Conceptos Fundamentales de Filosofía: Desde la Antigüedad hasta el Renacimiento
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Conceptos Fundamentales de Filosofía
Definiciones Clave
ANTROPOCENTRISMO: visión que consideraba que el ser humano y sus necesidades constituyen el centro de la reflexión a partir de la cual es posible explicar el conjunto del cosmos.
ARISTOTELISMO: corriente de pensamiento que afirma sostener y defender los principios de la filosofía de Aristóteles.
ASTRONOMÍA: ciencia físico-matemática que se ocupa de los cuerpos celestes, sus movimientos y la relación entre ellos.
DEDUCCIÓN: procedimiento lógico y científico mediante el cual, a partir de proposiciones de carácter general, se obtienen conclusiones particulares.
DIGNIDAD: concepto desarrollado en el humanismo para designar el estatuto ontológico propio del ser humano frente al resto de los seres, con el fin de distinguirlo de ellos.
EMPIRISMO: teoría filosófica que afirma que para conocer la realidad solo poseemos facultades sensibles, por lo cual todo nuestro conocimiento se basa en la experiencia.
FUERZA: concepto físico que sirve para designar una magnitud de los cuerpos, aquella que es la causa del cambio del estado de movimiento o reposo de otro cuerpo.
GEOCENTRISMO: teoría que afirma que en el sistema solar la Tierra es el principal cuerpo alrededor del cual giran los restantes planetas y satélites.
HELIOCENTRISMO: teoría que afirma que en el sistema solar el Sol es el principal cuerpo alrededor del cual giran los restantes planetas y satélites.
HIPÓTESIS: proposición que enuncia una posible explicación para un conjunto de hechos que están relacionados, pero de los cuales se desconoce la causa de tal conexión.
HUMANISMO: corriente de pensamiento cultural y social que defiende que el ser humano es la principal criatura y que debe cultivar sus facultades espirituales para llegar a su plenitud.
INDUCCIÓN: procedimiento lógico y científico mediante el cual se obtienen proposiciones de carácter general a partir de hechos individuales. Se pueden convertir en leyes.
LEY: proposición de carácter universal y necesario que consigue dar cuenta del comportamiento de un conjunto de fenómenos relacionados causalmente.
LEY HUMANA: según la Escuela de Salamanca, proposición que establece cómo se debe gobernar según las circunstancias espaciales y temporales.
LEY NATURAL: según la Escuela de Salamanca, ley divina en tanto que conocida por la razón humana.
REALISMO POLÍTICO: teoría política propia de Maquiavelo según la cual el fin de conseguir, mantener o aumentar el poder político justifica el empleo de cualquier medio para lograrlo.
RENACIMIENTO: movimiento cultural y social que se desarrolló entre los siglos XV y XVI, que tenía como principal objetivo la recuperación de la tradición cultural grecolatina.
ABSTRACCIÓN: operación del intelecto mediante la cual se separan del singular aquellas propiedades que se denominan universales.
ACTO DE SER: aquello que hace que una cosa exista. Depende de Dios en cuanto Ser subsistente.
APETITO: según santo Tomás, facultad humana por la cual se desean los bienes asociados con la propia supervivencia y con los que son difíciles de conseguir, pero fundamentales.
BIENAVENTURANZA: en el pensamiento tomista, felicidad eterna de la que disfruta quien contempla a Dios en la vida eterna y goza de la consecución del bien supremo.
CREACIÓN: acto mediante el cual se da el ser y, con él, la existencia a otros seres. El agente del tal acto debe ser omnipotente, porque actúa sin una materia preexistente, ese ser es Dios.
ESENCIA: aquello en lo que consiste una cosa y por lo cual pertenece a un conjunto de cosas y puede ser definida y clasificada.
FILOSOFÍA: ejercicio de la razón o intelecto natural para conocer la realidad a partir de sus principios, tener capacidad de explicarla y llegar a demostraciones verdaderas sobre ella.
INTELECTO: según santo Tomás, facultad mediante la cual se conocen las esencias de las cosas, la forma o la estructura que hace que sean lo que son y cuyo contenido es inteligible.
INTUICIÓN: operación de conocimiento fundamental, según Ockham. El intelecto conoce como existente al singular, sin necesidad de abstraer sus propiedades.
NOMINALISMO: corriente filosófica que afirma que no se pueden conocer propiedades universales de las cosas. Los conceptos son palabras, signos sin referentes en la realidad.
PARTICIPACIÓN: doctrina de origen platónico según la cual los seres creados son versiones limitadas y distintas del único ser, que es Dios.
SINGULAR: modo de referirse al individuo concreto, independientemente de que pertenezca también a un conjunto o grupo de seres.
TEOLOGÍA: ejercicio de la razón aplicada a los contenidos de la verdad revelada con la intención de comprenderla y explicarla mejor y de un modo sistemático, pero sin pretender reducirla a la capacidad del intelecto mismo para conocer, porque esa verdad lo sobrepasa.
UNIVERSAL: modo de referirse a las propiedades que comparten varios individuos, los cuales carecen de existencia autónoma.
VOLUNTAD: según Tomás de Aquino, facultad mediante la cual el ser humano apetece el bien en general y puede dirigirse a él.
La Verdad y el Conocimiento Interior según Agustín de Hipona
Agustín de Hipona no trató de construir un sistema filosófico cerrado, concebía la filosofía como un proceso de aprendizaje, como una continua búsqueda de la verdad que nos guía en la práctica para la consecución de la felicidad. Encontró la verdad plena en la fe cristiana. Para él, solo existe una verdad, a la que se puede acceder por dos caminos: la razón y la filosofía, que nos acercan a ella parcialmente, y la fe, que nos la da a conocer en plenitud. Ambos caminos se complementan: la fe, impulsada por la gracia divina, purifica y orienta la inteligencia, y la conduce a conocer las cosas inteligibles; la razón ayuda a profundizar en el contenido de la fe y proclama su credibilidad.
Para demostrar la existencia de la verdad, san Agustín halló una certeza primaria de la que era imposible dudar: la propia existencia. Si fallor, sum (“Si me engaño, existo”). Puedo poner en duda todos los juicios, pero no mi existencia, que constituye el presupuesto incluso de la duda: no podría dudar si no existiera. Las verdades inmutables, universales y necesarias, no se pueden encontrar en los datos sensibles, pues las realidades empíricas son cambiantes y contingentes. Agustín descubrió el camino de la interioridad. Para hallar las verdades últimas debía olvidarse del mundo externo y adentrarse en el alma humana. Allí se descubren las verdades eternas. Según su teoría de la iluminación, como el Sol ilumina las cosas corpóreas, Dios da luz a nuestra inteligencia para que capte las verdades eternas. Estas realidades suprasensibles a las que se refiere son Dios y el alma humana.
La Relación entre Fe y Razón
El encuentro de la religión cristiana con la filosofía originó un tipo de pensamiento característico que fue decisivo para el desarrollo de la filosofía medieval. Los primeros filósofos cristianos se conocen como Padres de la Iglesia, debido a la ortodoxia de su doctrina y a la sanidad de sus vidas. Un rasgo característico del pensamiento filosófico de la Edad Media es la reflexión sobre la relación entre la razón y la fe.
Por razón entendían los pensadores medievales la capacidad natural que posee el ser humano para conocer toda la realidad tal como es en sí misma. Mientras que el resto de los seres que tienen algún tipo de sensibilidad solo son capaces de sentir aquello que está de algún modo relacionado con sus necesidades de supervivencia, la persona es capaz de suspender su actuar y detenerse a pensar sobre las cosas y los sucesos. Gracias a esta capacidad, puede preguntarse por las causas y principios de todas las cosas y remontarse incluso hasta la causa última, que ellos identificaron con Dios. Se planteó que era necesario reflexionar sobre el tipo de conocimiento que tiene el creyente de aquello en lo que cree.
No hay incompatibilidad entre razón y fe: porque es el mismo Dios el que ha creado el universo y en su interior, a los seres vivos racionales, y el que se ha revelado a los seres humanos progresivamente en la historia y de manera definitiva en su Hijo, Jesucristo. El cosmos manifiesta la grandeza de Dios a través del firmamento, su orden, la naturaleza terrena y la multiplicidad de especies; del mismo modo, la fe comunica al ser humano la grandeza de ese Dios y sus planes concernientes a la persona. La fe y la razón no son incompatibles, ambas proceden de la misma fuente y tienen el mismo fin: conocer la verdad sobre la realidad, el ser humano y la causa última de todo.
Los Grandes Temas de la Filosofía Cristiana
La filosofía compartió algunos intereses y temas con los filósofos paganos provenientes de las escuelas helenísticas. El cristianismo obligó a plantear nuevos asuntos de índole filosófica que determinaron el marco teórico de la filosofía medieval:
- Las relaciones entre fe y razón. La respuesta más común consistió en afirmar que fe y razón son fuentes de conocimiento verdadero, pero diferente.
- Dios y la Creación. Todas las cosas han sido producidas por Dios a partir de la nada.
- El ser humano. El primer pensamiento cristiano fue de corte platónico, pero se distanció de él ya que la fe cristiana situaba en Dios el origen y el destino del alma y otorgaba mayor dignidad al cuerpo humano. Atendió a la noción de persona y afirmó que todos los seres humanos son iguales en dignidad, porque son hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza. Afirmaron la inmortalidad del ser humano, del hombre total: cuerpo y alma.
- La moral. El ser humano puede alcanzar cierta felicidad a través de la sabiduría y la virtud, está llamado a la felicidad perfecta. Precisa la acción de Dios que lo salva con su gracia, aunque haya de acogerla libremente.
- La política. Reflexionaron acerca de la relación entre el poder civil y el poder religioso. La necesidad de distinción entre el representante religioso y el de la comunidad política.
Dios y la Creación según San Agustín
Dios ocupa un puesto central en el pensamiento agustiniano.
La Existencia de Dios
San Agustín no pretendió elaborar pruebas sistemáticas que demostrasen la existencia de Dios. En sus escritos es posible encontrar diversos argumentos que tratan de probarla:
- Por el orden y la belleza del mundo. El universo manifiesta que no se ha hecho a sí mismo, sino que ha sido hecho.
- Por las ideas o verdades eternas que encontramos en nuestra mente. Las verdades eternas e inmutables no pueden provenir de nosotros mismos.
La Esencia de Dios
Consideró que todos los nombres que se atribuyen a Dios son insuficientes para entender su esencia. Era consciente de los límites del entendimiento humano y de su incapacidad para conocer la esencia de Dios. El nombre que mejor expresa su naturaleza es el que Él se dio a sí mismo: “Yo soy el que soy”.
Atributos de Dios
- Inmutable, siempre es el mismo, sin cambio alguno ni mutación, frente a las criaturas.
- Perfección pura, no se le puede añadir ni quitar nada.
- Bien sumo, es el bien sin restricción del que procede todo bien creado.
- Absolutamente simple, las diversas perfecciones no son sino modos de denominar a la esencia divina, en la que no hay composición ni partes.
- Uno y único, hay un solo Dios, que es principio de todas las cosas.
Esta doctrina, inspirada en Platón, se llama ejemplarismo. No obstante, san Agustín sostiene que las ideas se encuentran en la mente divina, no se distinguen de Dios, son fuente del ser de las cosas y de la verdad, y son fundamento de la certeza y de la ciencia.
El Ser Humano según San Agustín
El ser humano está compuesto de dos sustancias diferentes: cuerpo y alma.
- Cuerpo. El cuerpo constituye la parte inferior del hombre, esta parte material pertenece a la esencia del ser humano: el alma necesita el cuerpo para construir un ser humano.
- Alma. El alma es espiritual, simple e indivisible.
Basta con meterse dentro de uno mismo para percibir que es completamente independiente de la materia y que no hay en ella composición alguna. Es necesario afirmar que el alma es inmortal. No se puede descomponer ni tampoco corromper. San Agustín no supo dar una respuesta definitiva al problema del origen del alma. No dudó en rebatir la doctrina platónica de la preexistencia, que sostenía la existencia de las almas antes de su encarnación en un cuerpo. Propuso dos teorías: que Dios crea cada alma con ocasión de la concepción de un nuevo ser humano; o que los padres generarían el alma, de forma semejante a como engendran en el cuerpo. La primera teoría le planteó dificultades a la hora de explicar el pecado original. La segunda teoría también las planteaba, ya que, si los padres producen el alma, ¿cómo se explica su espiritualidad y su simplicidad?
La Libertad y el Problema del Mal según San Agustín
En un principio, sostuvo la solución maniquea, que consideraba que el mal tenía una entidad positiva, propia de todo lo material. Más tarde, afirmó que el mal carece de entidad y, por lo tanto, solo puede ser defecto o privación de ser. Por eso, Dios, que es el ser y el Bien supremo, no puede ser su causa. San Agustín distingue dos tipos de males:
- El mal físico que el ser humano sufre y cuya causa es la imperfección de la naturaleza y las criaturas, sujetas a cambios y mutaciones.
- El mal moral que el ser humano comete voluntariamente y que es el verdadero mal. No está causado por Dios, sino por la libertad humana, don de Dios.
San Agustín defiende el valor positivo del libre albedrío. La libertad consiste en la elección voluntaria entre el bien y el mal. Sin ella, las buenas acciones no serían dignas de alabanza ni las malas, merecedoras de castigo. Dios quiere que el ser humano lo ame libremente. San Agustín se apartó del intelectualismo ético platónico, que culpaba de la falta de virtud a la ignorancia. La voluntad libre es el motor de nuestras acciones y de ella depende su bondad o maldad, en la medida en que acepta o rechaza la ley divina. Esta ley eterna ha sido impresa por Dios en la Creación y todas las cosas se ordenan según ella. Quienes obran de acuerdo con ella alcanzarán la verdadera felicidad: contemplar y amar a Dios.
Vida Social y Sentido de la Historia según San Agustín
Las reflexiones de Agustín de Hipona sobre la vida política y social se desarrollan en una de sus obras más importantes y célebres, La ciudad de Dios. Para comprender en toda su dimensión la grandeza de este libro, conviene remontarse a dos episodios históricos de gran relieve: la adopción del cristianismo como religión oficial del Imperio romano en 380 y la caída de Roma en el 410.
San Agustín aborda dos cuestiones:
- La verdadera causa de la caída del Imperio y cómo se inserta este hecho en el desarrollo histórico de la humanidad.
- Por qué no era cierto que la causa de tal caída fuera la adopción del cristianismo como religión oficial.
Introdujo una diferencia fundamental para entender la vida social y el sentido de la historia. La distinción entre la ciudad terrena y la ciudad de Dios.
- Ciudad terrena, al modo en que los seres humanos se relacionan entre sí, creando una vida política y social, pero al margen de Dios. Los individuos pueden realizar grandes obras en comunidad, como la consolidación de reinos, imperios o ciudades.
- La ciudad de Dios remite a un nuevo orden social que trae a la Tierra la posibilidad de que los seres humanos vivan con el corazón transformado por la gracia divina.
Las construcciones de la ciudad de Dios consisten en llevar a cabo la civilización del amor. Se trata de lograr la unión de los seres humanos con lazos que van más allá de la sangre o la patria, porque se asientan en el amor de Dios. Solo cuando se sitúa a Dios como el fin último de la existencia, las obras humanas pueden resistir el paso del tiempo.
La historia de la humanidad está guiada por la acción divina y se inserta en tres grandes acontecimientos:
- Creación
- Primera venida de Jesucristo
- Segunda venida y fin de los tiempos
Avicena
Avicena afirmó: “La ciencia que se ocupa solo y en sentido absoluto del ente en cuanto ente es la metafísica”. El ser o ente es lo primero que el intelecto conoce, percibiendo necesariamente a través de los sentidos. Distinguió entre Ser necesario y ser contingente o posible. El Ser necesario es aquel que no es causado y cuya esencia no puede no existir. El ser contingente es aquel que es causado y cuya esencia implica que es posible que exista o que no exista. La esencia del Ser necesario se identifica con su existencia. La esencia de estos seres no exige existir, por lo que hay que afirmar que existen por otro. Posteriormente, Tomás de Aquino adoptó esta doctrina.
Averroes
Averroes consideraba que la razón es superior a la fe y a la teología. En caso de conflicto, es la razón la que debe señalar el criterio de verdad. Si un texto literal del Corán contradice “una verdad racionalmente demostrada, debe ser interpretada alegóricamente”. Sostuvo que Dios ha creado el mundo, pero la creación es eterna. En oposición a la división aviceniana entre Ser necesario y ser posible, Averroes sostuvo que la distinción entre esencia y existencia no sería real, sino puramente lógica o mental. En cuanto al ser humano afirmó que la unión de cuerpo y alma es sustancial. El intelecto humano sobrevive a la muerte del cuerpo, pero no subsiste individualmente. Afirmó que hay inmortalidad, pero no inmortalidad personal.
La Filosofía Judía
La filosofía judía nació del contacto del judaísmo con otras culturas y con la cultura helénica. Filón de Alejandría había intentado armonizar la religión judía con el platonismo. En el siglo IX floreció un movimiento filosófico judío. Entre ellos se distinguió Maimónides.
La obra de Maimónides fue muy citada por los escolásticos cristianos. Este autor afirmó que la fe y la filosofía se deben armonizar, de manera que cuando algún contenido de la Biblia parece entrar en colisión con lo que dice la razón, este se ha de interpretar alegóricamente. Para él lo narrado tiene dos sentidos: uno literal y otro alegórico.
Maimónides demostró la existencia de Dios, como primer motor, como Causa primera y como Ser necesario (con estos argumentos influyó en las vías de Tomás de Aquino). Influido por el neoplatonismo y por la filosofía musulmana, Maimónides sostuvo que Dios creó el mundo a través de diez inteligencias intermedias; la décima es el intelecto agente. El ser humano se une imperfectamente a este intelecto a través del saber filosófico, aunque lo hará de un modo definitivo después de la muerte si ha cultivado el saber en esta vida. Negó también la inmortalidad del alma individual.
Hildegarda de Bingen
Hildegarda de Bingen fue una teóloga y religiosa de extraordinaria inteligencia y enorme capacidad de trabajo. Gobernó con prudencia las obras religiosas que se le encomendaron y contribuyó a desarrollar de manera notable la doctrina teológica, filosófica y de ciencias naturales de su época.
Hay dos temas fundamentales en la obra de Hildegarda: la cuestión de quién es Dios y la pregunta por quién es el ser humano. Según ella, la cuestión fundamental de la teología es la primera, mientras que la segunda es el asunto central de la filosofía.
Consideró que, gracias a la fe, la persona era capaz de llegar al conocimiento de Dios, como a través de una puerta, aunque Dios siempre permanece, en cierto sentido, inalcanzable para el ser humano.
Para responder la pregunta acerca de quién es el ser humano se basó en la página bíblica de la Creación del hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios. El ser humano está formado de la materia misma de las cosas creadas, pero puede llegar a entablar una relación con Dios a través de una parte de sí mismo: su espiritualidad, que se desdobla en intelecto y voluntad. Con estas facultades no solo conoce la realidad y la transforma, sino que puede remontarse hasta la última causa de todas las cosas y adorarla voluntariamente.
Al hombre y a la mujer no les queda más remedio que acudir a Dios para paliar su finitud.
Tomás de Aquino: El Problema de la Realidad. La Metafísica
Tomás de Aquino sostuvo que la realidad entera es creación de Dios. El acto por el que Dios crea las cosas no tiene lugar en el tiempo, sino que todo es creado a partir de ese momento, incluso el tiempo. Para comprender en qué consiste la Creación y, a partir de ella, la naturaleza de la realidad, puede resultar útil abordar la cuestión metafísica del cambio.
El Cambio
Adoptó la comprensión aristotélica del movimiento. Por ello, definió el cambio como el paso del ser en potencia al ser en acto. Propuso también la existencia de dos principios constitutivos de las cosas: el acto y la potencia. Cuando algo cambia, puede hacerlo de diversas maneras. No es lo mismo cambiar de color que cambiar de forma; también es diferente crecer en tamaño a nacer o morir. Por eso, santo Tomás, distinguió dos tipos de cambio:
- Cambio accidental:
- Cualitativo: como el cambio de color de las hojas de los árboles.
- Cuantitativo: el cabello cuando crece se hace más largo o cuando se corta.
- Cambio de posición: cambiar unos muebles de sitio.
- Sustancial: generación o corrupción. Estos cambios afectan a la sustancia o forma sustancial de una realidad, como el nacimiento de un nuevo ser o su muerte.
Todos estos tipos de cambio tienen algo en común: presuponen una determinada materia que funciona como sujeto del cambio. El acto corresponde a la forma que se adquiere o se pierde. Apoyándose en la ontología de Aristóteles, diferenció entre sustancia y accidentes. La sustancia existe en sí misma y sin depender de nada más. Actúa como sujeto de los cambios accidentales. La creación es un cambio que no tiene lugar a partir de una materia subyacente, sino que incluye también la creación de la propia materia. La creación es un cambio mucho más radical que cualquiera de los que observamos en la naturaleza, porque se produce a partir de la nada.
La Distinción Real entre Esencia y Acto de Ser
El acto de ser es el acto más radical, la perfección máxima que permite el resto de los actos o perfecciones. Si atendemos a esta composición última de los entes, la esencia es potencia respecto al acto de ser.
La Creación
En la medida en que todas las cosas han sido creadas por Dios, están sostenidas en el ser por su participación en el ser de Dios. Son seres compuestos, de esencia y existencia. Son, pero no son el ser en plenitud. Dios es simple. Solo hay ser. Él es el mismo ser subsistente, mientras que los demás seres tan solo participan del ser que han recibido de Dios.
A partir de la distinción entre esencia y existencia, Tomás de Aquino explicó la Creación como el acto que permite que algo surja a partir de nada anterior. Al tratarse de un acto de tanta potencia, solo un ser que sea infinitamente poderoso puede realizarlo. Que es el ser en plenitud, acto puro.
Como ese ser no se parece a ninguna de las cosas que ha creado, la Creación es una obra de Dios. Ella misma no es un ser divino perfecto y omnipotente. La creación supone que las cosas dependen de Dios en su existencia.
Hay una diferencia radical entre Dios creador y el universo creado, por ser obra suya, el universo contenga elementos que se le parezcan. Los entes creados son imagen de Dios, lo mismo que ocurre entre la obra del escultor y el escultor mismo.
Los Entes. Tipos y Estructura
El ente es aquello que tiene ser, que existe, que es real. Dios y toda la realidad creada son entes.
- Entes contingentes: son aquellos que existen porque han recibido su ser y son limitados. Podrían no haber existido. Los denominó criaturas.
- Ente necesario: aquel que se identifica con su ser y no puede no ser. Es el caso de Dios.
- Sustancias sensibles: son aquellas que están compuestas de materia y forma, por lo que son corruptibles. La forma proporciona la esencia a las cosas sensibles. Todas ellas son contingentes.
- Sustancias inteligibles: son aquellas que no tienen material, pues son formas puras. Las criaturas angélicas son sustancias inteligibles y contingentes.
El Creador
Cada uno de los entes creados está compuesto por la dualidad acto de ser y esencia. Dios es el único ente en el que se da una simple identidad entre su ser y su esencia.
La Demostración de la Existencia de Dios
- En primer lugar, se parte de la experiencia sensible y la comprensión racional de las criaturas y sus atributos.
- En segundo lugar, se busca la explicación última de esa experiencia y se rechaza la imposibilidad de una serie infinita de causas.
- Por último, se alcanza la explicación última con Dios como principio y fundamento, y se afirma un aspecto de Dios.
Las vías por las cuales puede transitar la razón para llegar hasta Dios son las siguientes:
- La vía del movimiento. En el mundo material se experimenta el movimiento. El principio de causalidad afirma que todo lo que se mueve es movido por algo. Se cuestiona si ha habido movimiento desde siempre o si hay algo que, sin moverse, lo puso todo en movimiento. Se concluye que debe haber algo que sea un principio inmóvil. Ese algo es Dios.
- La vía de la causalidad eficiente. Se pregunta si hay algo que no tenga una causa, porque todo parece ser efecto de algo, ya que no hay nada que sea causa de sí mismo.
- La vía por la contingencia. Todas las cosas que existen y son creadas podrían no haber existido. Hay un ser que ha existido desde siempre y que es necesario. No todos los seres son contingentes: en la naturaleza existe un Ser que es necesario.
- La vía por los grados de perfección. Todas las cosas tienen, en mayor o menor grado, algunas propiedades que se denominan perfecciones, como la bondad o la verdad. Para poder establecer esa gradación o comparación, debe haber un ser que posea en grado máximo esas perfecciones y que sea el referente. Ese ser es Dios.
- La vía de la finalidad. Esta vía se apoya en la experiencia de que todas las cosas creadas parecen estar ordenadas a un fin. Tiene que haber, por tanto, una inteligencia ordenadora que les haya otorgado tal finalidad. Esa inteligencia ordenadora es Dios.
La Esencia de Dios
Aunque se puede probar la existencia de Dios, eso no significa que se conozca completamente la esencia divina. Nuestro conocimiento sobre cómo es Dios es imperfecto, pero es conocimiento.
Tomás de Aquino distinguió dos vías de acceso a la esencia de Dios:
- Vía afirmativa: este modo de conocer implica el acceso a lo que es en sí misma una determinada realidad de modo inmediato y directo. El ser humano solo conoce de este modo las esencias de las cosas materiales. Como las criaturas han sido creadas por Dios y participan en su ser, podemos conocer algunos atributos de Dios. Esta vía consiste en afirmar en grado sumo las perfecciones que se descubren en todo lo creado.
- Vía negativa. Consiste en excluir de Dios aquellos atributos que no se pueden atribuir al Ser puro, como el cambio o la composición. Lo que se alcanza por esta vía es lo más adecuado para el conocimiento humano sobre Dios en esta vida.
El Conocimiento según Tomás de Aquino
Tomás de Aquino definió el conocimiento como la adecuación entre la cosa y el entendimiento. Puso de manifiesto que el conocimiento humano está imbricado con la realidad y con la verdad.
Destaca que la experiencia que el ser humano tiene de conocer lo lleva necesariamente a la conclusión de que no cabe que una misma cosa sea y no sea verdadera en el mismo sentido y simultáneamente.
Las cosas, en la medida en la que son, tienen una verdad ontológica. Y el conocimiento humano (verdad lógica) debe ajustarse a ella para ser verdadero. A lo que se acerca el ser humano al conocer las cosas es a la verdad o conocimiento divino.
Todo ello ofrece un itinerario para comprender de qué manera el conocimiento humano tiene una naturaleza internacional.
Siguiendo la explicación aristotélica del conocimiento, Tomás de Aquino distinguió entre conocimiento sensible e intelectual.
El conocimiento intelectual consta de tres “partes”: abstracción, juicio y razonamiento:
- El intelecto agente actualiza las formas inteligibles captadas por el conocimiento sensible y que se encuentran en potencia. Este acto es la abstracción. Mediante la cognitiva, puede aplicarlos y referirse con ellos a la realidad concreta.
- El intelecto paciente recibe los conceptos y puede elaborar juicios (tanto afirmativos como negativos) uniendo o separando esos conceptos.
- Por último, con los juicios puede elaborar razonamientos con los cuales se llega a demostraciones o inducciones.
La fe pone al ser humano en contacto con verdades sobrenaturales, que son aquellas que Dios ha revelado. El ser humano puede aprehender las verdades naturales. Santo Tomás describió al ser humano como unidad sustancial de alma y cuerpo. Destacó la noción de personas con la que se afirma que el ser humano es una sustancia individual de naturaleza racional. La individualidad de la persona se manifiesta en el hecho de que el ser humano es un fin en sí mismo, capaz de reflexión y de intimidad.
Antropología Filosófica
El ser humano es un ser compuesto en cuanto que unidad sustancial de alma y cuerpo. Ambos elementos forman una unidad, no solo un conglomerado en el que las partes permanecen separadas. No son partes al modo usual, ya que el alma es forma del cuerpo. El alma humana es el principio que da vida al cuerpo y lo capacita para realizar las actividades propias de los seres vivos. El alma es espiritual. Es inmaterial y puede realizar actividades sin la necesidad de cuerpo: conocer y amar (las acciones propias del intelecto y la voluntad).
La individualidad del ser humano está garantizada, porque tanto el alma como el cuerpo son únicos e irrepetibles. La racionalidad, solo el ser humano, entre todos los seres creados y corporales que existen es capaz de conocer la esencia de las cosas porque tiene intelecto.
Antropología Teológica
Para comprender en su totalidad la antropología de Tomás de Aquino, es necesario considerar a la parte de su discurso sobe el ser humano que toma la verdad revelada como punto de partida. Como se afirma en el Génesis, Dios creó al ser en él se encuentran figurados. El elemento que permite la semejanza entre el ser humano y Dios es el alma espiritual. La Sagrada Escritura afirma que el ser humano fue hecho del barro de la tierra (materia) y se le insufló el espíritu o el aliento divino. Con este espíritu, el ser humano se torna vivo, inteligente y libre. LA ÉTICA La ética de Tomás de Aquino es teleológica, por la importancia que se le otroga al fin. El ser humano busca la felicidad como finalidad de su vida y sus acciones. ACCIONES HUMANAS Y ACTOS DEL HOMBRE Frente a los seres inertes e irracionales, el ser humano es capaz de actuar libremente. La persona conoce y delibera sobre el fin al que dirigirse. Mediante la voluntad, se determina a actuar o no. Estas acciones son humanas. Explicó que el ser humano realiza determinados actos que no proceden de su voluntad, sino que se producen al margen de ella y de la libertad. Este tipo de acciones se denominan actos del hombre. LA LEY NATURAL. El ser humano persigue lo bueno, el bien supremo, que es la felicidad. Según santo Tomás, existe una ley eterna que se identifica con el gobierno racional del universo por parte de Dios. Crea el mundo e inscribe en cada criatura una finalidad propia que ordena sus movimientos. La ley eterna inscrita en el ser humano es la ley natural, la percepción en el intelecto humano de la ley divina. La ley natural es conocida, de modo inmediato por todo ser humano. En la medida en que la ley natural se da en todo ser humano y puede ser conocida por éste, es vinculante y universal. Puede ocurrir que se conozca de un modo confuso o erróneo. Por eso es necesaria la formación de la conciencia moral en la infancia. La ley natural se concreta en los primeros principios de la razón práctica, en sus fundamentos y axiomas. El principal precepto establece que “el bien ha de buscarse, el mal ha de evitarse”. Este mandato implica la radical distinción entre el bien y el mal.
LA FELICIDAD HUMANA Y LA BIENAVENTURANZA Para alcanzar la felicidad, la persona debe realizar en su propia vida las acciones que son acordes a la ley natural, a la ley divina tal como puede conocerla el intelecto humano. Dios es el bien supremo, esto significa que lograr la felicidad es sinónimo de alcanzar el fin último, a Dios mismo. Santo Tomás distingue entre felicidad y Bienaventuranza. La felicidad hace referencia a la capacidad del ser humano de lograr el bien mediante sus acciones voluntarias. Es un anticipo de la Bienaventuranza, sometido a los vaivenes del tiempo y la fortuna. Para alcanzar la felicidad humana o terrenal, es preciso las virtudes humanas. Tomás aceptó la distinción aristotélica entre virtudes intelectuales y virtudes morales (a las que denominó cardinales). Entre ellas se encuentran la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. El ser humano, en cuanto que experimenta diferentes apetitos y pasiones en su vida terrena, no siempre lo más conveniente y es posible que se equivoque. Las personas tienen la capacidad tanto de ser felices como de malograr su vida protagonizando elecciones y acciones erróneas. Esto se relaciona con la noción del pecado, puesto que la debilidad y la incapacidad para el bien tienen su origen último en el pecado. La Bienaventuranza es la felicidad perfecta y se alcanza solo tras la muerte, gracias a la contemplación directa de Dios. Aunque esta felicidad no es terrenal, se ayuda de las virtudes teologales en la propia vida. Estas son la caridad, la esperanza y la fe. Para alcanzar la felicidad también se precisa la ayuda de la gracia divina. LA POLÍTICA Tomás de Aquino recogió gran parte del pensamiento político aristotélico, como la afirmación de la naturaleza social del ser humano y la necesidad de un gobierno que dirija la actividad de la ciudadanía y la necesidad de un gobierno que dirija la actividad de la ciudadanía hacia el bien común. El fin del Estado es procurar que la vida de los individuos sea buena, para que puedan alcanzar la felicidad. Meditó sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado, tema habitual en el pensamiento político de su época. Comparó esto con las que existen entre la fe y la razón. El Estado debe gozar de completa autonomía en lo que respecta al fin natural del ser humano, pero ha de subordinarse a la Iglesia en los asuntos relacionados con el fin sobrenatural de este. Santo Tomás rechazó el gobierno despótico y arbitrario, por dos motivos: >Se aleja del fin propio del Estado, que es el bien común de los ciudadanos. >Sus leyes se alejan de la ley natural. Si la ley positiva se aparta de la ley natural, entonces no es verdadera ley y los súbditos no tendrán obligación de obedecerla. En cuanto a las formas de gobierno, Tomás de Aquino recogió la división aristotélica que distinguía tres, (buenas): monarquía, aristocracia y democracia respetuosa de la ley. (malas): tiranía, oligarquía y democracia demagógica. Aquinate pensaba que el peor sistema es la tiranía y el mejor, la monarquía, porque da unidad y conduce a la paz. Como es difícil conseguir un monarca ideal, es conveniente limitar su poder mediante magistrados que sean elegidos por el pueblo./GUILLERMO DE OCKHAM: LA REALIDAD. EL PROBLEMA DE LOS UNIVERSALES La metafísica de Guillermo de Ockham está marcada por el nominalismo, una corriente de pensamiento en la que considera que lo único que existe son los objetos singulares. Frente a la tradición realista de Aristóteles y Tomás de Aquino, no es posible conocer las formas o las esencias de las cosas. Para conocer la esencia de un objeto sería necesario que alguna de sus propiedades tuviera una parte que no fuera individual, sino universal, ya que la esencia es aquello que hacer ser de un determinado modo a una clase de cosas. La esencia no pertenecería solo a un individuo, sino a todos aquellos que son iguales a él. La esencia sería algo universal.
El filósofo británico se opuso a las largas explicaciones causales que obligaban a presuponer la existencia de causas que no se pueden demostrar empíricamente mediante las sensaciones de los sentidos. Ockham desarrolló una metodología más sencilla y precisa, para buscar una causa, es necesario contar con la naturaleza del efecto y centrarse en el mínimo número de factores que hagan posible la explicación. Este método consiste en eliminar todo lo que sea superfluo de la filosofía precedente, se conoce como “la navaja de Ockham”. Establece que los entes no se deben multiplicar y que hay que eliminar el mayor número de causas que sea posible, en beneficio de la explicación más sencilla. DIOS: ESENCIA Y EXISTENCIA La esencia divina es la omnipotencia y voluntad. El entendimiento y la omnisapiencia de Dios quedan subordinados a la voluntad. La teodicea ockhamista se caracteriza por: >Una concepción voluntarista de la esencia divina.>La contingencia de todos los seres creados. El voluntarismo absoluto defendido por Ockham consiste en afirmar que Dios puede hacer cualquier cosa. Dios no está sujeto al principio de no contradicción, de modo que podría crear objetos que es imposible que existan. Dios respeta el orden que ha establecido en el universo con su poder ordenador. La tesis sobre la contingencia de los seres creados no significa que en cualquier instante puedan dejar de existir, sino que destaca el hecho de que podrían no haber existido nunca. Dios no cambia de opinión porque es omnisapiente y no puede llegar a saber algo que de antemano no supiera. Respecto a la existencia de Dios, Ockham sostuvo que no es posible conocerla, porque no es algo que pertenezca a la intuición sensible. La existencia de Dios, no es evidente para nosotros. EL CONOCIMIENTO. FE Y RAZÓN: Ockham afirmó que la fe es superior a la razón y no puede ser sometida a su juicio. Se distanció de la comprensión de fe y razón como disciplinas complementarias. Sostuvo que la razón está subordinada a la fe. En caso de contradicción entre ambas, sebe elegirse siempre la fe. Los contenidos de la fe proceden de la Revelación que Dios ha hecho de si mismo a los seres humanos. La fe permite el acceso a una serie de verdades que la razón es incapaz de conocer, pues superan su capacidad. INTUICIÓN Y ABSTRACCIÓN: El conocimiento intelectual comienza por la abstracción. Esta acción intelectual aprehende de modo separado las esencias universales de los objetos. Conoce lo que es común a un conjunto de ellos. De esta manera es posible explicar que hagamos afirmaciones universales sobre las cosas. Ockham criticó a los filósofos que afirman que el ser humano conoce los universales y las esencias. El pensador británico pertenece a una corriente que se denomina intuicionista. Existen dos únicas fuentes de conocimiento. La sensación o intuición sensible y la intuición intelectual. La sensación permite conocer las apariencias de las cosas y sus características singulares. La intuición intelectual capta si un objeto existe o no. Según Ockham, toda afirmación, para ser verdadera, debe ser acompañado de una evidencia inmediata y conocida de un modo intuitivo. EL NOMINALISMO.Fue puesto para poner de manifiesto la consideración que se hace de los universales como meros nombres. Los universales son aquellas propiedades que comparten todos los miembros de un determinado conjunto de cosas o las esencias de los objetos singulares. El nominalismo de raíz ockhamista es una doctrina que afirma que los universales no existen ni se pueden conocer. Los conceptos son nombres, signos o símbolos, pero carecen de referentes, se trata de ficciones vacías. Tienen la misma realidad y la misma validez que un espejismo. La única existencia que reconoció Ockham es la de los individuos.