y conceptos)

1) Empíricos, cuando una sensación (que presupone la presencia efectiva del objeto) está allí contenida.

2) Puros, cuando a la representación no se le mezcla ninguna sensación. Se puede llamar a esta última la «materia del conocimiento sensible». Por eso, la intuición pura contiene solamente la forma en la cual algo es intuido, y el concepto puro contiene solamente la forma del pensar un objeto en general. Únicamente las intuiciones puras o los conceptos puros son posibles a priori; los empíricos, solo a posteriori.

Los elementos a priori pertenecen a la estructura del sujeto cognoscente y hacen posible el conocimiento y la experiencia misma en cuanto experiencia con validez universal. El conocimiento que muestra esta posibilitación se denomina «trascendental».

El juicio y sus clases

El conocimiento se expresa en juicios, y toda ciencia es un conjunto de juicios o proposiciones. De modo que preguntar qué es el conocimiento equivale a preguntar qué es el juicio y en qué clase de juicio consiste el conocimiento científico.

Los caracteres o propiedades del conocimiento científico orientan a Kant en la búsqueda de la estructura y la posibilidad del juicio propio de la ciencia. Tales caracteres son la universalidad, la necesidad y el incremento en el saber.

Se plantea una pregunta ¿qué clase de juicios son los propios del conocimiento científico y cómo son posibles? La respuesta de Kant es: los juicios sintéticos a priori.

En el juicio se piensa la relación de un sujeto y un predicado. Y según las modalidades fundamentales de esta relación, el juicio podrá ser juicio analítico o juicio sintético:

1) Un juicio es analítico, cuando el predicado está comprendido en el sujeto (al menos, implícitamente) y, por tanto, basta con analizar el sujeto para comprender que el predicado le conviene necesariamente.

«El todo es mayor que sus partes» es un juicio analítico, porque basta con analizar el concepto de «todo» para hallar la verdad del predicado.

Estos juicios no nos dan información alguna o, como dice Kant, no son extensivos, no amplían nuestro conocimiento: como es obvio, a quien sepa lo que es un todo, este juicio no le enseña nada que no supiera antes de formularlo.

El juicio analítico es, pues, un juicio a priori. Juicios a priori son aquellos cuya verdad puede ser conocida independientemente de la experiencia, ya que su fundamento no se halla en esta.

«Un todo es mayor que sus partes» es, de acuerdo con este criterio, un juicio a priori: conocemos su verdad sin necesidad de andar comprobando y midiendo «todos» y «partes».

2) Un juicio es sintético, por el contrario, cuando el predicado no está contenido en la noción del sujeto la idea del sujeto no está incluido el predicado pero no comprende ningún dato acerca del tamaño o la estatura.

Estos juicios sí dan información o, como dice Kant, son extensivos, amplían nuestro conocimiento.

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