Concepto Hegeliano de Alienación, Utilitarismo e Imperativo Categórico Kantiano

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El Concepto Hegeliano de Alienación

Como hemos visto, la alienación es lo que le ocurre a la idea cuando sale de sí y se convierte en naturaleza. En este proceso, la idea se transforma en materia, en algo totalmente distinto, y por tanto, este proceso supone la pérdida de su esencia.

Por tanto, la Naturaleza es para Hegel la idea alienada, la negación del espíritu, lo contrario del espíritu.

Pero esta alienación es sólo un momento en la historia, ya que según la dialéctica, a la alienación debe seguirle una síntesis final. Esta síntesis final es el ser humano: que es a la vez natural y espiritual, es negación de la naturaleza, y por tanto negación de la negación.

1) TESIS: ESPÍRITU ABSOLUTO - 2) ANTÍTESIS: NATURALEZA - 3) SÍNTESIS: SER HUMANO

Características Generales del Utilitarismo

El utilitarismo es una teoría ética que nació a finales del siglo XVIII. Podemos decir que su fundador fue Jeremy Bentham y que fue corregido y reformulado por John Stuart Mill.

Esta teoría defiende como criterio para la acción el PRINCIPIO DE MAYOR FELICIDAD. Es decir, en toda deliberación deberemos siempre escoger la acción cuyas consecuencias aporten el mayor saldo de felicidad colectiva.

La aplicación de este principio está determinada por otra regla que propone Bentham: “Un hombre, un voto, y ningún hombre más que un voto”. Es decir, en la búsqueda de la mayor felicidad, no se dará más importancia a los intereses de una persona o de un grupo de personas que al resto de los afectados.

Es una ÉTICA CONSECUENCIONALISTA: no hay ninguna acción buena o mala en sí, todo depende de las consecuencias de esa acción. La multiplicación de la felicidad es un fin tan elevado, que justifica cualquier medio que resulte útil para alcanzarlo. En este sentido, se opone a la moral tradicional que defiende que hay acciones que son malas en sí mismas, al margen de que las consecuencias puedan ser positivas.

Formulación del Imperativo Categórico Moral de Kant

Kant ofrece varias formulaciones del imperativo categórico, pero la más conocida, precisamente porque es la que recoge en todas sus obras sobre ética es ésta:

“Obra siempre según una máxima que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal” (MÁXIMA: Sentencia para dirigir las acciones morales, por ejemplo, una máxima cristiana es “ama a tu prójimo como a ti mismo”)

EXPLICACIÓN: debemos actuar siguiendo sólo principios que podamos querer que guíen no sólo nuestra acción, sino la acción de cualquier ser humano.

Analicemos las características de este imperativo moral kantiano:

  1. Es una norma puramente formal, no nos dice qué hacer sino cómo actuar. No nos dice cómo tenemos que comportarnos concretamente, ni nos da ninguna norma, ni nos propone ningún fin interesado.
  2. Garantiza la autonomía o libertad de la voluntad: el imperativo por el que se regula no contiene ninguna norma concreta de conducta, por lo que la voluntad tendrá que darse a sí misma la norma de conducta, por lo que es autónoma o libre.
  3. Es universal, se propone como principio moral para todo ser humano.
  4. Es necesario, manda sin condiciones, de manera categórica.
  5. Es a priori, procede de la propia razón, no contiene ningún elemento empírico.
  6. Lo importante desde el punto de vista moral no es lo que se hace, sino la intención con la que se hace. Sucede justo lo contrario que en la ley política: ésta última obliga a realizar una determinada acción, pero no se preocupa por las intenciones.

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