El Compromiso Social en la Literatura Española: Federico García Lorca y Blas de Otero

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Federico García Lorca: Compromiso y Legado Teatral

El fragmento pertenece a La Casa de Bernarda Alba, última obra teatral de Federico García Lorca y su obra cumbre. La obra se llevó a escena tras su muerte y es una buena muestra de la preocupación social que refleja Lorca en su última etapa. El drama urbano Doña Rosita la soltera y el drama rural La casa de Bernarda Alba, ambas critican la situación de sometimiento en la que vivían las mujeres en la España de los años treinta. Estas obras son un alegato a favor de la libertad de la mujer y una denuncia de una sociedad injusta, machista y despótica.

El teatro de Lorca, debido a su compromiso social, profundidad y continua evolución, se aleja del teatro dominante de la época, un teatro superficial y comercial, cuyo máximo representante es Benavente, que no quería incomodar al público burgués que era el que acudía a los teatros. Lorca, al contrario, siempre consideró la actividad teatral como un medio para elevar la cultura del pueblo y sacudir conciencias. Sus obras son una isla en el teatro del momento y destacan por su calidad poética y su compromiso humano y social.

La Poesía de Blas de Otero: Evolución y Compromiso

La trayectoria poética de Blas de Otero se divide en varias etapas, marcadas por su evolución personal y social.

  • Años 40: Primera y Segunda Etapa

    a) Primera Etapa: En la primera etapa, que constituye su poesía inicial, se encuentra Cántico espiritual, publicada en 1942. Esta etapa está marcada por una gran religiosidad, donde se perciben las influencias de la mística española, en especial de los poetas San Juan de la Cruz y Fray Luis de León.

    b) Segunda Etapa: Más adelante, a raíz de una crisis existencial en la que influyó la obra de Dámaso Alonso, Hijos de la ira, Blas de Otero desecharía esta poesía primeriza e iniciaría una etapa de poesía desarraigada, con dos obras importantes: Ángel fieramente humano (1949) y Redoble de Conciencia (un año después). En su labor literaria reconocemos el reflejo de sus conflictos personales y una reflexión sobre su existencia y la religión, ubicándolo dentro de la llamada poesía desarraigada, estilo que se caracterizó por un sentimiento de angustia existencial y desesperanza hacia el mundo, una marcada religiosidad y un tono de duda ante los dolores de la humanidad. España había vivido una guerra cruel, y los cuestionamientos sobre la "impasividad de Dios" ante el sufrimiento y la injusticia son evidentes en sus textos.

  • Años 50: Tercera Etapa

    c) Tercera Etapa: La religiosidad de Blas de Otero entra en crisis. Aquí planteará el problema del sufrimiento en general, el de los demás hombres. A partir de ese momento, solo importará ser hombre, sin esperar ninguna solución extraterrenal. Blas de Otero, al creer en los hombres, recobrará la esperanza y decidirá escribir definitivamente para el hombre, conectando así con la poesía social de Pido la paz y la palabra (1955), a la que siguen En castellano (1959) y Que trata de España (1964). En ellos expresa su anhelo de paz, su ansia de libertad y la esperanza de un futuro distinto para el mundo, pero particularmente para España, utilizando un lenguaje sencillo que, sin dejar de ser poético, llegue a las mayorías.

  • Años 60: Cuarta Etapa

    d) Cuarta Etapa: La producción poética de Otero durante esta última etapa es conocida solo en parte: Expresión y reunión (1969), Historias fingidas y verdaderas (1970) y Mientras (1970). Según el propio Blas de Otero, este último libro forma parte, en realidad, de otro mayor que iba a titularse Hojas de Madrid, pero que no pudo publicar. En estos libros, la poesía de Otero evoluciona hacia una mayor simplicidad y depuración formal. El tema de fondo es siempre el paso del tiempo y el íntimo sentimiento del acercamiento de la muerte. Esta se produjo, finalmente, en 1979.

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