Competición Deportiva Educativa: Claves para un Enfoque Positivo
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Tratamiento educativo de la competición deportiva
1. Concepto y orientación de la competición
Desde un punto de vista etimológico podemos definir la competición como: demandar con, pedir juntos (com-petitivo).
Competir implica:
- Contender por una misma cosa: uno gana y otro pierde
- Oposición de una persona frente a otra durante la competición (luego, en la vida real, esta oposición debe desaparecer una vez terminada la competición. Porque competir implica el deseo de superarlo, pero este deseo no puede ir más allá de la competición).
La competición no es igual a una lucha o enfrentamiento, debe plantearse como algo más en cuanto a superación, esfuerzo por mejorar o placer por jugar. La competición es algo intrínseco al deporte (“Aceptar el deporte es aceptar también la competición”), pero hay que orientarla para que sea educativa y positiva, supone una serie de valores (socialización, desarrollo de la personalidad, mejora motriz, etc.). La competición implica que es un enorme reto para los niños y que finaliza no más allá del enfrentamiento.
Orientaciones:
- Carácter lúdico (1x1). Sin diversión no implica el interés del alumno.
- La competición reglada implica una presión de ganar inculcada por los adultos; la competición debe suavizarse e incluirla únicamente cuando el jugador esté preparado para ello. Debería incluirse como mínimo a la edad de 10 años y con un nivel mínimo de juego (porque para que me goleen prefiero no ir y, por lo tanto, los niños pierden el interés).
- Tratamiento que se hace de la competición en función del objeto del educador:
- Ganar es lo importante, y este no puede ser el lema porque lo importante es el carácter lúdico.
- Lo importante es luchar por ganar: no pasa nada si no lo consigues. Esto implica la dependencia educativa de la victoria, es un referente y un estímulo, y es el objetivo de ir a entrenar. Porque si no tengo este estímulo, la competición se convierte en algo descafeinado.
2. Factores determinantes de una concepción educativa de la competición
a. La relación con la victoria-derrota:
Para los niños, la derrota y la victoria es más efímero que para los adultos (se les olvida antes)
- Lo importante no es solo ganar; la victoria es el reto y no el fin (debo aplicar lo aprendido y esforzarme por mejorar). Es muy importante que exista en cada equipo el deseo de superarse, el nivel de excelencia. Ganar es importante, pero no lo único.
- Hay que asumir que en el resultado final de la competición siempre hay ganadores y perdedores. De ambas experiencias debo aprender.
- El problema está en el significado y la interpretación que hacemos de la victoria o la derrota y cómo el niño la percibe. Que le demos un significado a la victoria y a la derrota es muy importante para ellos.
- Ganar debe ser el resultado de un trabajo en los entrenamientos y de la cohesión del equipo. Tanto el entrenamiento como en la competición forman parte del mismo programa y tienen los mismos valores de esfuerzo. El equipo por encima de lo individual.