El Conocimiento y la Verdad en la Filosofía de San Agustín

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El Conocimiento en San Agustín: La Búsqueda de la Verdad

San Agustín parte de una concepción de la verdad y del ser de influencia platónica: la verdad y el ser están en lo inmutable. En Las Confesiones se expone la búsqueda de la verdad como meta para adquirir la felicidad. En el conocimiento se distinguen tres niveles distintos:

Niveles del Conocimiento según San Agustín

  • El conocimiento sensible: Es la captación de los objetos por nuestros sentidos. El alma percibe la modificación que ha sufrido el cuerpo y a través de ella tiene sensaciones de las cosas. No se trata de un conocimiento verdadero.
  • El conocimiento racional: Parte de los datos de la sensación y emite juicios sobre los objetos que conoce a través de ellos, comparándolos con los modelos eternos.
  • El conocimiento de contemplación: Consiste en ver las “ideas eternas” tal cual son. Así se contemplan los verdaderos modelos de las cosas y por ello se alcanza el conocimiento objetivo.

La influencia platónica es aquí clara, ya que se pasa de los objetos mutables a los inmutables. El proceso de conocimiento es el siguiente: los sentidos nos dan lo cambiante, pero la verdad y el ser están en lo inmutable. Para descubrirlo, el alma debe buscarlo en su interior. Esta interiorización comienza con el descubrimiento de nuestras propias sensaciones cambiantes, de las que ascendemos a verdades permanentes, por ejemplo, las verdades matemáticas. Si estas verdades no proceden ni de lo mostrado por los sentidos, ni de la propia alma, tendrán que proceder de algo inmutable, es decir, de Dios. Por tanto, el proceso de conocimiento culmina en Dios mediante un proceso de autotrascendencia.

Al conocimiento de Dios, San Agustín lo denomina sabiduría, frente a la ciencia, que es el conocimiento de verdades eternas. Considera que toda verdad parte de nuestro interior, de lo que pensamos, pues incluso cuando nos equivocamos estamos pensando. Somos conciencia pensante. De este punto de partida se pasa al descubrimiento de la verdad y de Dios.

La Teoría de la Iluminación

A la pregunta de cómo el alma llega a descubrir las verdades eternas, Platón contestaba con la teoría de la reminiscencia. San Agustín, al ser cristiano, no puede aceptar esta solución y recurre a la teoría de la iluminación. Al igual que para conocer las cosas del mundo sensible es necesaria la luz del sol, también para las ideas eternas se necesita una iluminación que haga al ser humano capaz de verlas. Esta iluminación capacita al hombre para superar la limitación de su mente finita, temporal y mutable y alcanzar así lo inmutable y eterno. La iluminación es la acción de Dios que permite la captación de la Verdad.

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