Conflicto y División: España en Guerra (1936-1939)

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La Guerra Civil Española (1936-1939): Causas, Desarrollo y Consecuencias

Introducción

La Guerra Civil Española fue la forma que adquirió en España la crisis que sacudía al mundo y a Europa, una lucha entre tres tendencias que intentaban resolver la crisis del capitalismo y las demandas sociales:

  • Democracia burguesa
  • Comunismo
  • Fascismo

Las reformas de los gobiernos de la República no supieron frenar dos tendencias opuestas:

  • Una revolución obrera
  • Un estado autoritario

En España, la guerra fue también un enfrentamiento armado entre los viejos grupos dominantes de la Restauración y los grupos obreros y burgueses que querían establecer un sistema político democrático y un orden social progresista. España quedó dividida en dos zonas: la nacional, del general Franco, y la republicana. Fue una guerra dura y larga que acabó con la victoria del general Franco, quien estableció una dictadura militar.

Tras la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, las condiciones de vida en España se habían hecho tan difíciles que había grupos de derecha y también de izquierda que estaban dispuestos a acabar con las instituciones republicanas mediante un acto de violencia. A las extremas derechas monárquicas, que habían conseguido el apoyo de Benito Mussolini, se sumaron algunos sectores militares, incluso republicanos, que asumieron la dirección principal del alzamiento. Los organizadores más importantes de la conspiración fueron el general Emilio Mola en Pamplona, el general Manuel Goded, el general Gonzalo Queipo de Llano y el general Guillermo Cabanellas. La participación de Franco en el alzamiento no estuvo muy clara hasta el final.

También colaboraron en la preparación de la sublevación algunos de los diputados de la CEDA, como Ramón Serrano Súñer o el conde de Mayalde. El principal dirigente de esta agrupación, José María Gil Robles, no fue consultado por los dirigentes de la sublevación, aunque prestó apoyo económico a esta con los fondos electorales de su partido.

Ni por un momento se pensaba en la posibilidad de una guerra civil; se preveía una actuación muy violenta y decidida para conseguir rápidamente el triunfo en Madrid, capital del Estado y centro de las decisiones políticas, y el establecimiento de un régimen dictatorial que, en principio, no debía ser permanente ni conducir de forma necesaria a la Monarquía.

En contra de lo generalmente aceptado, la realidad es que el gobierno sí tomó disposiciones. Los mandos militares superiores se habían confiado a personas de las que no cabía esperar una conspiración en contra de la República. En África, cuyo ejército proporcionó a los sublevados una de las bazas más importantes para su triunfo, los altos mandos militares también eran fieles al régimen.

Diversos militares sospechosos habían sido trasladados a puestos desde los que su actuación sería mucho menos peligrosa: Goded a Baleares y Franco a Canarias, por ejemplo. Otros generales, como Varela y García Escámez, fueron sancionados. Se sospechaba de Mola, pero se confiaba en que no llegara a ponerse de acuerdo con los carlistas en Pamplona. Las fuerzas de orden público en las grandes ciudades fueron puestas al mando de autoridades adictas.

El error del gobierno fue, quizá, no prever la magnitud de la sublevación y manifestar incapacidad para controlar a sus propias masas, no atreviéndose a romper con la extrema izquierda. Los dirigentes políticos, Azaña y Casares Quiroga, erraron en la valoración de sus propias fuerzas. Desde luego, como en el caso de los conspiradores, tampoco el gobierno se planteó ni remotamente la posibilidad de una guerra civil.

Tras la victoria del Frente Popular, se intensificó la polarización política del país y, en vísperas de la guerra civil, se hallaban enfrentados dos grandes bloques políticos:

  • El Frente Nacional: Integrado por conservadores católicos, monárquicos de diferentes tendencias, carlistas y republicanos derechistas, así como grupos de extrema derecha, como la Falange, e importantes grupos de presión como los latifundistas.
  • El Frente Popular: Agrupaba a socialistas, comunistas, Izquierda Republicana, las fuerzas regionalistas y nacionalistas, y un limitado apoyo de los anarquistas.

No obstante, el detonante de la guerra fue extrapolítico. El ejército, desde el triunfo del Frente Popular, había ido directamente a la conspiración de la que saldría el intento de golpe militar del 18 de julio de 1936. Los planes conspiradores, casi con toda seguridad, se vieron adelantados como consecuencia de una serie de hechos, como la destitución de Alcalá Zamora el 7 de abril como presidente de la República, que supuso un grave quebranto de la legitimidad institucional y, sobre todo, del asesinato del líder de la derecha monárquica, José Calvo Sotelo, el 13 de julio de 1936.

El proyecto de golpe de Estado fue fundamentalmente una iniciativa militar en la que apenas participaron civiles.

La Sublevación del 18 de Julio de 1936 y sus Consecuencias

La Sublevación

El pronunciamiento se inició en Marruecos el día 17 de julio, adelantándose a la fecha prevista dos días. Más tarde, asumió el mando el general Franco, que se había sublevado sin dificultades en Canarias y se había trasladado a Marruecos en un avión inglés (Dragón Rapide) alquilado por conspiradores monárquicos. A partir del 18 de julio, el alzamiento se extendió a la península.

La sublevación militar del 18 de julio triunfó en el protectorado de Marruecos (17 de julio), Navarra (general Mola), Sevilla (Queipo de Llano), Galicia, Castilla, Mallorca (Goded), Canarias (Franco), parte de Andalucía, Oviedo y Zaragoza (Cabanellas).

En Madrid, la conspiración estuvo muy mal organizada y los sublevados quedaron bloqueados por las fuerzas fieles al gobierno y las milicias populares. En Barcelona, salieron pero las fuerzas de orden público les cerraron el paso.

En el norte, el País Vasco se escindió ante la rebelión: Álava estuvo a favor de ella y Vizcaya y Guipúzcoa en contra, gracias a la postura de los nacionalistas vascos ante la promesa gubernamental de la inminente concesión del estatuto autonómico. En las Baleares, se sublevaron Mallorca e Ibiza, pero no Menorca. En Valencia, los sublevados dudaron mucho para, al final, ser derrotados. En ocasiones, núcleos de resistencia sublevados —Alcázar de Toledo, Nuestra Señora de la Cabeza en Jaén— mantuvieron la resistencia frente a los republicanos.

Consecuencias Inmediatas

España quedó dividida en dos. El pronunciamiento imaginado por Mola había fracasado; esto fue así porque el ejército no adoptó una actitud unánime. En realidad, las fuerzas de uno y otro bando estaban bastante equilibradas. Si los sublevados contaban con el ejército de África, el gobierno contaba con la flota y la aviación. Además, el Frente Popular disponía de las capitales más importantes, la industria y las reservas de oro del Banco de España.

Los acontecimientos se precipitaron en los días que siguieron a la sublevación. El gobierno de Casares Quiroga trató de mantener la legalidad con sus solas fuerzas y sin repartir armas a las masas. Tras su dimisión, Azaña intentó formar un gobierno bajo la presidencia de Martínez-Barrio, que era el político situado más al centro y que trató de evitar la guerra civil (algunas guarniciones todavía titubeaban entre un bando y otro). Sin embargo, ni el general Mola ni Largo Caballero aceptaron esta solución porque consideraban irremediable e incluso deseable la guerra. El 19 de julio, se formó un nuevo gobierno, presidido por Giral, que procedió al reparto de armas.

La Internacionalización de la Guerra Civil

La guerra fue, sobre todo, una confrontación entre españoles, cuyas consecuencias se han dejado sentir entre todos nosotros durante décadas, pero, que además, estalló en una coyuntura internacional muy especial y ello provocó que, de inmediato, el conflicto español se internacionalizara.

Participantes en la Internacionalización

Apoyo a los Sublevados
  • Alemania (Hitler): La ayuda más importante y decisiva que recibió Franco. Se canalizó a través de la cobertura comercial de dos empresas y la intervención de la Legión Cóndor (bombardeo de Guernica).
  • Italia: Intervención más activa y amplia que la alemana, con una intervención militar directa (entre 50.000 y 100.000 hombres), barcos y ayuda económica.
  • Portugal: Ayuda logística, diplomática y económica. Envió a los Viriatos.
  • Gran Bretaña (indirectamente): Su actitud fue clara desde el principio: evitar que la guerra española pudiera convertirse en un conflicto europeo. Por ello, en 1936, apoyó las iniciativas en favor de la no intervención.
  • Estados Unidos: Juzgó el conflicto español como la posibilidad de que el comunismo se extendiera por Europa. Adoptó una actitud basada en la no intervención, prohibiéndose la venta de armas desde Estados Unidos. Entre la sociedad norteamericana hubo una división de opiniones. Hubo importantes representantes del mundo de la literatura, el arte o el cine que apoyaron al gobierno republicano, más de 2.800 norteamericanos se integraron en las Brigadas Internacionales y, mientras algunas empresas encontraban grandes dificultades para vender material al gobierno republicano, otras, como Texaco, Ford y General Motors, proporcionaron al bando nacional abastecimientos básicos para el desarrollo de la guerra.
  • El Vaticano: Fuertemente condicionado por la situación de la Iglesia católica en España, especialmente desde 1931. La cuestión religiosa constituye una clave ideológica de la guerra y explica el apoyo decidido de gran parte de los obispos y religiosos en favor de la causa nacional, de la Cruzada, utilizando las armas propias de su condición (palabras, escritos, presiones diplomáticas). Ello contribuyó a que el Vaticano y el propio papa Pío XI se mostraran firmes partidarios de Franco y su régimen, al que reconoció de facto en agosto de 1937.
Apoyo a los Republicanos
  • URSS: La ayuda más importante y decisiva. Las presiones que Moscú recibió del movimiento comunista internacional obligaron al Kremlin a apoyar la intervención, que se inició en octubre de 1936, evitando el desplome de la República a fines de ese año. Desde ese momento, la intervención fue continua, amplia, en cuanto a los medios utilizados, y eficaz. Sin embargo, esa ayuda tuvo que pagarse empleando los recursos del Banco de España (algo más de 500 millones de dólares), provocando otro de los grandes debates que surgieron en torno a la intervención extranjera.
  • Brigadas Internacionales: La contienda española provocó fuertes sentimientos de solidaridad entre los medios antifascistas y de izquierda de casi todo el mundo. Para coordinar y unificar esos movimientos, la URSS y algunos líderes comunistas, especialmente el francés Maurice Thorez, crearon las Brigadas Internacionales. En noviembre de 1936, intervinieron por vez primera de forma directa en la guerra, en la defensa de Madrid. El número de voluntarios se elevó a unos 60.000, procedentes de más de 60 nacionalidades distintas. La mayor parte de ellos militaban en partidos comunistas.
  • México: El gobierno de México, con su presidente a la cabeza, Lázaro Cárdenas, se decidió de inmediato a prestar su ayuda al gobierno republicano. Desde el primer momento, el gobierno mexicano proporcionó armas, alimentos y apoyo diplomático a los republicanos.
  • Francia (indirectamente): Sería el primer país que decidió intervenir en la guerra a favor del gobierno, pero tuvo que desistir dadas las presiones internas y externas. Sin embargo, impulsaría la creación del Comité de No Intervención, cuya sede estuvo en Londres, y elaboró un documento en el que se estipulaba la prohibición de la exportación y tránsito a España de cualquier material, aviones y barcos. La intervención directa de otras potencias provocó que el gobierno francés abriera sus fronteras permitiendo el paso de suministros militares y de miles de españoles que huían ante el avance de las tropas franquistas. En 1938, especialmente desde octubre, la inoperancia del Comité era ya ostensible y casi nadie se acordó de su existencia.
  • Sociedad de Naciones: Cuando se inicia la contienda en España, está inmersa en una crisis y, a lo largo del tiempo que duró la contienda, solo en la Asamblea de 1937 se habló del conflicto español.

La Guerra Civil terminaba con el triunfo de Franco y su España nacional. La ayuda italoalemana, los compromisos internacionales con el eje Roma-Berlín o su adhesión al Pacto Antikomintern, condicionarían en los siguientes años la acción exterior de los nuevos gobernantes.

Los Ejércitos

Bando Republicano

Se formaron las milicias populares, que no siempre seguían las instrucciones de los mandos y, a partir de 1936, se fue creando el llamado ejército popular, convirtiendo las antiguas milicias en unidades regulares. La organización militar adoptada fue la de la "brigada mixta", pequeña gran unidad, caracterizada por ser una especie de ejército en miniatura.

Pero esta militarización de las unidades republicanas no se produjo a la vez en todo el territorio controlado por el Frente Popular: Cataluña organizó un ejército por su cuenta; la «columna de hierro» anarquista de Teruel se negó a aceptar la militarización y en el norte no llegó a producirse de manera completa ni en los momentos más difíciles. Otro grave inconveniente que padeció fue la falta de mandos, en especial de mandos intermedios.

Bando Franquista

Los generales ejercían el supremo mando político, y siempre se dispuso de una masa de maniobra profesional. Respecto de los mandos, se crearon los «alféreces» y «sargentos provisionales», que, adiestrados por instructores alemanes, encuadraron a sus órdenes las nuevas unidades y demostraron una amplia capacidad de maniobra.

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