Conceptos Fundamentales de Ética y Filosofía Moral: De Kant a Rawls
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Definiciones
Imperativo categórico: Según Kant, actuar por deber es hacerlo por respeto a una ley moral. Defiende que todas las normas de conducta moral se unen en el imperativo categórico. Este es una orden que impone una acción moral, que es un fin en sí misma. Se convierte en un mandato universal que insta a buenas acciones, con buena voluntad, al margen de las consecuencias.
Hedonismo: Escuela filosófica que sostiene que el placer es lo que determina el valor de una acción. Proviene del griego hēdonḗ, que significa “placer”. Los hedonistas relacionan el placer con el bien y consideran que este guía las acciones de las personas. Se desarrolló en dos períodos importantes.
Verdadero o Falso
1.- Aristóteles pensaba que la felicidad consistía en la sabiduría. VERDADERO. Para este filósofo, la felicidad se obtenía desarrollando la naturaleza humana y, como esta es sobre todo racional, la máxima felicidad se encontraba en cultivar la razón.
2.- Para Kant, solo es buena la “buena voluntad”. VERDADERO. Actuamos bien cuando cumplimos el deber porque es nuestro deber, cuando lo impone nuestra conciencia. Es un ideal moral racional.
3.- Las éticas dialógicas sitúan la bondad moral de las acciones en el cumplimiento del deber. VERDADERO. El deber es fruto del diálogo racional entre los implicados y los acuerdos a los que se llega desde la universalidad.
Éticas Dialógicas
Se está abriendo paso una forma de fundamentar la moral que se puede calificar de deontológica. Esta sitúa la bondad moral de las acciones en el cumplimiento del deber, pero su origen se basa en una reflexión social: son las éticas del discurso.
Estamos dotados de razón, la cual funciona con unas reglas para todos. Cada uno de nosotros nace en una cultura y clase social, con intereses diferentes e incluso opuestos, por lo que, usando la razón, no todos pensamos igual. Esto hace inviable dotar de universalidad a la razón entendida individualmente. Jürgen Habermas es uno de los pioneros de estas éticas, sustituyendo el paradigma racionalista por el que denomina lingüístico-pragmático desde un prisma filosófico. A partir del carácter central del lenguaje, deja de entender la racionalidad como algo individual y la considera fruto del discurso y el diálogo. Condiciones:
- Inteligibilidad: La comunicación es imposible si no puede ser entendida por los demás.
- Verdad: El contenido de lo que decimos debe estar relacionado adecuadamente con lo real.
- Rectitud: Cuando hablamos, tenemos que atenernos a normas aceptadas por todos.
- Veracidad: Lo que decimos tiene que ser la expresión de lo que pensamos.
El valor del diálogo se encuentra en la fuerza de los argumentos que se exponen, y son más valiosos a medida que siguen:
- Universalidad: Los argumentos deben tener pretensiones de universalidad; aunque estén dirigidos a unos interlocutores, buscan el reconocimiento universal.
- Igualdad: Para que los argumentos sean valiosos, es necesario que quien los defiende olvide su estatus.
- Libertad y ausencia de coacción: Los participantes deben tener la posibilidad de exponer sus argumentos libremente.
Cuando se cumplen estas condiciones, se consigue lo que Habermas denomina situación ideal de habla.
La Justicia como Virtud Ético-Política
En el siglo XX, ciertos intelectuales, conscientes de que los intereses de cada uno no son los mismos y a veces son opuestos, hacen una reflexión ética e intentan construir sociedades justas. John Rawls, en su Teoría de la justicia, reelabora la teoría contractualista de la sociedad, intentando solucionar el enfrentamiento en las sociedades modernas democráticas entre libertad e igualdad. Hace de la justicia una virtud, tanto ética como política.
Kant ve el contrato social como un pacto funcional, imparcial y razonable. Tiene dos vertientes: se establecen los principios de justicia que han de regir la estructura de la sociedad y los procedimientos racionales que hay que seguir para aplicar esos principios.
Para fundamentar ese pacto, lo primero es determinar la situación en la que deben estar los participantes en el pacto funcional. En un primer momento, Rawls intentó abordar esta cuestión desde el egoísmo racional, pero la falta de sentido moral le llevó a adoptar una posición cuasi-trascendental: el velo de la ignorancia.
El velo de la ignorancia ocurre cuando los que realizan un acuerdo desconocen el lugar de cada uno en la sociedad, su clase y su estatus. Los participantes deben elegir principios válidos para todos, y siempre se pretende liberar del egoísmo a los que elaboran el contrato, de modo que puedan participar en condiciones de imparcialidad en la elaboración de los principios que deben regir la estructura de la sociedad. Hace posible adoptar una noción de justicia procedimental. Hay dos principios:
1. Toda persona posee igual derecho a la más amplia libertad compatible con una igual libertad para todos.
2. Las desigualdades solo se pueden aceptar si es razonable esperar, primero, que actuarán en beneficio para todos. Por el primer principio, se aseguran unas libertades básicas iguales para todos, y por el segundo, se aceptan las desigualdades cuando sean justas.
Características Morales
Toda norma es una regla que nos dice cómo debemos hacer algo; hay muchos tipos de normas. Adela Cortina dice que las normas morales tienen tres características:
- Autoobligación: Atraen a las personas que las poseen, que se presentan ante ellas con una exigencia de ser obedecidas, sin provenir de ninguna autoridad y sin necesidad de que los demás se enteren o no de su cumplimiento. La persona educada moralmente siente ante las normas morales una exigencia de cumplimiento por respeto a sí misma.
- Universalidad: La persona que posee unas normas morales piensa que esas normas deberían ser las que rigieran no solo su comportamiento, sino el de todas las personas. Están tan convencidas de su valor que las extenderían a todo ser humano.
- Incondicionalidad: Las normas morales atraen de tal manera al que las posee, que se comporta de acuerdo con ellas sin tratar de conseguir ningún otro objetivo distinto al de su puro cumplimiento; no busca reconocimiento ni contentar a nadie. Esto no quiere decir que cumplir estas normas resulte siempre fácil.
Éticas de la Felicidad
En la historia han existido varias fundamentaciones racionales de la moralidad.
Para las éticas eudaimónicas (del griego eudaimonia, "felicidad"), las acciones que los humanos podemos realizar no son buenas o malas en sí mismas, sino que lo son en la medida en que proporcionan felicidad. La bondad de las acciones viene dada por la felicidad que puedan proporcionar. Lo importante no son las acciones, sino las consecuencias que producen; se les denomina también éticas consecuencialistas (priorizan los fines sobre los medios).
La razón por la que mantienen esta postura es que, si los humanos por naturaleza tendemos a la felicidad, la tarea moral no puede consistir en otra cosa que en hallar los medios adecuados para lograr ese fin que constituye nuestro bien. Se da la razón del porqué de unas normas señalando cómo se consigue la felicidad con su cumplimiento.
Como la felicidad es el fin al que tendemos los humanos, estas éticas que nos señalan el camino que debemos seguir para alcanzarla reciben el nombre de éticas teleológicas.
1. Están los que mantienen que la felicidad se obtiene con el desarrollo de la capacidad más excelente del ser humano, la inteligencia (es el caso de Aristóteles), y los que identifican la felicidad con el placer, como los hedonistas, desde Epicuro.
2. Son acentuadas las diferencias entre los pensadores que entienden el placer individual, para uno mismo (epicureísmo), y los que lo entienden de forma social, para el mayor número de personas (utilitarismo inglés).