El Concilio Vaticano II: Transformación Eclesial y Diálogo con la Modernidad
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El Concilio Vaticano II: Un Hito Transformador del Siglo XX
Contexto y Significado Histórico
El Concilio Vaticano II, obra personal de Juan XXIII, es el acontecimiento cristiano más importante del siglo XX, celebrado en un momento propicio, tanto religioso como cultural, en pleno desarrollo de la sociedad europea y en una excelente coyuntura mundial. Contribuyeron favorablemente a su realización los movimientos de renovación eclesial previos; sin embargo, se opusieron los sectores más inmovilistas y conservadores del catolicismo. En todo caso, el Concilio contribuyó a un cambio profundo de la cosmovisión cristiana, marcando el final de la Contrarreforma, la consagración de los movimientos eclesiales innovadores, el reconocimiento de los valores de la modernidad y la aparición de una nueva conciencia de Iglesia.
Debates y Perspectivas Post-Conciliares
Sin embargo, algunos piensan que el Concilio se convocó muy tarde; otros creen que se celebró demasiado pronto. Lo cierto es que el Vaticano II es un Concilio de transición, aunque no hay consenso sobre de qué transición se trata. Ciertamente, el Vaticano II representa un final y un comienzo. Sin embargo, si se comparan los propósitos conciliares con lo ocurrido en la Iglesia un cuarto de siglo después, los juicios sobre el Vaticano II son divergentes. Hay quienes lo descalifican como una decisión peligrosa y equivocada; otros juzgan negativamente el posconcilio por la mala aplicación de las decisiones conciliares; y algunos afirman que nos estamos desviando —por involución— del espíritu conciliar. La batalla se libra en torno a una interpretación global del espíritu y de los contenidos del Vaticano II.
El Propósito Innovador de Juan XXIII: Aggiornamento
El Vaticano II, a diferencia de otros concilios, no se convocó para rechazar una herejía o superar una crisis profunda. Su primer propósito, según el pensamiento expresado por Juan XXIII, fue muy claro: no habría condenas, ni siquiera del marxismo o del comunismo. Pero aunque el Papa convocante no había delineado el programa del Vaticano II, su objetivo más evidente era el aggiornamento de la Iglesia, expresión que sustituía al término reforma, impronunciable en la convocatoria conciliar por su apropiación protestante. Se trataba de renovación, adaptación, diálogo y apertura.
El Mensaje Central del Vaticano II: Renovación y Diálogo
Lo que caracteriza a un concilio es, en definitiva, su mensaje. El Vaticano II trató de renovar el mensaje cristiano desde una triple exigencia:
- El retorno a las fuentes de la Palabra de Dios y de la liturgia.
- La cercanía a la realidad social del mundo.
- Una revisión profunda de la Iglesia como Pueblo de Dios.
En síntesis, aportó una nueva vivencia de Iglesia en el Espíritu de Cristo y del Evangelio, para el servicio del mundo, en aras del Reino de Dios. Dicho de otro modo, el propósito del Concilio fue situar a la Iglesia sub Verbo Dei o como "oyente de la Palabra de Dios" y en diálogo con el mundo. Para realizar esta tarea, el Vaticano II pasó del "bastón a la misericordia" (justo al revés de Gregorio XVI en 1830), de los "profetas de calamidades" que condenaban el mundo a los servidores utópicos en la sociedad, y de la formulación inalterable de las verdades a una nueva remodelación del mensaje cristiano "preferentemente pastoral" (Juan XXIII).