Concepciones de Dios en la Filosofía: Aristóteles y Descartes
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Teología y la Concepción de Dios en la Filosofía Clásica y Moderna
Este documento explora las perspectivas teológicas de dos figuras fundamentales en la historia de la filosofía: Aristóteles y René Descartes, centrándose en sus argumentos sobre la existencia y naturaleza de Dios.
Aristóteles: El Primer Motor Inmóvil
La metafísica de Aristóteles desemboca en una teología que concibe a Dios como un acto puro y el primer motor del movimiento. Para Aristóteles, no es necesario demostrar la existencia de Dios; la considera algo contingente, en el sentido de que, aunque existe, podría no existir, lo cual implica su existencia. Distingue entre lo contingente (que es de una manera pero podría ser de otra, como los sucesos físicos) y lo necesario (que es de una manera y no puede ser de otra, como una suma matemática).
Considerando el movimiento, Aristóteles postula que todo lo que se mueve es movido por otro. Para evitar una regresión infinita, debe existir un primer motor inmóvil: Dios. Para Aristóteles, Dios no es el creador del mundo, ya que el mundo es eterno, pero sí es la primera causa del mundo al ser el origen del movimiento. Considera a Dios como un ser inmortal; sin embargo, según su perspectiva, esto implica imperfección, aunque es acto y forma pura. Él lo llama ‘el pensamiento del pensamiento’.
Descartes: Pruebas de la Existencia de Dios
Según Hirschberger, Descartes presenta tres argumentos para la existencia de Dios, uno en la Quinta Meditación y otros dos en la Tercera Meditación. Uno de ellos sostiene que si juzgamos algo como imperfecto, es porque existe algo perfecto, y esta idea de perfección procede de Dios. Descartes distingue entre realidad formal (la esencia de una cosa) y realidad objetiva (la idea de esa cosa), postulando que debe haber la misma realidad formal en la causa que la realidad objetiva en el efecto. Esto, en cierta medida, contradice algunas tesis idealistas, ya que supone una concepción de las ideas como representantes de algo independiente y distinto.
Aunque Descartes tiene muchas tesis realistas, García Morente reconoce dos argumentos principales: la idea de un ser perfecto que posee el ser humano contingente exige la existencia de Dios. Descartes confía especialmente en los dos últimos argumentos, sobre todo en el ontológico, que nos permite cruzar la línea entre el idealismo y el realismo.
En Descartes, al igual que en Platón, el cuerpo y el alma son sustancias separadas: el cuerpo pertenece al mundo material y el alma a la sustancia pensante. Son independientes y, según Descartes, se comunican en la glándula pineal.
Descartes presenta las tres pruebas de la existencia de Dios de la siguiente manera:
- La idea de Dios tiene más realidad objetiva que cualquier otra, y debe haber la misma realidad en la causa que en el efecto; lo más perfecto no puede provenir de algo menos perfecto. Para que la idea de Dios tenga la realidad objetiva deseada, debe haberla recibido de alguna causa en la que haya la misma realidad. Así se diferencian las dos sustancias: el yo y Dios.
- La idea de un Dios perfecto e infinito queda demostrada, ya que debe proceder de un ser infinito e imperfecto.
- No podría existir yo, que soy una cosa que piensa y que tengo la idea de Dios, si no hubiera sido creado por una cosa que piensa y que tiene todas las perfecciones que se incluyen en la idea de Dios.