Conocimiento, Prejuicios y Construcción Social: Perspectivas de Kant, Marx y Habermas
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Condicionantes del Conocimiento y la Razón
Los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón debía analizar, conocer y aplicar sus ideas con independencia. Para ellos, la razón debía ser crítica consigo misma, conocer su funcionamiento y sus posibilidades, y superar las limitaciones impuestas por los prejuicios o ideas preconcebidas.
Los prejuicios son formas de pensar, valores y comportamientos asumidos por los individuos de una determinada sociedad. Se pueden clasificar en dos tipos principales: religiosos y civiles. Su función es controlar, someter y dominar a los individuos para, en última instancia, dominar a la sociedad.
Esta dependencia de los prejuicios genera una situación de «minoría de edad», según Kant, de la que es imperativo salir para poder ejercer la razón con autonomía. El ser humano, por comodidad, acepta estos prejuicios y, por ello, es culpable de la falta de conocimiento. En este contexto, Kant exhortaba: «¡Sapere aude!», que se traduce como «¡Atrévete a saber!», es decir, a pensar por ti mismo.
Por su parte, Marx afirmaba que la conciencia individual es un producto de la sociedad y no algo creado por el individuo de forma independiente. Desde esta perspectiva, los prejuicios son imposiciones externas y conscientes, creadas por los poderes dominantes, y constituyen una forma de manipular y condicionar a la sociedad.
El Conocimiento como Construcción Social
Los individuos, a través de la educación (tanto en la familia como en la escuela), adquieren un conjunto de valores con los que interpretan la realidad y el medio en que viven, construyendo así su propia visión del mundo. Visto de esta manera, tanto el conocimiento como los individuos son el resultado de una construcción social.
Esta construcción se manifiesta en el individuo mediante los universos simbólicos (como el lenguaje, el derecho, etc.) con los que cada sociedad se define y organiza.
Conocimiento e Interés Humano según Habermas
Según Jürgen Habermas, existen tres intereses fundamentales que se manifiestan en el ser humano y que influyen en la naturaleza del conocimiento:
- El interés técnico: Se manifiesta en las ciencias naturales y la tecnología. Nace de la necesidad de dominar la naturaleza y asegurar la supervivencia.
- El interés comunicativo: Surge de la necesidad inherente a la vida en común y a la interacción social, es decir, de la necesidad de comunicarse.
- El interés emancipatorio: Se basa en la necesidad de liberarse de las opresiones de cualquier tipo para alcanzar una mayor calidad de vida. Habermas sostiene que el conocimiento, en este sentido, aumenta la libertad individual y colectiva.
La Relación entre Saber e Interés
La naturaleza del conocimiento varía según el interés que lo impulse:
- Para el interés técnico, la respuesta se encuentra en el conocimiento científico.
- El interés comunicativo se manifiesta en las ciencias humanistas y culturales.
- El interés de emancipación se expresa en las ciencias críticas, como la filosofía, las teorías sociales o el psicoanálisis.
Estos tres intereses constituyen los elementos básicos de la autoformación del ser humano, delineando las diferentes formas en que adquirimos y aplicamos el saber.