La Concepción Platónica del Arte: Mímesis y la Distancia de la Verdad

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Las Consecuencias de la Mímesis en la Filosofía de Platón

Para Platón, el hecho de que el arte solo represente la realidad de forma sensible tiene profundas consecuencias. El ser humano únicamente accede a imágenes de los eidos (las Formas o Ideas puras), ya sea a través de palabras, conceptos o representaciones sensibles. Por ejemplo, un círculo pintado no es 'el Círculo' en sí, es decir, el eidos perfecto del círculo.

La Jerarquía Platónica de la Creación

Según Platón, toda creación está condicionada y dirigida por el eidos, mediante la pura contemplación de este. No existe una creación pura sin mediación. Esta jerarquía se puede entender de la siguiente manera:

  1. El mundo de los Eidos: La realidad verdadera, eterna e inmutable.
  2. El Demiurgo: El artesano divino que crea el mundo sensible mirando los eidos.
  3. El Artesano: El creador humano (ej. un carpintero) que fabrica objetos útiles (ej. una mesa) imitando el eidos correspondiente.
  4. El Artista: El imitador (ej. un pintor) que crea una representación de un objeto sensible, dependiendo así de un modelo que ya es una copia.

Mímesis: Producción Subordinada, no Reproducción Fiel

La clave de la mímesis (imitación) para Platón no es la reproducción o la copia exacta. El problema no es que el pintor intente reproducir lo mismo, sino que es fundamentalmente incapaz de hacerlo. De hecho, el artista se encuentra en peores condiciones que el artesano para reproducir el eidos. La mímesis no es una reproducción naturalista, sino una producción subordinada.

El pintor está subordinado al carpintero porque, mientras el carpintero produce una mesa idéntica en su función y estructura al eidos de 'mesa', el pintor solo puede observar y representar la mesa desde una perspectiva concreta. No puede producir la mesa en su totalidad, sino solo una visión de ella. No solo es incapaz de producir una mesa singular que sirva para un uso práctico, sino que ni siquiera puede mostrar totalmente su singularidad.

El Arte como Apariencia: Lejos de la Verdad

El arte, por tanto, se encuentra distante de la verdad. El artista es quien está más alejado del original (el eidos), ya que presenta las cosas según la contingencia de su aparición externa y no según sus determinaciones internas. Representa los objetos tal como se presentan al espectador, es decir, solo su imagen aparente, lo inmediato, su imagen sensible, con toda suerte de deformaciones. El arte no proporciona un conocimiento verdadero.

Lo que el artista produce no es el eidos (la esencia), sino solo el eidolon (la aparición, la imagen). Pinta únicamente la apariencia óptica de la mesa, una mesa tal como se ve desde una perspectiva. En este sentido, la mímesis es una producción de imágenes que genera imaginación o apariencia, no verdad. El arte imita la superficie de la cosa, no su esencia.

Técnica Creativa vs. Técnica Imitativa

Platón distingue entre técnicas que producen algo creativamente (como la carpintería) y aquellas que se quedan en la mera representación, en la mímesis de lo que ya es (como la pintura). La verdad está más cerca de las primeras, pues las segundas copian objetos que aquellas crean, imitando lo ya dado sensiblemente. La carpintería se guía por el eidos de 'mesa', mientras que el pintor no contempla dicho eidos, sino la mesa concreta fabricada por el carpintero. Elabora, pues, una imagen de una imagen, alejándose un paso más de la verdad. Lo mismo ocurre al copiar un objeto natural, que ya es una copia que hizo el Demiurgo mirando el eidos.

La Búsqueda del Eidos Puro

En esta concepción, solo conocemos mediante imágenes y únicamente nos queda la esperanza de la intuición directa del eidos en sí mismo, a través del nous (el intelecto). Se contrapone el ser (eidos) en su pureza —en sí mismo y sin imágenes— frente al eidos manifestado en 'otro', es decir, en algo que se le parece, en imágenes. Ver el eidos de 'mesa' en sí, en su esplendor, es radicalmente distinto a verlo en una mesa concreta. En la mesa concreta se oculta el eidos, que solo en sí mismo está desoculto (revelado). Sin embargo, ni la naturaleza ni la técnica producen eidos desocultos, sino ocultos en cosas concretas que se les asemejan. En el arte, el eidos está todavía más oculto, pues se representa desde una perspectiva particular, tal como se le presenta al artista. Por esta razón, Platón podría considerar que la escultura, al ser tridimensional, tiene más valor que la pintura.

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