Comunicación Eficaz: Claves de Coherencia, Cohesión y Contexto

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La selección de la información: Cuando hablamos o escribimos, ponemos en juego una serie de conocimientos con los que contamos en el momento de seleccionar la información que queremos comunicar y que completan esta información sin necesidad de ser dichos. Los conocimientos que ponemos en juego al hablar resultan imprescindibles. Entre esos están el contexto lingüístico (las palabras que rodean el mensaje); la situación en que se desarrolla la comunicación entre unas personas determinadas; la competencia lingüística que compartimos con los hablantes; y los saberes generales y culturales que compartimos todos, y que por esa razón no es necesario hacer explícitos.

Tema y Estructura

Para ser coherente, todo texto tiene que tener un tema o idea que debe manifestarse a lo largo de su desarrollo. Los elementos del texto se relacionan porque tratan sobre aspectos diversos del tema. El tema se puede manifestar externamente en los títulos del texto, artículo u obra, o en los títulos de los capítulos.

La estructura global de un texto es la organización de la información a través de la que se manifiesta el tema, es decir, el orden determinado en que aparecen las ideas.

Cohesión Textual

La cohesión es la propiedad por la que las unidades del texto se relacionan.

La relación se establece entre oraciones, entre oraciones y situación extralingüística, entre párrafos…

Hay dos tipos de relaciones entre los elementos del texto: las referenciales, en la que un elemento se refiere a otro sustituyéndolo con procedimientos gramaticales (anáfora, elipsis) o léxico-semánticos (sustitución léxica), y las de conexión, en las que dos ideas se relacionan a través de los marcadores discursivos o conectores.

Procedimientos Gramaticales

La Deixis

La deixis es el mecanismo por el que el texto se refiere a elementos de la situación extralingüística.

Los deícticos son pronombres o adverbios que sitúan el tema del que se habla en el tiempo y en el espacio; en los textos orales suelen acompañarse de gestos. Son deícticos los pronombres personales, los pronombres y determinantes posesivos: yo, tú, éste, ése, mi, tu… y los adverbios, locuciones o sintagmas adverbiales: aquí, allí, ahora, hace un rato, enseguida, anteayer… En el centro del discurso se sitúa el emisor, que es el punto de referencia de personas, tiempo y espacio en el texto, que se articula desde su yo, aquí y ahora.

La Anáfora

La anáfora es la relación que existe entre un elemento llamado antecedente y otro que aparece después sustituyéndolo. El elemento que sustituye el antecedente suele ser un pronombre (personal, posesivo,…); un determinante (artículos, adjetivos demostrativos y posesivos,…); o un adverbio de lugar.

También hay que incluir los casos de sustitución de toda una oración, así como las llamadas anáforas de identidad de sentido.

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