Comunicación Efectiva: Técnicas para Hablar en Público y Controlar la Ansiedad
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El Arte de la Oratoria: Superando el Miedo Escénico
Hablar en público es, fundamentalmente, un proceso comunicativo. En él, intervienen diversas variables que es necesario conocer y dominar. A continuación, se presentan pautas y consejos para mejorar el resultado de una exposición en público.
El miedo escénico surge al convertirse en el centro de atención. Una de las claves para superarlo es, precisamente, "vencer" ese miedo. Es importante recordar que hablar en público es una habilidad que se puede aprender y perfeccionar.
Objetivos de las Exposiciones: Más Allá de Informar
Las exposiciones orales no siempre persiguen los mismos objetivos. Podemos clasificarlas en las siguientes categorías:
- Informar: Proporcionar ideas para aumentar el conocimiento o la comprensión del público sobre un tema específico.
- Incitar o persuadir: Influir en las acciones o creencias de la audiencia.
- Entretener: Distraer o divertir a un grupo. Un ejemplo claro es la publicidad televisiva, que busca persuadir al espectador para que compre ciertos productos.
Dominando el Escenario: Auditorio y Audiencia
El Auditorio
Es fundamental adquirir dominio del lugar donde se realizará la presentación. Para ello, es conveniente familiarizarse con el auditorio: conocer la posición desde la que se hablará, preparar presentaciones electrónicas o un guion detallado.
La Audiencia
Es crucial conocer, en la medida de lo posible, a las personas a las que se dirigirá la charla. En función de la audiencia y del motivo de la comunicación, se puede incitar a la participación. Esta interacción incrementa la seguridad del orador y permite obtener una valiosa retroalimentación (feedback).
La Preparación de la Exposición: Clave del Éxito
Una de las claves para realizar una buena exposición es demostrar (o aparentar) un dominio profundo del tema. La preparación abarca tanto el contenido del mensaje como la forma en que se presenta. Las diapositivas o materiales de apoyo no deberían tener más de cinco líneas de texto. Un recurso muy útil es ensayar la exposición previamente con amigos o colegas.
Primero, se debe estructurar el lenguaje verbal. Es crucial recordar que tanto la introducción como el cierre son partes fundamentales del discurso. Un discurso bien estructurado suele incluir:
- Introducción:
- De qué se va a hablar.
- Por qué es relevante.
- Cómo se abordará el tema.
- Cierre: Resumen conciso y conclusiones.
La Importancia del Lenguaje No Verbal:
- Mantener un tono de voz alto y fuerte al comenzar.
- Modificar y alterar el tono, la velocidad y el volumen a lo largo de la presentación.
- Utilizar ayudas visuales (diapositivas, gráficos, etc.).
- Incorporar un toque simpático o de humor (si es apropiado).
- Cuidar la apariencia y vestimenta, adecuándolas al contexto.
- Mantener un contacto visual constante con la audiencia.
- Sonreír, ya que la sonrisa transmite confianza y cercanía.
Errores Comunes: Acciones a Evitar
- Improvisar charlas y discursos sin una preparación previa.
- Confiar exclusivamente en lo aprendido de memoria.
- Hablar en primera persona de forma excesiva ("yo", "mi").
- Disculparse repetidamente por errores menores.
- Excederse del tiempo asignado.
- Juguetear con objetos (anillos, llaves, etc.).
- Ocultar las manos.
- Señalar directamente a la audiencia.
- Gesticular en exceso.
La Puesta en Escena: Vencer el Miedo y la Ansiedad
Para una presentación exitosa, es fundamental incrementar la seguridad y disminuir la incertidumbre. La autoconfianza es esencial para "vencer el miedo". No hay que alarmarse por la existencia de cierta ansiedad antes de comenzar; en pequeñas dosis, puede ser incluso positiva. La confianza genera seguridad, y esta, a su vez, reduce la ansiedad y el miedo.
Para potenciar la confianza, se recomienda:
- Dominar el tema a tratar.
- Realizar una preparación exhaustiva.
- Controlar las variables externas (lugar, materiales, etc.).
- Evitar el exceso de cafeína antes de la exposición.
Manejo de la Ansiedad: Técnicas Prácticas
- Respiración controlada: Reducir la frecuencia respiratoria a 7-12 inhalaciones por minuto.
- Relajación facial: Cambiar conscientemente la expresión de tensión en el rostro.
- Relajación de hombros: Bajar los hombros para liberar tensión.
- Distracción: Enfocar la atención en algo diferente a la fuente de ansiedad.
- Modulación de la voz: Bajar el volumen de la voz.
Respiración y Relajación: Herramientas Fundamentales
La Respiración
Las emociones afectan directamente a la forma de respirar, y viceversa. La ansiedad provoca una respiración acelerada y entrecortada, lo que aumenta el gasto energético. Es crucial practicar una respiración prolongada, regular y lenta.
La Relajación
La práctica diaria de la relajación no solo ayuda a afrontar situaciones estresantes como hablar en público, sino que también mejora la concentración, la creatividad y el control emocional. Una de las técnicas más utilizadas es la relajación progresiva, que consiste en aprender a tensar y relajar secuencialmente varios grupos musculares a lo largo del cuerpo. Algunas consideraciones importantes:
- Realizar sesiones de aproximadamente 15 minutos.
- Utilizar instrucciones concretas y simples.
- Trabajar los grandes grupos musculares.
- Reforzar las instrucciones con sonrisas, halagos y elogios.
- Si se trabaja con niños, el educador puede ayudar físicamente al pequeño a realizar los ejercicios.
Aprender a controlar la respiración y la relajación requiere práctica y capacidad de concentración para relajar todo el cuerpo, o partes específicas, de manera consciente.