Comprendiendo las Ondas Sísmicas y la Dinámica Terrestre
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Ondas Sísmicas: Tipos y Características
Las ondas L (ondas superficiales) generan un movimiento horizontal que es perpendicular a la dirección de propagación. Las partículas de roca vibran en un solo plano, el cual se corresponde con la superficie del terreno. Su velocidad oscila entre 2 y 6 km/s.
Las ondas R (ondas de Rayleigh) son las más lentas, con velocidades de 1 a 5 km/s. Sin embargo, debido al tipo de movimiento que producen, son las más percibidas por las personas. Las partículas de las rocas experimentan un movimiento elíptico en el sentido de la propagación y en el plano vertical, de forma similar al movimiento de las olas del mar antes de romper.
Clasificación de Terremotos por Profundidad
En función de la profundidad a la que se encuentra el foco, se distinguen tres tipos de terremotos:
- Superficiales: Ocurren por encima de los 70 km de profundidad.
- Intermedios: Se localizan entre los 70 y 300 km de profundidad.
- Profundos: Tienen su origen a más de 300 km de profundidad.
Los terremotos superficiales suelen ser los más peligrosos.
Magnitud e Intensidad de Terremotos
Magnitud Sísmica
La magnitud de un seísmo es la energía liberada en él y nos indica el grado de movimiento que ha tenido lugar durante el mismo. Se mide utilizando la escala de Richter, con la que se valora de 1 a 10 grados la energía elástica liberada en un terremoto. Esta escala es la más comúnmente utilizada y valora el factor de peligrosidad del mismo.
La representación gráfica se realiza con la fórmula $log E_s = 11.8 + 1.5 M$. La escala de Richter es logarítmica: un aumento de un grado en la escala suponen un incremento de aproximadamente 32 veces la energía liberada.
Intensidad Sísmica
Aunque la medida de la magnitud de un seísmo resulta bastante útil para medir la peligrosidad, tiene el inconveniente de que no refleja su duración. La intensidad de un seísmo podríamos definirla como su capacidad de destrucción. Se utiliza para cuantificar la vulnerabilidad, es decir, los daños originados por el seísmo, mediante la escala de Mercalli, representada por números romanos (I-XII).
Distribución de Terremotos
Si bien algunos terremotos pueden estar relacionados con erupciones volcánicas o producirse a consecuencia del hundimiento de cavernas o desprendimiento de masas y rocas, la mayoría de los movimientos sísmicos, al menos los de cierta importancia, son de origen tectónico. Están directamente relacionados con las fracturas existentes en la corteza terrestre, donde siempre aparecen localizados los focos sísmicos.
Los movimientos sísmicos son, en definitiva, una simple manifestación de la actividad orogénica y se producen allí donde la inestabilidad de las fracturas o fallas recientes da lugar a movimientos de reajuste entre los bloques corticales situados a ambos lados del plano de falla. Una gran parte de los focos sísmicos se concentran en las vibraciones entre las placas en que se puede suponer dividida la litosfera, no solo en las zonas de generación de nueva corteza oceánica, sino también en las de choques o fricción lateral.
El eje del Mediterráneo, por ejemplo, que se considera como una zona de fricción entre la placa europea y la africana, es una zona de alta sismicidad.
Riesgo Sísmico y Planificación
Existen distintos procesos destructivos relacionados con el riesgo sísmico:
- Desplome de edificios e infraestructuras.
- Inundaciones o incendios por rotura en conducciones de gas o agua.
- Por la propiedad hixotropia (materiales poco coherentes y saturados de agua se desploman).
- Sacudidas sísmicas (derrumbe, caída de bloques...).
- Cuando el terremoto tiene lugar en el fondo marino, las olas provocadas por las ondas de gran energía pueden generar tsunamis.